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La soledad de 'el muñidor'

López Viejo ha pasado de ser el niño mimado de Aguirre a quedarse solo en su lucha por mantener su acta de diputado

Daniel Verdú

Está cabreado. Cree que no le han protegido lo suficiente, que le han dejado solo, cuentan los que han hablado con él. A los plenos ha seguido yendo con resignación. Cuando se sienta en su butaca, lejos del mullido escaño de consejero en el que un día pudo reclinarse, se distrae ahora como puede con el móvil y no habla con casi nadie. A veces comenta algo con su vecino, el ex consejero de Interior Alfredo Prada. Pero desde que Esperanza Aguirre le destituyó de su cargo al frente de Deportes, nadie quiere aparecer en una sola foto con él. Muchos, y especialmente todos los consejeros, están que se suben por las paredes con Alberto López Viejo, hoy ya ex compañero de partido e imputado en el caso Gürtel por el presunto cobro de comisiones a cambio de adjudicar contratos a la trama corrupta. Está acusado de cohecho, tráfico de influencias, fraude fiscal, asociación ilícita y falsedad documental.

En la última campaña controlaba las luces y el sonido de los mítines de Aguirre
López Viejo recibió sobornos por valor de 536.000 euros de la trama
Las empresas de la trama montaron el cumpleaños de su hija

El 9 de febrero, Esperanza Aguirre le dejó caer. Pero sólo un poco. El caso Gürtel explotaba en las narices de su consejero de Deportes y hombre de confianza. Y pese a que ella siempre le había defendido, tenía que soltar lastre. Tuvo que destituirlo, pero conservó su escaño junto a los suyos en el Grupo Popular. Desde entonces nada de guiños o de bromas con Aguirre. Atrás quedó la camaradería, la confianza.

Ocho meses después, el juez del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM), Antonio Pedreira, ha levantado parcialmente el secreto de sumario y le ha vuelto a dejar al descubierto. "Alberto López Viejo es el muñidor de toda la operativa" dice Pablo Crespo, el lugarteniente de la trama en una de las grabaciones que contienen los primeros 17.000 folios del documento. "Cobraba comisiones", le cuenta al juez Felisa Isabel Jordán, contable de varias empresas de la red corrupta. El jueves por la mañana Aguirre le pidió a él y a los otros dos diputados imputados (Alfonso Bosch y Benjamín Martín Vasco) que dejaran su escaño. Ninguno de los tres lo hará. Pero abandonarán el Grupo Popular en la Asamblea. Algunos dicen que López Viejo ha avisado de que ese tránsito hacia el repudio puede arrastrar a otros.

El viernes, al teléfono, estaba tranquilo. Pero rehusó hacer declaraciones y se ciñó al escrito firmado junto a los otros dos diputados expulsados en el que renuncia a formar parte de un grupo mixto en la Asamblea y del que se desprende que seguirán siendo diputados. "Seguiré acudiendo como un diputado más en cumplimiento de mis obligaciones", señaló. Éstas incluyen, básicamente, acudir los jueves al pleno y votar. Por ello percibirá 3.808 euros mensuales, un ordenador portátil, un móvil y descuentos en el transporte. Y eso que ha renunciado a los privilegios que le da estar en el grupo mixto. Podría duplicar su sueldo. Mientras tanto, dedicará el resto de tiempo a preparar su defensa. En silencio pero mascullando la humillación.

Lo suyo siempre fue el estruendo. Que sonara su nombre, que se hablara de él, y si era bien, mejor. En el Ayuntamiento de Madrid (1999-2003) entró a ritmo de rock, el de la banda que utilizó para presentar los nuevos vehículos del Selur, el cuerpo de limpieza que se hizo a medida de lo que creía que merecía la concejalía que dirigía. Y a la Comunidad, llegó en 2003 cuando sonaban los compases de la música de mitin de la campaña electoral de Esperanza Aguirre, de la que fue principal escenógrafo. Controlaba cada detalle de los actos públicos de Aguirre. Durante la última campaña electoral, en 2007, era habitual verle comprobando el sonido o las luces del escenario durante los mítines.

Lo de Alberto López-Viejo, imputado en el caso Gürtel y principal contacto de la trama en la Comunidad, recuerda una compañera del partido, "fue siempre el pinganillo, estar en los saraos y colocar a la gente de las primeras filas". Por eso, el ex consejero de Deportes de la Comunidad de Madrid, principal enlace de la trama corrupta en el Gobierno regional, entró en contacto con Francisco Correa.

Miembro del clan de Becerril, un grupo de cachorros del PP en la época de Aznar que ocupó cargos en el partido, amigo de Alejandro Agag y de los asiduos a la discoteca Gabana, consiguió hacerse un nombre en el partido y organizar los actos del PP nacional. Aterrizó en el Ayuntamiento de la capital de la mano de José María Álvarez del Manzano y fue un polémico concejal de limpieza (señalado por el interventor por irregularidades en las contrataciones, adjudicaciones a dedo y superposición de contratos). Cuando Alberto Ruiz-Gallardón llegó a la capital, lo apartó de inmediato.

Esperanza Aguirre lo acogió en sus brazos. Lo puso a prueba primero y confió en él luego. Así, se convirtió en el niño mimado de la presidenta regional durante los años que estuvo en la Asamblea. Su nombramiento como consejero de Deportes se encontró con la oposición del todopoderoso Ignacio González. El vicepresidente regional ya consiguió frenar su fulgurante ascensión en 2003, pero cuatro años más tarde la presidenta no pudo negarle a su hombre de confianza el cargo que le había prometido.

