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Columna
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Ingenuidades

El pasado domingo leo una entrevista en el Abc de Sevilla a Juan Ignacio Zoido, portavoz del grupo popular en el Ayuntamiento de Sevilla. Si no le conociera desde hace años pensaría que la política la ejerce con la hipocresía y el cinismo de tantos. Sé, desde hace tiempo, que es una buena persona. También, que era buen profesional como juez. Nunca se hizo notar. Por éstas y muchas más razones, cuando le veo remangado en política, no sé si actúa como antes. No tengo la impresión de ver aquella persona. Lo mismo te lo encuentras de delegado del Gobierno que rogando a la patrona de Sevilla que le eche una mano en las elecciones municipales. En ambas situaciones, con la ingenuidad y la inocencia que antes le acompañaban. Eso sí, seguro que en las próximas municipales, cuando ruegue y haga las peticiones, pedirá el mandato y no sólo los votos. De ahí que se haya empeñado, hasta la santidad, en decir que ha ganado las elecciones. Le ocurre como a mi madre que, cuando yo estudiaba sexto de Bachiller, se había obligado ante Santa Rita con cuatro velas por mi curso. Aprobé cuatro asignaturas pero me quedaron otras cuatro. Ni ella supo ni él sabe pedir. Se olvidan de Torrijos y de que el examen de Matemáticas no lo tenía que hacer Santa Rita. Algo de ingenuidad hay en estas peticiones. Son los ciudadanos con su representatividad y el estudio quienes deciden el gobierno y los aprobados. No las madres ni la Virgen de los Reyes.

Cuando leo la entrevista me encuentro algunas respuestas que siguen con esa ingenuidad. El entrevistador pregunta sobre ciertos casos de corrupción y suelta: "Son formas de actuar que sin duda han convivido con la corrupción". Como esta respuesta y nada es lo mismo, el entrevistador vuelve a preguntar y le dice: "A veces es difícil (sic) que alguien del entorno falle en ese sentido y te salpique". La contestación no tiene desperdicio. Afirma: "La diferencia está en el comportamiento ante esta situación. Yo garantizo que si alguien de mi equipo comete una irregularidad, si alguien mete la mano en la caja, seré el primero en llevarle a un juzgado".

Cuando leo estas cosas, no sé si Zoido sabe lo que pasa en su partido, si sigue el escándalo Gürtel, el de Luis Bárcenas o si conoce lo de Alhaurín el Grande. También si sabe que su grupo rebosa de imputados -hay más que en el PSOE, setenta más a julio de 2009- y que faltan caballeros andantes. Empecemos por el final. El alcalde en cuya casa halló la policía 63.000 euros dijo en su declaración que eran provisiones de fondos de su mujer, asesora fiscal, que no debe saber que las provisiones de fondos van con factura e IVA (por cierto que con estas provisiones seguro que no ha ido a la manifestación de Dos Hermanas "Por el empleo").

El presidente de la Generalitat Valenciana dice que el dinero de los trajes (12.000 euros) los tomó de la caja de la farmacia de su mujer (tampoco habrá ido buscando empleo a Dos Hermanas, su mujer) y la de Luis Bárcenas (ex tesorero del PP) va de imputada porque le han encontrado, como si nada, un millón de euros en su cuenta corriente (seguro que tampoco estaba en Dos Hermanas). Con estas realidades tengo que pensar que, si no ha presentado una sola denuncia y que son las santas quienes les salvan o lo intentan, anda algo despistado el bueno de Zoido. Sobre todo, cuando se dedican a presentar una denuncia contra el anterior presidente de la Junta de Andalucía y ahora vicepresidente tercero del Gobierno de España por presunta prevaricación para favorecer a su hija (Arenas sigue de mitin en Dos Hermanas, y la que le queda).

En fin que, a veces, no se comprende cómo se puede ser tan ingenuo, atribuirte tanto poder sobre la decencia y ser el paladín de su garantía, como si la decencia o el paso de una situación a otra pudieran marcarse con palabras, y no con hechos. Hoy, que se conozca, las denuncias que se presentan son contra gobernantes socialistas y algunas contra unas siglas (PSOE). No me extraña que se encomiende a la Virgen de los Reyes. Es más segura que sus palabras y su mentor.

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