_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Elogio de un profesor

Nunca, nadie, le llamó D. Víctor. Jamás encontró tiempo para hacer su tesis doctoral, aunque podría haber redactado quince, una tras otra. Sus publicaciones no están en el Journal Citation Index. No pudo ser, en consecuencia, catedrático en su Universidad, a la que tanto aportó con su esfuerzo y dedicación. Fue diputado en las Cortes Valencianas algunos años (oficio que compatibilizó con la docencia). Allí, todos lo recuerdan; era el que revisaba los informes, analizaba los presupuestos, redactaba las propuestas y hacía las preguntas. O sea, el que trabajaba. Sin embargo, nunca fue candidato a nada, ni entró jamás en la lucha por los cargos o las prebendas políticas.

En la Facultad de Economía todo el mundo le estima, y, lo que es mucho más importante, le respeta. Especialmente sus alumnos, a quienes dedicó la mayor parte de su vida académica (y me temo que también de la familiar). Un mérito que, sin embargo, no suele ser muy valorado en la universidad actual. En un país mínimamente ilustrado, el profesor Víctor Fuentes Prósper, que es de quien hablo, sería un profesional cotizado y reconocido. Cualquier institución financiera, nacional o internacional, estaría encantada de tenerlo como presidente, y a buen seguro que no les defraudaría. El problema es que, para nuestra desgracia, éste no es precisamente un país ilustrado.

Jamás puso excusas ni obstáculos cuando se le solicitaba alguna información imposible de obtener o se le pedía algún documento "incunable" que almacenaba en el fondo de las montañas de papeles que aún hoy colmatan su despacho. Nunca se quejó de exceso de trabajo, ni preguntó jamás si aquél estaba, o no, remunerado. Y por supuesto, nunca esperó recibir muestras de agradecimiento (lo que, por cierto, solo en contadas ocasiones obtuvo de manera explícita)

Resumiendo, un profesor de primer nivel, un magnífico colega, y un político, cuando lo fue, de honestidad intachable y credibilidad indiscutible. No quedan muchos así.

Pero ahora, la mala noticia para sus alumnos, y para todos nosotros, es que Víctor nos deja. Y lo que es aún peor, su despacho será ocupado por algún joven inquieto, mucho más experimentado en las nuevas tecnologías y totalmente dispuesto a seguir la carrera académica de acuerdo con los cánones establecidos. En unas pocas semanas su mesa volverá a estar limpia, y todos deberemos acostumbrarnos a solucionar nuestros problemas por nosotros mismos. O sea, una verdadera catástrofe.

La buena noticia, sin embargo, es que esto que escribo no es una necrológica, como suele ser costumbre en España, sino una sencilla laudatio de quien, como yo, aún alberga la vana esperanza de que esto no sea más que una broma pasajera del propio Víctor.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Aún así, el próximo jueves sus compañeros de departamento, profesores y personal administrativo, le haremos un modesto homenaje, por si acaso. En nombre de todos ellos ¡Hasta siempre, profesor!

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_