López Viejo recibió sobornos por valor de 536.000 euros de la trama, según el sumario. Mientras Aguirre se negaba a creer todas las acusaciones que le llegaban sobre el hombre que controlaba su agenda, en la caja B de la red corrupta había una carpeta con su nombre donde se apuntaban cuidadosamente todos los pagos que recibía a cambio de contratos públicos. No sólo dinero. También recibió favores. Las empresas de la trama le organizaron el cumpleaños de su hija, según revela el sumario.

En 2005 la revista Interviú publicó un reportaje sobre la trama. Y ella le llamó a su despacho.

-No quiero un solo contrato más con Special Events.

-Te lo juro, presidenta. Ni uno más. No tienes que preocuparte.

Así, más o menos, fue la conversación que tuvieron Aguirre y su hasta entonces protegido, según asistentes y la propia presidenta. Ella le creyó. Y él, en cierto modo, no mintió. Sólo que se dedicó a contratar a empresas tapaderas de la misma red, pero con otro nombre. Ahí aparecen en la contabilidad regional apuntes a favor de sociedades como Easy Concept, Servimadrid Integral o Diseño Asimétrico, todas pertenecientes al entorno de Correa.

Hasta 358 veces entre 2004 y 2008. Muchas veces llegando a trocear los contratos para que no excediesen los 12.000 euros y poder eludir el concurso público.

"Era un tipo encantador, siempre cordial, de muy buen humor, no ponía pegas a nada", recuerda una colaboradora de la presidenta. Durante esa época acudía puntualmente a las reuniones de agenda de los lunes, al selecto grupo de maitines (sólo estaban invitados el vicepresidente, el portavoz del grupo, la presidenta de la Asamblea y la jefa de comunicación) que servían para planificar la semana con Esperanza Aguirre. Era, en suma, un tipo de confianza al que le gustaba "el buen rollo" y que hablaba con todo el mundo. Un conseguidor. El hombre que quería organizarlo todo.

Hoy ya no. Está solo. Quizá hable con su amigo, antiguo compañero de escenografías electorales y también imputado por el caso Gürtel, Alfonso Bosch. Poco más. Está solo y se siente abandonado. Le han echado, no le quieren...

Como suele pasar, muchos ahora lo veían venir. Nadie dijo nada entonces. Cuando pintaba algo todos le ofrecían su sonrisa. "No sé cuánto aguantarán estos tres. Quizá Alberto más. Pero es muy dura la presión que tendrán que soportar si no renuncian al acta de diputado", observa una compañera de bancada. Esa que ahora le rechaza.

"Es desesperante que la mayoría trabajemos 14 horas para ganarnos nuestro sueldo honestamente y luego vengan cuatro espabilados, se lo lleven crudo y parezca que todos somos así", critica una diputada popular muy molesta con la situación. Ése es el sentir de muchos. De los que efectivamente, nunca metieron la mano en la caja. De los mismos, también, que no se sorprendieron cuando esta semana leyeron el sumario. El nombre de López Viejo aparece demasiadas veces.

CRONOLOGÍA GÜRTEL

6 de febrero de 2009. Cinco personas son detenidas en una operación, coordinada por el juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, contra una supuesta trama de corrupción que operaba en Madrid y Valencia. Entre los detenidos, Francisco Correa, presunto cerebro de la operación, Pablo Crespo Sabarís, ex secretario de Organización del PP de Galicia hasta 1999. El caso salpica a varios alcaldes de municipiosde Madrid.

9 de febrero. Alberto López Viejo presenta su dimisión como consejero de Deportes de la Comunidad de Madrid; Guillermo Ortega, ex alcaldede Majadahonda, abandona su cargo al frente del Mercado de la Puerta de Toledo. Se anuncia además la dimisión de Arturo González Panero, alcalde de Boadilla del Monte, que se hizo efectiva al día siguiente tras un rifirrafe con el PP nacional porque se negaba a renunciar.

11 de febrero. El juez decreta prisión incondicional para Correa, Crespo y Antoine Sánchez.

18 de febrero. La Fiscalía Anticorrupción le pide al juez Baltasar Garzón que se retire del caso y lo deje en manos del TSJ de Madrid al apreciar indicios contra aforados autonómicos.

20 de febrero. El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, cesa a José Javier Nombela, asesor del presidente de la Junta de Distrito de Moncloa, imputado por Garzón.

5 de marzo. El juez Garzón imputa a los alcaldes de Arganda del Rey y Pozuelo de Alarcón, Ginés López y Jesús Sepúlveda, que al día siguiente presentan su dimisión. Son suspendidos del PP. 31 de marzo. El TSJM se declara competente para investigar a Alberto López Viejo, Benjamín Martín Vasco y Alfonso Bosch Tejedor, aforados del PP en la Asamblea de Madrid, y requiere a Garzón la totalidad del caso.

28 de abril, 5 y 7 de mayo. El magistrado del TSJM, Antonio Pedreira, imputa seis delitos (cohecho, tráfico de influencias, fraude fiscal, asociación ilícita, blanqueo de capitales y falsedad) a los tres diputados imputados: Alberto López Viejo, Alfonso Bosch y Benjamín Martín Vasco.

9 de junio. Pedreira interroga a Arturo González Panero y le impone una fianza de 1.800.000 euros -la más alta hasta la fecha-.

6 de octubre. El TSJM levanta parte del secreto sumarial: un total de 17.000 folios (y quedan unos 60.000, aproximadamente).

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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