Los flamencos de al lado
Para arrancar esta historia hay que situarse en 1967. La juventud estadounidense está agitada. Un joven de 24 años llamado Steve Kahn hace un doctorado en Física en Nueva York y en su tiempo libre estudia guitarra flamenca. Descubre el toque de Morón y a Diego del Gastor, y decide que empleará sus vacaciones en intentar conocerle y tomar unas clases con él. "Cuatro días después de que los hippies tuvieran su primer be-in en Central Park (el germen de The Love Generation), me bajé del autobús en una calle adoquinada y desierta del centro de Morón de la Frontera, un pueblo tranquilo y deslumbrante por su blancura, en el sureste de Sevilla".
Además de conocer a su ídolo, Steve se encontró con otros guiris fascinados por el estilo de vida de la Andalucía rural del tardofranquismo y el mito de cultura milenaria que representaban los gitanos. El flamenco les atrapó. El de la taberna, el de la fiesta familiar, el del arranque sincero. Los tres meses del estudiante se convertirían en dos años. A su vuelta a Estados Unidos, Steve Kahn decidió ser fotógrafo profesional y abandonar la física para siempre.
Flamenco Project. Una visión extranjera recopila aquella experiencia común de la extraña comunidad mixta que se generó a partir de sus fotografías, desde 1960 a 1985. Es un proyecto de fotografía, audio y vídeo plasmado en una exposición que se muestra en Sevilla desde el pasado 19 de septiembre y hasta noviembre. Retrata, en su ambiente más íntimo de fiesta y diversión, a artistas fundamentales como Diego del Gastor, Fernanda de Utrera, la Perrata y otros artistas anónimos que mantuvieron la tradición en el ambiente más familiar hasta los años ochenta. El proyecto, dirigido por el fotógrafo estadounidense Steve Kahn y producido por Cajasol, verá la luz como libro en enero.
Kahn ha dedicado los últimos siete años a recoger las imágenes. "Me empecé a preguntar dónde estarían las fotos que yo había visto clavadas en las paredes con chinchetas o cogiendo polvo en marcos de cristal rotos". Así que se puso a buscarlas. A recopilarlas. A restaurarlas y digitalizarlas. Y a organizarlas para mostrar ahora 40 de ellas en la Sala San Francisco y otras 35 en la Sala Imagen de la capital andaluza.
Diego del Gastor, María La Perrata y su marido Bernardo Peña (padres del cantaor El Lebrijano), Juan Talega, Fernanda y Bernarda de Utrera, Farruco, Cristina Hoyos... No están encima de un escenario, sino disfrutando del flamenco en su ambiente natural. Kahn las compara con las fotografías que alguien tomaría en sus vacaciones, incluso aunque la calidad de las imágenes es innegable. "Son imágenes de gente real, sin artificios, destellos íntimos de flamencos en situaciones familiares", dice Kahn. "Las fotos forman parte de un momento concreto, algo que estábamos viviendo. Ahora reconocemos la importancia que tuvo todo aquello, pero no fue algo deliberado, formó parte de un encuentro cultural".
Ésa es una de las grandezas del proyecto, según su comisario, Francisco del Río, de la Obra Social de Cajasol. "La fotografía flamenca de producción nacional se centra en la búsqueda del instante decisivo de la interpretación del artista, pero falta el contexto, la familia, lo más íntimo", explica del Río. "Eso lo encontramos en estas imágenes, que traen además una mirada forjada en la fotografía norteamericana de los años sesenta y setenta: un mayor dominio de la transparencia frente al expresionismo, una mayor luminosidad... Hay una identificación con la belleza y la serenidad, un sentido de verdad cotidiano".
Kahn insiste en la idea del intercambio cultural más allá de la vocación artística. Un intercambio que para algunos de sus protagonistas, como Chris Carnes (1942 -2000), se terminaría convirtiendo en su vida. Chris decidió quedarse, se instaló en Sevilla y se convirtió en guitarrista profesional. Acompañó en algunas actuaciones a Fernanda de Utrera, Anzonini, la Tía Juana la del Pipa, Antonio Mairena, Miguel Funi, Chocolate, Farruco, Terremoto o Carmen Montoya y trabajó en La Cuadra, un espacio cultural para los flamencos y para el arte de Paco Lira, muy vinculado al dramaturgo sevillano Salvador Távora.
El camino de estos siete años de trabajo en Flamenco Project, un proyecto que sigue vivo, fue placentero para Kahn. Tuvo que ver y descartar decenas de fotos del mismo instante hasta llegar a la definitiva. Cada una de las fotografías de la exposición es única. Un recital de Diego del Gastor en su casa, por ejemplo. Una foto mala, otra horrible, otra peor... Hasta que de repente encuentra la definitiva, la que le deja sin habla. "Ves esa imagen y dices: 'Moriría por haber tomado esa foto", cuenta Kahn. "Eso, como fotógrafo y habiendo vivido además ese momento en el que fue tomada, es más que gratificante". Las fotos seleccionadas tenían que ser poderosas, y además buenas. La luz, el espacio, el contraste..., son los elementos más importantes.
En el proceso, Kahn ha contado con un compañero español, Ignacio González, editor de libros de fotografía con base en Utrera (Sevilla) que le ayudó a encontrar un patrocinador para el proyecto. Con Cajasol se le dio el formato definitivo a la muestra, que además de las fotografías cuenta con grabaciones de los momentos en los que fueron tomadas las imágenes (fundamentalmente fiestas gitanas) y dos documentales en vídeo. "El flamenco es una experiencia sensorial muy amplia", explica Kahn. "Las grabaciones de audio son sólo una pequeña parte, una referencia. Añades una fotografía y aparece otra pieza del puzle. Muestras el vídeo y revelas un poco más...". -
'Flamenco Project. Una visión extranjera'. Cajasol. Sevilla. Hasta el 1 de noviembre. http://www.flamencoproject.com
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