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Un joyero muere de un infarto en una zanja de la calle Serrano

El hombre regresaba de celebrar la noche de tiendas abiertas en la 'milla de oro'

Elena G. Sevillano

La noche había sido larga y movida en la milla de oro. La Fashion's Night Out, un evento organizado por la revista Vogue en 13 ciudades del mundo a la vez, consumía las últimas horas en una espectacular carpa en la calle de Ortega y Gasset. En los alrededores, más de 150 boutiques de lujo abrían sus puertas hasta la medianoche y más allá. Cócteles, moda y gente guapa. También el joyero Arsenio Díaz, especializado en piedras preciosas, estuvo atendiendo a sus clientes en su tienda, en el número 10 de la calle de Ayala. Sus vecinos aseguraban ayer haberle visto a través del escaparate: risueño, en su salsa, el perfecto anfitrión. Luego decidió continuar la celebración con unos cuantos amigos donde siempre, en el Caffé Romano, a dos pasos de su establecimiento. De allí se marchó a las tres y media de la madrugada, recuerda el propietario. Tocaba retirada.

Los barrenderos municipales hallaron el cuerpo de madrugada
Otra persona fue atropellada en una zona de obras de Conde de Peñalver

El joyero tenía que recorrer apenas 200 metros para llegar a su piso, en el número 7 de la calle de Hermosilla. Iba solo. Algo sucedió a la altura de Serrano, 29. Allí fue donde los sanitarios del Samur intentaron reanimarle de una parada cardiorrespiratoria. No pudieron. La llamada de emergencia llegó a las 3.50, según un portavoz de Emergencias Madrid, y al lugar acudieron dos ambulancias y el jefe de guardia.

El portero de Hermosilla, 7, se enteró a las ocho de la mañana, cuando una patrulla de la Policía Municipal paró frente a la finca. Preguntaron si en la casa de Arsenio Díaz vivía alguien más. "¿Algo de aparcamiento?", preguntó el portero. "No, ha tenido un accidente". El joyero, de 54 años, vivía solo. Sus tres hermanos y varios sobrinos llegaron a Madrid pocas horas después. Se encontraron con que medio barrio comentaba el suceso, ya que Díaz era muy conocido. En tiendas, bares y porterías la hipótesis más reiterada era que había caído en una de las muchas zanjas que horadan la calle de Serrano.

La familia tuvo acceso ayer al informe preliminar del forense. La causa de la muerte fue un "infarto agudo", señalaron una amiga y un cuñado del fallecido. Los barrenderos municipales fueron los que encontraron a Díaz, "caído en una zanja", sobre las cuatro de la mañana. Si el infarto se produjo antes de caer o después, "es imposible saberlo", afirmó la amiga. La autopsia definitiva aún tardará al menos 15 días. "Creemos que pudo desmayarse, apoyarse en la valla, que no estaba sujeta, y caer hacia la obra", añadió. Frente al número 29 de Serrano, un edificio de apartamentos de lujo que ayer tenía aparcado un Porsche negro en el patio, el panorama es idéntico al que se disfruta en el resto de la calle: ruidosos generadores, hormigoneras, grúas... y zanjas. Ésta en concreto, en la acera, no tiene más de medio metro de profundidad y otro medio de ancho. Unas vallas amarillas la separan del paso de peatones. Ni Emergencias Madrid ni la Concejalía de Seguridad, de la que depende la Policía Municipal, quisieron ayer precisar con detalle el lugar exacto en el que encontraron a Arsenio Díaz. "En la vía pública", se limitaron a decir dos portavoces. "Esas circunstancias forman parte de la investigación judicial", añadieron.

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Por otra parte, un hombre de 74 años que esperaba el autobús en una parada desplazada sobre la calle de Conde de Peñalver, 52, fue atropellado por un camión que reculaba en unas obras de esta vía pública. Sufrió fractura de pelvis y piernas.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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