La Mercè también es futurista
Decenas de niños seguían fasci-nados, como al flautista de Hamelín, a un androide que se movía por una fábrica decimonónica. No es una película de ciencia ficción, sino una de las escenas que se repiten en la Fabra i Coats de Sant Andreu por la Mercè. La fiesta, que mezcló arte y tecnología con aires futuristas, se reanudó ayer por la tarde.
La primera parte acabó el jueves a la medianoche. Era víspera de laborable y por eso el Ayuntamiento impuso un cierre draconiano. El metro paró, como es habitual, a las doce. Entonces ya no sonaba música alguna en el centro y la Guardia Urbana, a un ritmo frenético, requisaba latas de cerveza y multaba a los inmigrantes que tratan de ganarse la vida con ellas. Se cumplió el objetivo: a la una, todos en casa. ¿Todos? No, los más juerguistas prolongaron su botellón en la plaza Reial hasta pasadas las tres.
Sólo hubo incidentes destacables la primera noche de fiestas. En la calle de Escudellers, un hombre fue apuñalado. Y en la zona del Fórum, un empleado de hotel fue agredido y resultó herido grave. Convergència i Unió denunció, además, que dos menores sufrieron abusos sexuales, aunque la policía no lo ha confirmado. El primer teniente de alcalde, Carles Martí, lamentó los incidentes, pero subrayó que son aislados y atacó a CiU por intentar "escandalizar".
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