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Desde Akihabara | OPINIÓN
Columna
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El silencio y el teléfono móvil

Cada vez que vengo de visita a España una de las grandes diferencias que noto con Japón es la forma de usar el teléfono móvil de españoles y japoneses.

La mayoría de las veces que veáis a un japonés usando un móvil estará mirando la pantalla. Los móviles japoneses están diseñados más con la idea de comunicarse vía texto que vía voz, por eso tienen las pantallas más grandes del mundo.

La resolución de pantalla de los últimos modelos es de 800×480, una resolución más que decente para navegar por la red con cierta comodidad o para escribir e-mails con facilidad. Además de ser móviles diseñados para navegar, la tarifas planas de datos con precios más que razonables ha hecho que casi todo el mundo navegue con el móvil todo el rato sin miedos. Otra de las utilidades que se ha puesto de moda últimamente es ver televisión digital terrestre utilizando tecnología 1seg, a día de hoy ya hay más de 30 millones de personas en Japón con una televisión en el bolsillo.

Son varios los fabricantes de móviles estadounidenses y europeos que han intentado entrar varias veces en el mercado japonés, casi todos fracasaron porque estaban diseñados para hablar, más que para escribir, navegar o ver la televisión. Por ejemplo, Motorola intentó durante años introducir algunos de sus móviles de éxito en el mundo, se gastó mucho dinero en publicidad intentando vender sus modelos Razr, populares fuera de Japón por ser pequeños y ultra-finos. Pero el concepto de un móvil enano nunca llegó a cuajar en los japoneses y Motorota dejó de vender sus Razr en Japón.

Uno de los únicos móviles no japoneses que están teniendo éxito en Japón es el iPhone, precisamente porque es grandecillo y está diseñado para navegar por la red e interactuar con el aparato más que para hablar.

La semana pasada viajé por primera vez en el AVE de Barcelona a Madrid. Acostumbrado al tren bala japonés sólo noté dos grandes diferencias: el paisaje y el ruido. Durante las más de dos horas de trayecto entre las dos ciudades españolas fueron decenas las conversaciones telefónicas y melodías de móviles que pude escuchar.

En Japón no recuerdo cuando fue la última vez que oí una melodía de un móvil. Hablar por teléfono dentro de un tren está tan mal visto, es de tan mala educación, que en muy rara ocasión ves a alguien haciéndolo.

En el tren bala japonés reina el silencio, en el AVE español reina una verborrea continua, tanto de conversaciones entre pasajeros como de conversaciones a distancia vía teléfono móvil. El silencio es algo muy apreciado por los japoneses. Es una las primeras cosas que notas cuando llegas a Japón, a veces estás rodeado de centenares de personas y te das cuenta de que nadie está hablando. Son discretos y silenciosos, no suelen utilizar el móvil para hablar en presencia de desconocidos, sólo cuando están a solas.

En Estados Unidos ya están saltando las voces de alarma ante el problema de hablar todos a la vez con el móvil en lugares públicos, especialmente dentro de trenes, autobuses y aviones. Una solución sencilla, recomendada en algunos trenes de larga distancia en Japón es emplear las áreas entre los vagones en el caso de que sea imprescindible tener que hablar por teléfono.

El tener una forma de ser algo más discreta y silenciosa comparada con la nuestra ha hecho que los móviles japoneses tengan las pantallas y los teclados más grandes. La popularización de los smartphones en occidente seguramente también incremente el tiempo de navegación por la red y reduzca el tiempo de habla; aun así, seguramente llegará el momento en que, como en Estados Unidos o en Japón, se implanten normas o recomendaciones sobre dónde se puede hablar con el teléfono y dónde no. Esperemos que así sea, incluso en un país tan ruidoso como España.

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