Danza contra el olvido
Mikel Arístegui protagoniza en San Sebastián un espectáculo de danza que homenajea a su abuelo, fusilado durante la Guerra Civil en Hernani
La memoria histórica puede adquirir diversas formas. La más silenciosa es la del recuerdo y la más novedosa, la de la danza. Ayer se estrenó Unerwartet/Ezustekoa, obra del coreógrafo y bailarín donostiarra Mikel Arístegui, con la que se rinde tributo al abuelo del artista, fusilado en 1936 durante la Guerra Civil.
Sin armas, con el único lenguaje de los cuerpos, cuatro bailarines abarcan el escenario del Teatro Principal de San Sebastián durante cerca de una hora. Se trata de un espectáculo con profesionales de la danza de distintas nacionalidades interpretando un sentimiento universal, el del dolor tras la pérdida de un ser querido: "En Berlín bailamos la obra y se sentían identificados con el sentimiento que reflejamos", recuerda Arístegui.
La obra parte de un montaje que se ofreció en Chillida Leku en 2006
El dolor, más allá de las interpretaciones, se escenifica por medio del vestuario, con una coraza de papel que lo simboliza y que va desapareciendo gradualmente. "El papel representa la protección que se ha podido hacer una persona a la hora de mantener un sentimiento de sufrimiento", explica el coreógrafo. Unerwartet/Ezustekoa muestra el momento de la pérdida, pero también todo lo que la rodea: partiendo de una primera parte más emocional, con sentimientos "más brutos", la segunda representa una situación distinta en la que la escenografía "se va humanizando", narra Arístegui. La coreografía está desarrollada con ejercicios de improvisación que han buscado los extremos, como por ejemplo, una escena en la que un fusilado y el guardia que lo asesina se encuentran en otra vida pero sin reconocerse. El montaje parte de un homenaje que realizó en 2006 en Chillida Leku el propio Arístegui bailando en solitario mientras su padre, José María, leía una carta para el abuelo de Mikel, Julián.
¿Se pueden extrapolar estos sentimientos? "Sí que se podría, porque los sentimientos sobre los que estoy trabajando vienen de una base universal", añade. Y va más allá: "En Chillida Leku, mi familia se universalizó a todas las familias". Para la creación de la obra, Arístegui intentó entrevistar a distintas personas que han vivido esta situación, ya que, junto con su abuelo, otras 200 personas fueron fusiladas y enterradas en una fosa común que hoy es una ampliación del cementerio de Hernani gracias a una iniciativa del Ayuntamiento de este municipio. Sin embargo, el proyecto se quedó en el tintero, pero Arístegui se ha valido de las entrevistas realizadas en su día por su padre, que esta vez no estará en el escenario. A pesar de ello, una videoproyección muestra a José María Arístegui durante la obra, gracias a una grabación realizada en el acto de 2006.
La danza contemporánea no es anacrónica para representar hechos ocurridos en 1936. "Este tipo de danza se ha hecho siempre, de una manera u otra. Isadora Duncan era contemporánea en las décadas 30-40, los ballets rusos también. Siempre ha habido una alternativa al ballet clásico", opina Arístegui. El espectáculo no realiza ningún guiño a las danzas vascas, pero "no choca, porque no muestra algo completamente nuevo", explica el bailarín.
Unerwartet/Ezustekoa vuelve hoy al Teatro Principal de San Sebastián. La obra viajará a Berlín el 17 de octubre, en el marco de un festival de coreógrafos vascos en la capital alemana y también se presentará en Polonia durante el verano. "Es un homenaje al sufrimiento vivido en aquella época y un intento de recuperar la memoria", concluye Arístegui sobre la coreografía, un tributo a un sentimiento que se experimenta en los lugares más recónditos y que hace el lenguaje de la obra accesible a todas las culturas.
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