'Zama zama', oro y muerte
Se les conoce como zama zama. Son mineros ilegales que se juegan la vida bajando a minas abandonadas por poco productivas por las grandes corporaciones extractoras. Pero aún se les puede arrancar algo de oro. Medio millón de trabajadores surafricanos se han quedado en paro por la crisis (cifra importante dado que los niveles de desempleo previos oscilan entre el 25% y el 40% en un país de 45 millones de habitantes) y las actividades de los zama zama aumentan. La ministra de Recursos Minerales, Susan Shabangu, explicó la semana pasada que las mafias organizadas que explotan a los mineros se están haciendo más peligrosas y llegan a enfrentarse con AK 47 y bombas-trampa a la policía. Según sus datos, los beneficios de las mafias son de más de 500 millones de euros anuales.
Son mineros ilegales que trabajan en minas abandonadas
En mayo fallecían 91 'zama zama' y no se avisó hasta 15 días después
La ministra habla de una industria "criminal" y cada vez más peligrosa
En superficie, la gran mayoría habita en destartalados hostels, reminiscencia de la política laboral del apartheid, habitáculos para mineros solteros donde se hacinan surafricanos junto a inmigrantes de Mozambique, Zimbabue o Lesoto. Si tienen suerte y los jefes mafiosos los eligen, pasan bajo tierra meses seguidos en condiciones terribles. Asignan un área para hacer sus necesidades, reciben comida y bebida (mucho alcohol) desde la superficie, con la que se comunican mediante walkie-talkie.
Hacen fuegos para calentarse, y eso se suma al abandono de los pozos para que la actividad sea aún más peligrosa: en mayo, 91 zama zama fallecían asfixiados a kilómetro y medio de profundidad en una mina en desuso de Welkom (Free State, en el centro del país) de la explotadora Harmony Gold Mining. Una llamada anónima alertó de lo sucedido dos semanas después. Los familiares de los muertos que pudieron ser identificados se cubrieron con máscaras para soportar el hedor en la morgue. De Lesoto, un minúsculo país de larga tradición, forzada, de enviar a sus hombres a trabajar fuera, procedían 34 de ellos.
Las mafias no sólo explotan minas cerradas, sino que, conchabadas con personal de seguridad y jefes de turnos, también operan en minas en producción. Las peleas entre mineros por conseguirse los mejores puestos donde excavar son continuas, por lo que se organizan en bandas para defenderse. "Una industria criminal en la que participan sindicatos sin escrúpulos, nacionales e internacionales", decía la ministra al Parlamento.
Según un reciente estudio de Southern Africa Resource Watch (SARW), si la economía no mejora en los próximos dos años, más de medio millón de mineros de la región africana perderán sus trabajos. El impacto que eso tendrá en el aumento de las actividades minerales ilegales (en todos los países del área) es desconocido, pero seguro que sólo hará que crezcan. Y hay que tener en cuenta que el 25% de los trabajadores de las minas son seropositivos. El boom del que la industria gozó por el aumento de los precios se interrumpió a finales de 2008. Esto supone menos recursos en las haciendas de los países de la zona y una menor capacidad de los gobiernos para dar servicios. SARW recuerda: "África es uno de los continentes más ricos del mundo en recursos minerales, pero tiene a la gente más pobre del mundo". Y la más explotada, también.
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