"¡Viva Madrid... 2016!"

Se hizo esperar unos minutos, pero David Bisbal no defraudó. El cantante es un tornado de alegría, de dinamismo, de energía. Es un tío positivo, y ayer por la tarde derrochaba positivismo por los cuatro costados. Así que su concierto, que duró algo más de una hora, fue el broche perfecto para la fiesta olímpica.

El ex triunfito presentaba su nuevo disco, Sin mirar atrás, pero eligió un éxito antiguo como Bulería para saludar al público madrileño. Luego, después de cantar su nuevo single, Esclavo de sus besos, agradeció "a la Comunidad de Madrid" el esfuerzo para montar toda la fiesta "para apoyar a nuestra tierra". Nadie notó el desliz.

Con Oye el boom terminó de ganarse a un público ya de por sí entregado, que seguía llenando la plaza y sus calles aledañas. "Son los latidos de la esperanza", gritaba durante la canción, seguida de los sonidos más rumberos de Lloraré las penas. Al final del tema salió corriendo por un lateral del escenario para cambiarse y recibir a una de las sorpresas de la noche, Pixie Lotto. Con la británica interpretó Sufrirás, tras revolucionar a la plaza con Ave María.

Quedan cuatro días

"Esperanza para Madrid", gritó en plena locura de bailes y patadas al aire. "A ver", aclaró, "digo de corazonadas, no os penséis". Al final, en los bises, David Bisbal salió al escenario con el polo oficial de la candidatura, con el logo en el corazón. "¡Viva Madrid... 2016!", se despidió del público. "¡Suerte!".