_
_
_
_
Reportaje:

"Tenemos derecho a saber qué pasa"

Manuel Vicent, investido doctor 'honoris causa' en la Universitat Jaume I

María Fabra

Con sentimiento pero sin sensiblerías, la Universitat Jaume I invistió ayer a Manuel Vicent doctor honoris causa en reconocimiento a su "trayectoria relevante de generación de conocimiento", tal como dijo el rector, Francisco Toledo. Sin embargo, fueron muchos los motivos desgranados por el padrino de la ceremonia, Francisco Fernández Beltrán, director de Comunicación y Publicaciones de la Jaume I, que calificó a Vicent como "nuestro Sorolla de la palabra", "virtuoso del idioma" o "brillante conversador", antes de referirse a la opinión dominical en EL PAÍS del periodista de La Vilavella (Castellón), como "un salmo civil lleno de esperanza".

Rodeado de más de cinco docenas de doctores, de paisanos, seguidores y amigos, entre los que estaba Joan Manuel Serrat, Manuel Vicent dedicó un espacio especial al periodismo durante el que alabó a quienes trabajan "abriéndose paso en la selva de los políticos, en el secreto de los tiburones financieros, en las cloacas del Estado". Y llamó "héroes" a quienes "dan noticias fidedignas y emiten comentarios inteligentes y ponderados" sin buscar el escándalo. Pero no todo fueron loas, porque también dijo que la noticia se confunde con la comunicación, ésta con el espectáculo y éste con el negocio y la basura "y la sociedad tiene derecho a saber qué sucede". Aún así elevó el periodismo a la consideración de "género literario".

"El Mediterráneo no existe, es sólo una categoría de la mente", dijo Vicent

En su intervención Vicent trató de "consideraciones ante la vida". Habló de su infancia en tierras castellonenses y, tratando de quitarse importancia, dijo que ser escritor es "cambiar los solsticios y los equinoccios de lugar, sacar la realidad de su lugar y su tiempo". Y se refirió a su querido Mediterráneo pero con tristeza, al considerar que "no existe; es solo una categoría de la mente", para pasar a hablar de acantilados bajo muros de cemento armado y playas que son "cementerios de adosados". También de su traslado a Madrid y de la "absolución" que le otorgó Joan Fuster ante su remordimiento por no escribir en valenciano. "Me dijo que aunque creyera que escribía en otra lengua, mi pensamiento y mi sentimiento expresaban siempre las pulsiones naturales de nuestra tierra, nuestra cultura y nuestro carácter", contó.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_