Vidrio transformado en arte
El coleccionista italiano Berengo cede 300 de sus obras a la Real Fábrica de Cristales de La Granja
Adriano Berengo trabaja desde hace 20 años en un taller en Murano, esa pequeña isla de la laguna veneciana donde los maestros artesanos soplan el vidrio de la misma manera que lo llevan haciendo durante siglos, ante las miradas atentas de los turistas. Pero olvídense de los collares, jarrones y lámparas que suelen fabricarse en sus hornos. Este artista y coleccionista veneciano se empeñó en elevar el cristal, tan apreciado en su tierra, a la categoría de arte con todas las letras. Quiso mezclar las antiguas técnicas artesanales de la pequeña isla con la creatividad y el estilo contemporáneos. Así que creó en 1989 el taller Berengo Studio en la propia isla de Murano y comenzó a invitar a artistas de distintas disciplinas para que, ayudados por dos maestros del vidrio, convirtieran sus diseños en esculturas de cristal.
La pieza estrella es un grupo de esculturas de dos metros de altura
Este peculiar coleccionista, que desde entonces ha reunido más de mil obras de arte de vidrio, ha ofrecido a la Real Fábrica de Cristales, Museo del Vidrio, de La Granja de San Ildefonso ser depositaria de unas 300 de sus piezas. "Este lugar es maravilloso, inimaginable", elogiaba ayer poco después de visitar las instalaciones de la Real Fábrica donde se exhibirán sus obras. "Podría ser la meca del vidrio en el futuro", auguraba Berengo, que participó con parte de su colección de arte contemporáneo a la última Bienal de Venecia.
"El vidrio parece que no pertenece al mundo del arte porque es demasiado decorativo y funcional", analizaba ayer el coleccionista al teléfono. "Pero los artistas de hoy son poliédricos y quieren experimentar con nuevos materiales. Yo soy el primer sorprendido de lo bien que está funcionando el experimento".
Entre las decenas de artistas que han ideado las obras de su colección se encuentran Jan Fabre, Luciano Fabro, Louise Bourgeois, o el castellonense Juan Ripollés, con el que ha hecho "el ajedrez más grande del mundo en vidrio, con piezas de tamaño natural, de ocho por ocho metros". "Con los artistas traducimos sus dibujos, ideas, proyectos, incluso algunos de sus sueños imposibles", relataba con pasión el coleccionista durante su visita a la localidad segoviana.
La pieza estrella de las que cederá a La Granja es una serie de 25 tótemes de dos metros y medio de altura valorada en unos 300.000 euros. "Son un grupo de esculturas verticales que transmiten una idea de lo arcaico, lo tabú", explicó Berengo. El resto de las obras que se exhibirán en el Museo del Vidrio y, quizá, también en la propia ciudad, están valoradas entre 8.000 y 25.000 euros.
Pero los planes del veneciano Berengo para realzar la importancia del cristal como material escultórico no se acaban aquí. Cuenta que ha comprado un antiguo horno en Murano de 3.000 metros cuadrados. Que está restaurándolo y planea convertirlo en "el primer museo de arte contemporáneo en vidrio". "Siempre he querido demostrar que con el cristal, además de vasos y lámparas, puede crearse arte", repite sin descanso el entusiasta coleccionista.
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