Pierre Falardeau, cineasta y polemista quebequés
Militó con pasión por la independencia de la provincia francófona de Canadá
Pierre Falardeau no fue un cineasta mimado por los circuitos comerciales, ni un activista político popular internacionalmente. Pero fue sin duda un símbolo de la cultura quebequesa de las últimas décadas y, como declaró a Radio Canadá Bernard Landry, ex primer ministro de la provincia francófona, su muerte, el pasado 25 de septiembre, en un hospital de Montreal a los 62 años, "representa una pérdida considerable para la nación".
Conocido también por su simpatía por la causa independentista de Quebec, estudió antropología y etnología en la Universidad de Montreal, donde recibió su formación política en la llamada "revolución tranquila", antes de dedicarse al cine. En 1971 rodó su primer cortometraje, Continuons le combat (Continuemos la lucha), en el que establece un paralelismo entre las competiciones deportivas y la identidad política de los quebequeses. Sin embargo, el filme que le lanzó a la fama como cineasta comprometido fue Pea Soup (Sopa de guisantes, 1978). Se trata de un documental, fruto de seis años de trabajo, donde trata de mostrar la alienación de los trabajadores y obreros de Quebec ante el poder económico. Sus primeras cintas culminaron con la llamada serie de Elvis Gratton, en la que ponía en escena a un admirador de Elvis Presley, una especie de caricatura del pequeño burgués canadiense. Elvis Gratton: Le king des kings (Elvis Gratton: El rey de reyes) es considerada por algunos críticos una referencia en el folclore de Quebec.
Desde los años ochenta, Falardeau se dedicó sobre todo a la ficción. Realizó películas como Le party (1989), Le steak (1992), Octubre (1994) y 15 février 1839 (2001). Es autor de varios textos, memorias, discursos y cartas abiertas, algunas publicadas en las antologías La liberté n'est pas un marque de yogourt (Libertad no es una marca de yogur, 1995); Les bufs sont lents mais la terre est patiente (Los bueyes son lentos, pero la tierra está cargada de paciencia, 1999) o Il n'y a rien de plus précieux que la liberté et l'indépendance (Nada hay de más valor que la libertad y la independencia, 2009). También trabajó como cronista para numerosas publicaciones, de Le Couac a Le Québecois. Desde 2008 escribía en el semanario Ici.
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