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Crónica:Quinta jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Barça se gana el pan

Ibrahimovic desencalla un partido áspero y físico ante el Málaga

El Barcelona necesita partidos como el que ayer jugó en La Rosaleda para convencer a los incrédulos de que gana porque se lo curra, como suele decir Guardiola cada vez que alguien relativiza los triunfos del equipo amparándose en la supuesta debilidad de los rivales. Vive aislado el equipo del rancho directivo, que arde por los cuatro costados, y casi mejor, porque así le va en lo deportivo, donde sólo manda el técnico. El Barça necesita como nunca a Guardiola y lo encuentra, afortunadamente, porque su equipo gana. Incluso cuando como ayer, le falta pase y tino. Entonces, trabaja y aprieta los dientes, por mucho que le complique la vida la fortaleza del rival o el mal estado del terreno de juego. Más que nunca, el club está en manos de lo que haga el equipo, porque de eso vive la hinchada, tan feliz y orgullosa cuando mira al campo como atónita ante los escándalos que escupe la sala de juntas.

MÁLAGA 0 - BARCELONA 2

Málaga: Munúa; Gámez, Cuadrado, Weligton, Manu; Juanito, Xavi Torres; Fernando (Valdo, m. 46), Obinna, Duda (Luque, m. 76); y Baha (Forestieri, m. 56). No utilizados: Arnau, Gaspar, Mtiliga y Benachour.

Barcelona: Valdés; Alves, Puyol, Chigrinski (Piqué, m. 55), Abidal; Xavi, Touré (Busquets, m. 78), Keita; Messi, Henry (Ibrahimovic, m. 28) y Pedro. No utilizados: Pinto, Maxwell, Márquez e Iniesta.

Goles: 0-1. M. 38. Ibrahimovic recoge un pase de Messi. 0-2. M. 58. Piqué remata una falta frontal lanzada por Xavi.

Árbitro: Delgado Ferreiro. Mostró la cartulina amarilla a Baha, Touré, Duda. Roja directa a Tito Vilanova, ayudante de Guardiola, y Luque (m. 85).

25.000 espectadores. La Rosaleda.

El equipo azulgrana sacó adelante el choque más por voluntad que por estilo

Venció el Barça jugando como impuso el rival. O sea, peleando. Nunca ocultó el cuerpo técnico que usa prácticas de espionaje al rival con la sana intención de aprovecharse de sus defectos y la voluntad de prevenir sus virtudes, así que Guardiola avisó de que el Málaga era un hueso duro de roer. Armó la defensa, en parte, consciente de la insistencia de Baha y Obinna por buscar la espalda a los centrales y sacar de sitio a los laterales, y puso a Chigrinski -que se lesionó- y Puyol en el eje. De inicio, el ucranio por la derecha y el catalán por la izquierda.

El Barça no encontraba salida y apenas pasaba de medio campo, así que el invento duró diez minutos. Cambió a los centrales de puesto para favorecer la salida de la pelota y los cambios de orientación de Chigrinski. Guardiola, además, consciente del poderío físico del rival, trató de meter músculo apostando por Abidal y Touré, que no estuvo fino, resintiéndose así la circulación de balón. Henry, que debía ejercer como la referencia de ataque, ni la olió y a la media hora se lesionó, así que Ibrahimovic le tomó el relevo.

El equipo de Muñiz resultó tan duro de masticar como vaticinó Guardiola. Mordía el centro del campo, achuchaba y apretaba. Con todo lo que tiene se fue a por Valdés con descaro pero sin pegada. Presionando ganó la pelota e hizo correr al Barça sin balón. Consecuentemente, sufrieron Xavi y el equipo, que no encontraron nunca la pausa para hilvanar tres pases seguidos. No dejó el Málaga que el rival se sintiera cómodo, al menos hasta que no encontró alternativas en largo. Fue cuando, en medio del agobio, apareció Ibrahimovic y el Barça pisó el área. Ibra oxigena tanto como fija, se mueve con criterio y, además de que está enchufado, mantiene alto su compromiso, tanto que defiende con acierto los saques de esquina, siempre en el primer palo. Al sueco le encontró Pedro, primero, pero le ganó Munúa el mano a mano, por blando. Luego, a servicio de Messi, marcó su quinto gol en cinco jornadas, un gol que desencalló el marcador pero no el partido.

El Málaga no se venció hasta que el Barça le dio la puntilla. En ocasiones, alguno de sus hombres se pasó de rosca, especialmente Weligton, que se pegó con todos. Fuera pisándole a Messi, haciéndole un penalti a Ibra y otro a Messi, dándole un puñetazo a Piqué... Al final, por menos, el que vio la roja fue Luque.

Tiró el equipo azulgrana de recursos y marcó Piqué el segundo gol, rematando un centro de Xavi a saque de una falta frontal. Encarriló finalmente el Barça un partido tosco y trabado, tenso de principio a fin, que sacó adelante más por voluntad que por estilo, casi a contranatura. Pero tocó faenar y lo hizo. Al fin y al cabo, hay muchas maneras de ganar.

Messi cae en lucha con Weligton y Munúa.
Messi cae en lucha con Weligton y Munúa.JULIÁN ROJAS

Laporta: "Me tienen ganas"

Por una vez en su vida, Joan Laporta llegó veinte minutos antes a una cita. No quiso variar sus costumbres, así que atendió a los medios, como siempre, antes de la comida con la directiva rival. Laporta, a quien acompañó Joan Oliver, el director general, dijo lo que quería decir, en catalán y en castellano, y se quedó tan ancho. Recurrió al viejo truco de la conspiración para justificar a Oliver, su hombre de confianza en el club, señalado por prácticas de espionaje a cuatro vicepresidentes de la entidad. Con la misma cara que se ningunea la travesura de un niño, Laporta comenzó su monólogo -sólo respondió a una pregunta- cuestionando el tratamiento mediático, que considera "exagerado y desproporcionado". "Han pasado cinco meses de los hechos. Se dieron explicaciones y fueron aceptadas, entendidas y comprendidas. Se pasó página. No sé a qué viene ahora", comentó. Del aspecto ético y decente no habló, sólo dijo que la iniciativa de Oliver es legal, y que se hizo por la seguridad de las personas investigadas y por la del club. Una práctica que implícitamente admitió no conocer en su origen, aunque relativizó este hecho por ser potestad del director general -"no era necesario, es competencia suya", dijo-.

Laporta habló de Oliver como una persona "inteligente, competente, de una eficiencia máxima y valiente". Y dijo de él lo que ni siquiera ha dicho de Guardiola: "Es artífice del mejor Barça de la historia". Por eso, se mostró tajante: "No pienso prescindir de sus servicios. Le quiero a mi lado porque el modelo de club le necesita". En ese modelo caben las investigaciones a directivos. Oliver, que se ha afeitado la barba, asentía complaciente al lado de Laporta, tras haberse pasado el viaje en avión bromeando con él.

"Me pregunto por qué sale ahora, después de meses", cuestionó Laporta, que tiene respuesta para todo lo que quiere: "Hay gente interesada, que no acepta que éste sea el mejor momento de la historia del club y quiere desestabilizar". ¿Quién?, se le preguntó. "Gente que me tiene ganas a mí y a mi forma de pensar porque son intolerantes y no soportan que diga lo que piense", argumentó.

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