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Columna
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Un merecido homenaje

El próximo viernes, el Sindicato Nacional de CCOO rinde un merecido homenaje al que durante los últimos nueve años fue su secretario general, Xan María Castro, en reconocimiento a una larga y polifacética trayectoria pública. Naturalmente, como todo dirigente político o sindical, Xan María está sometido al escrutinio público, y, como toda persona que ha ocupado diversas e importantes responsabilidades durante largos periodos de tiempo, su figura concita numerosos apoyos e, inevitablemente, también críticas. Pero todos, incluidos aquellos que no comparten sus posiciones, deberían reconocer, sin la más mínima reserva, el compromiso político y sindical que de forma inalterable ha mantenido Xan María Castro durante más de cuatro décadas en defensa de los derechos de los trabajadores y de la democracia.

Siguiendo la trayectoria de Xan María Castro se conoce una parte clave de la lucha por la democracia

Porque, en efecto, el dirigente que el viernes será homenajeado, pertenece a una generación que llegó a la vida pública de la mano de la política de reconciliación nacional, de lucha por la democracia y la autonomía de Galicia promovida por el Partido Comunista. Su activismo político y social le llevó a la cárcel de A Coruña en 1967, y de nuevo en 1970 debido al estado de excepción decretado con motivo del Consejo de Guerra de Burgos y las manifestaciones antifranquistas subsiguientes. Allí coincidí con él, compartimos dos huelgas de hambre y celdas de castigo junto a personas tan conocidas como Fernando Miramontes, Rafael Pillado, el inolvidable Filgueiras y el actual secretario de CCOO, Ignacio Fernández Toxo. Y allí volvimos dos años después, junto a más de 50 dirigentes políticos y sindicales (Bárez, Amor, Pillado, Riobóo, Suso Díaz, Vicente Álvarez Areces...), como consecuencia de las grandes huelgas obreras de 1972 en Ferrol y Vigo, movilizaciones que terminaron con el tópico de la sumisión de los gallegos, pusieron a Galicia en el mapa y la transformaron en referente insoslayable en la lucha por la democracia en España.

Dedicado ya por entero a la actividad sindical en las entonces ilegales CCOO, Xan María Castro contribuye decisivamente a la gran victoria que en 1975 permite a Comisiones la toma de importantes posiciones en el sindicato vertical y su transformación en una plataforma de extensión del sindicalismo de clase, proceso que le lleva a la vicepresidencia de la UTT provincial de A Coruña. La eficacia de esta estrategia desarrrollada por CCOO pudo constatarse pocos meses después en la huelga de los metalúrgicos coruñeses que movilizó en 1976 a decenas de miles de trabajadores durante varias semanas y que no sólo terminó con un éxito de aquéllos, sino que consolidó durante muchos años la hegemonía sindical de Comisiones en la provincia de A Coruña.

Pues bien, en aquella huelga jugó un importante papel Xan María Castro, junto a personas como Enrique Veira, Manolo Villares, Xosé Manuel Iglesias, Xan Carballal o los hermanos Díaz, uno de los cuales, Xesús Díaz, fue precisamente el predecesor de Xan María en la secretaría general de CCOO de Galicia.

Así pues, el homenaje a Xan María es merecido y oportuno. Merecido, porque es una de esas personas a las que siguiendo su trayectoria es posible conocer una parte fundamental de la lucha por la democracia y la autonomía de Galicia, muchas veces interesadamente olvidada. Pero es también oportuno, si se tiene en cuenta que un sector de la derecha española, no satisfecha con la amnesia impuesta por la Transición, edita y difunde profusamente determinados libelos en los cuales se presenta a la Dictadura como un simple régimen autoritario-paternalista y se imputa a los republicanos -especialmente a la izquierda- la responsabilidad de la terrible tragedia que asoló España a finales de los años 30 del pasado siglo.

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No puede entenderse el presente ignorando el pasado. Por eso la historia no ha sido nunca un tema menor o carente de interés. Muy al contrario, no sólo configura activa y poderosamente el presente, sino también el futuro. Lo dicho, un homenaje merecido y oportuno.

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