Xan María Castro: "Feijóo se ha cargado lo bueno del bipartido"
Sus compañeros de Comisiones homenajean el día 16 a Xan María Castro, líder de la central durante nueve años
La historia militante de Xan María Castro comienza, como la de tantos de sus compañeros de Comisións Obreiras (CC OO), en el Partido Comunista. "Yo era miembro de las Juventudes Comunistas en la segunda mitad de los 60", recuerda, "y entonces entré en contacto con el movimiento sindical". Castro (A Coruña, 1945) trabajaba entonces en el Banco Central y participaba activamente en lo que define como "lucha antifranquista y por las libertades, por los derechos de los trabajadores". Tan activamente que visitó las cárceles en más de una ocasión. "En la de A Coruña conocí a Ignacio Fernández Toxo [actual líder de CC OO en España]", rememora, "después de ser detenidos en las protestas por el Proceso de Burgos". En 1972 fue despedido y pasó al sector metal, Intelsa.
"A Toxo (actual líder de CC OO) lo conocí en 1970 en la cárcel de A Coruña"
"Feijóo se ha cargado todo lo bueno que hizo el bipartito"
Al sindicalista coruñés, reposado de palabra y de pensamiento sosegado, le reconocerán sus méritos, los clandestinos y los legales, el próximo 16 de octubre. El hombre "paciente, tímido, conservador, cantante, afable, cumplidor" -así lo define la comisión que organiza el tributo- dirigió el Sindicato Nacional de CC OO en Galicia durante los nueve últimos años. Antes lo había sido casi todo en la organización, incluido representante de los trabajadores de Intelsa en el Sindicato Vertical franquista. "Cumplimos aquella estrategia de Comisiones de coparlos", explica, "para, como decía mi amigo y compañero Paco Filgueiras, 'darles la vuelta como un calcetín".
Pero Xan María Castro no parece amigo de admitir nostalgias por ningún tiempo pasado. Tampoco cuenta batallitas. "La situación no ha ido a peor en ningún caso", asegura, "y ha cambiado porque el sindicato es legal, existe derecho de reunión, de huelga, de manifestación; los conflictos se dirimen por canales democráticos". Sin embargo, no niega, "desde los primeros años de la democracia", retrocesos en las conquistas de los trabajadores. "El poder del empresario ha crecido, es verdad", reconoce, "se ha limitado la lucha por los derechos y se ha agudizado la lacra de los accidentes laborales".
También han cambiado las funciones de las estructuras sindicales. De aquellas Comisiones acusadas, a izquierda y a derecha, de "correa de transmisión" de los comunistas, al sindicato de un José María Fidalgo que sonreía en las fotografías junto a José María Aznar. "Nuestra separación del PC se realizó con ciertas resistencias pero con bastante naturalidad", repasa, "pero yo fui partidario de la independencia total del sindicato". Y, entre los problemas que generaba la hermandad partido-sindicato, menciona la "confusión" de lo laboral y lo político. "El sindicato sólo debe responder ante sus afiliados", opina.
De Fidalgo y el aggiornamiento de CC OO habla con cautela. "Creo que hubo un equívoco; Fidalgo no compartía ciertos aspavientos en las protestas y yo comparto esa manera de actuar". Xan María Castro se pregunta, además, "¿qué significa ser progresista, radical, de izquierdas?" y se responde a sí mismo: "Poner en primer plano lo que es importante, es decir, la sanidad, la educación, invertir en investigación". "Para mí, la radicalidad no consiste en no asistir a una comisión en protesta", añade, "sino ir a donde sea y decir aquello de lo que estás convencido a quien sea".
Y sobre juicios y prejuicios que persiguen al sindicalismo no escurre el bulto. "La burocracia siempre es un peligro y contra ella hay que estar vigilante, fomentar la participación de los afiliados y del conjunto de los trabajadores, ése es el antídoto", considera, y continúa: "Pero a menudo se ha exagerado, con una parcialidad que tiene que ver con un intento de debilitamiento de los sindicatos". Los nuevos retos de la defensa obrera -la reconfiguración de lo que se entiende por clase trabajadora, la precariedad o la ausencia de derechos de los inmigrantes- preocupan igualmente a Castro, aunque sus remedios distan de la contundencia. "La inmigración es un tema muy difícil y deben existir mecanismos de control para que no aparezcan mafias", dice, "y, a pesar de todo, las cosas se pueden hacer mucho mejor". Desde Comisiones, apunta, con educación interna y sensibilización.
El ex secretario general de CC OO en Galicia, que todavía cree que la huelga general es una herramienta necesaria "pero se debe usar con prudencia", no se muestra muy contento con la nueva Xunta. "Tampoco lo estábamos con el bipartito y, sin embargo, Feijóo se ha cargado lo que hicieron los anteriores en sanidad o con el gallego, o incluso el concurso eólico. Todo lo bueno".
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