El dopaje en el Euskaltel, a debate
El 17 de julio pasado supimos que Iñigo Landaluze, corredor ciclista del Euskaltel-Euskadi, había dado positivo por EPO de nueva generación, o EPO Cera. El ciclista de la formación vasca, que no se encontraba disputando la ronda gala, reconoció haber consumido Cera en la Dauphiné Liberé, por lo que, según fuentes de su equipo, "no exigiría el contranálisis". Luego vino la victoria de Mikel Astarloza, que lo cubrió todo de gloria y de champán. Los éxitos de Euskaltel fueron la noticia estelar durante más de 10 días; los buenos resultados obtenidos eran lo único que contaba y la gloria sin límites aún pendientes de alcanzar sólo era ya una cuestión de tiempo. Una semana después del final de la hazaña en el Tour 2009 llegó la foto de nuestro héroe anaranjado dando la vuelta al mundo, ya no alzando sus brazos en signo de victoria subido en su bicicleta, sino flotando en el ciberespacio pringado en un escándalo de dopaje, que estos días ha sido confirmado, lo que nos debe hacer meditar en lugar de mirar para el otro lado.
En Euskadi es difícil hablar de ciclismo si no es para alabar a sus corredores y equipos
Cuando se analiza el dopaje del equipo ciclista Euskaltel, surge siempre confusión en torno a dos temas principalmente. Primero está la cuestión del carácter público o no de esa formación deportiva y las obligaciones de la Administración vasca para con ella. Y, en segundo lugar, la dimensión del dopaje en el seno del equipo ciclista Euskaltel. Si ni tan siquiera nos ponemos de acuerdo sobre datos básicos, poco avanzaremos. Existen, sin embargo, datos objetivos que nos deberían permitir avanzar con menos dosis de subjetividad y sin hacer juicios paralelos a nadie, aunque hay que admitir que en Euskadi es difícil hablar de ciclismo si no es para alabar a sus corredores, a sus equipos y a su afición, por el afecto que se tiene a ese deporte en nuestra tierra.
¿Cuál es el grado de responsabilidad de las instituciones en el equipo Euskaltel?
El equipo ciclista Euskaltel, aunque desde un punto de vista formal y jurídico no es una empresa pública, se sitúa en el ámbito de lo público, no sólo porque se financia principalmente con fondos públicos, sino porque el deporte, como decía Marcel Mauss, es "un hecho social total", y, por lo tanto, las instituciones deben intervenir para prevenir sus excesos. Equipo privado pues, pero con obligaciones de carácter público que cumplir. Recibe dinero para ello; primero, de las instituciones vascas directamente y del principal operador vasco de telefonía, que es Euskaltel, después. Más importante que el debate por saber si el equipo es público o no lo es, me parece saber qué misiones tiene que cumplir y qué mecanismos públicos de evaluación existen sobre el cumplimiento efectivo de esos objetivos.
¿Que relación tiene el equipo Euskaltel con el dopaje?
Es difícil establecer una línea neta entre lo que es el dopaje por iniciativa del corredor y la práctica organizada del doping en el seno de un equipo. Desde hace diez años, en el Euskaltel se han dado seis casos de corredores sancionados por dopaje, y si hay algo que pone a todo el mundo de acuerdo es que esta escuadra no ha podido, hasta el momento, salir del terreno de la sospecha en el que se ha metido. Lugar donde un equipo no puede estar indefinidamente sin dañar la imagen de las instituciones públicas que lo patrocinan.
Aún habiendo sido constantemente cuestionados por responsables federativos de otras disciplinas deportivas, los apoyos públicos a este equipo ciclista podrían justificarse, siempre y cuando se cumplan una serie de objetivos, que a toda vista no pueden ser exclusivamente deportivos, y velando por que la eficacia y eficiencia de los millonarios apoyos destinados sean debidamente contrastadas. ¿Por qué se están trasgrediendo las reglas deontológicas deportivas más elementales en el Euskaltel sin que el cuerpo médico sea capaz de detectarlo y evitarlo?
Las instituciones vascas, además de crear cantera con nuestros jóvenes, también buscan hacer publicidad del principal operador telefónico vasco, amén de dar una imagen dinámica de Euskadi, un país sano, fuerte y que gana. Sería importante que desde Euskadi, tierra donde este deporte es tan popular, se contribuya a su limpieza ética y se apoye la catarsis que necesita el mundo del ciclismo. Este proceso regenerador tiene que tener en el Euskaltel a uno de sus principales valedores europeos.
El dopaje no es un mal causado exclusivamente por el corredor, sino el síntoma que pone de manifiesto un sistema donde los txirrindularis son sus principales víctimas. En su defensa, Mikel Astarloza parecía convincente; sin embargo, los contranálisis definitivos, dada su edad, le apartarán definitivamente de la bicicleta profesional.
¿Cuándo los patrocinadores optarán por debatir en público y en serio sobre el sostén que aportan al equipo Euskaltel y de qué medios se dotan para que este apoyo sea sostenible desde todos los puntos de vista?
José Luís Gómez Llanos es abogado y sociólogo. (www.atalayapolitica.blogspot.com).
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