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Reportaje:El PP pierde la alcaldía de Benidorm

Lo que hay detrás de la moción de censura

Intereses, pugnas y desgobierno abonaron la iniciativa

Hace ya cuatro meses que José Bañuls renunció a sus delegaciones como concejal del PP. El mismo día que presentaba la renuncia, el alcalde de Benidorm, Manuel Pérez Fenoll, comparecía junto al consejero de Infraestructuras, Mario Flores, para explicar los nuevos planes de movilidad local. Bañuls, que hasta ese día era quien se ocupaba de esas competencias, ni siquiera fue invitado al acto.

La escenificación de la ruptura no fue una sorpresa. Bañuls nunca fue bien recibido por gran parte del PP local. En realidad, Bañuls había sido impuesto por la familia Barceló en la lista municipal con la aquiescencia de Pérez Fenoll, que encabezaba la candidatura.

Tras renunciar a sus competencias, Bañuls midió sus pasos. A finales de junio abandonó el grupo popular para pasar a ser concejal no adscrito y poco después renunció a seguir militando en el PP. Para entonces, la moción de censura ya estaba en la fragua y así lo hizo notar el grupo de comunicación Prensa y Noticias, dirigido por Leopoldo Bernabeu.

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El PP ha subrayado desde el primer día los intereses urbanísticos con tintes mediáticos que escondía la presentación de una moción de censura en Benidorm, que ha sufrido dos aplazamientos hasta su consumación ayer. Sin embargo, la única prueba con la que el PP ha intentado demostrar los intereses ocultos que escondía la moción -una referencia catastral de una parcela rústica donde el Benidorm Club Deportivo pretendía construir su ciudad deportiva y que resultó estar a nombre de la familia del ex alcalde y actual concejal del PP de L'Alfàs del Pi Gabriel Such-.

Lo cierto es que el concejal tránsfuga José Bañuls ha tenido que renunciar a su pretensión de asumir la delegación de Urbanismo para quitar argumentos al PP. Siempre ha negado la mayor y su vinculación a un pacto secreto, difundido y aireado por los populares, según el cual los intereses de dos constructores asociados a un grupo mediático se habrían conjurado para subvertir la voluntad de las urnas y provocar que Bañuls diera los pasos necesarios para aliarse con la oposición socialista.

El portavoz popular, Antoni Pérez, llegó a hablar de "un plan maléfico de la familia Pajín para obtener la alcaldía" y del "vencimiento de efectos al cobro por intereses urbanísticos y presiones mediáticas". Un argumento abonado por el cambio en la linea editorial del grupo de Bernabeu, coincidente casi en el tiempo con la decisión de Bañuls, otra razón que esgrimieron los populares para alimentar la supuesta trama.

Lo cierto es que, como en otras ciudades -Valencia y Alicante, sin ir más lejos-, la presidencia del club de fútbol aparece vinculada a intereses inmobiliarios, toda vez que el presidente del Benidorm, Jaime Doménech, un constructor que llegó a La Marina Baixa desde Almenara (Castellón), pretende levantar un hotel residencia en una ciudad deportiva planteada sobre un suelo que no es suyo. Doménech, además, participa en la construcción de un balneario en Bolulla, una pequeña localidad del interior de La Marina Baixa gobernada por el PSPV-PSOE. Su demostrado afecto a la causa socialista, según el PP, manifestado con su presencia en actos de electorales socialistas, habría cubierto el resto del argumentario.

Tras la marcha de Bañuls, el equipo de gobierno quedó seriamente tocado. De los doce concejales que quedaron en el equipo de gobierno, ni el alcalde ni Gema Amor, presidenta de la junta local del partido, se dedican a la gestión. Y el día a día de la gestión municipal quedó en manos de tres ediles: el portavoz Toni Pérez, el responsable de Urbanismo, José Ramón González de Zárate y el de Hacienda Francisco Saval, que participó en la moción de censura de 1991 que le llevó al poder municipal.

Los tres han sido los encargados de manejar una situación en la que el grupo socialista iba dando vueltas de tuerca. Durante los meses de julio y agosto los concejales de la oposición trabajaron más que en los dos años anteriores con la intención de forzar una situación de ingobernabilidad y justificar el vuelco político.

Así, los socialistas, con Agustín Navarro y Maite Iraola a la cabeza, y José Bañuls provocaron una catarsis con mociones urgentes en las que pedían, entre otras cosas, mandar al paro a Maruja Sánchez, la concejala tránsfuga que le dio la alcaldía al PP hace 18 años. Una iniciativa que se convirtió en bandera de la rebelión socialista y que el alcalde popular logró abordar parcialmente con sendos informes del secretario y el interventor para no aplicar algunas decisiones aprobadas en pleno ya con el gobierno popular en minoría. Entre la incredulidad y la indecisión se ha manejado Manuel Pérez Fenoll, abandonado por una dirección regional que bastante trabajo tenía con bregar en el caso Gürtel. El presidente de la Generalitat, Francisco Camps, enfrascado en sus cuitas judiciales, ni siquiera acudió a la inauguración de una de las obras emblemáticas de la ciudad, el paseo de Poniente.

La amenaza de la moción de censura y el temor de la dirección regional del PP a que el presidente de la Diputación de Alicante, José Joaquín Ripoll, aprovechase la situación para sacar tajada hizo que el secretario general del partido, Ricardo Costa, confirmase a Pérez Fenoll como el candidato a la alcaldía en las municipales de 2011.

Pérez Fenoll asumió el cargo de alcalde tras el fallecimiento de Vicente Pérez Devesa, pero nunca ha tenido el apoyo mayoritario de los populares benidormenses. Ha compaginado la alcaldía con su trabajo de dentista, lo que le ha valido críticas de estar poco implicado en la gestión municipal. Tras renunciar a su pasado zaplanista, Camps vio en Pérez Fenoll el rival perfecto para competir con Ripoll por la presidencia provincial del PP en el pasado congreso. Pero perdió en el último minuto por muy pocos votos.

Entre una y otra cosa, Pérez Fenoll ha perdido, si alguna vez lo tuvo, el pulso de la ciudad y apenas tiene tiempo para aparecer en fiestas, procesiones y actos protocolarios. De hecho, su aislamiento de la gestión diaria municipal y la concepción de su cargo como si se tratara de un consejero le han generado casi más críticas internas, a nivel privado, que las publicitadas por la oposición.

La presidenta del PP local y persona de confianza de Ripoll, Gema Amor, tampoco ha esperado mucho para recordar que Pérez Fenoll aceptó incluir al edil que en breve le arrebatará el poder al PP. Un tránsfuga que Gema Amor se negó a poner en la candidatura municipal y que, finalmente, figuró por decisión de la dirección regional que lidera Camps. Una inclusión realizada por la dirección del PP regional a instancias de Ángela Barceló, hija del ex senador Miguel Barceló y madre de su sustituto en el Senado, Agustín Almodóvar.

Amor, que mantiene buenas relaciones con todo el mundo -incluida la oposición socialista y el propio Bañuls- era la candidata del fallecido Vicente Pérez Devesa para sustituirle en 2007 y tiene por delante antes de final de año la organización de la asamblea local que ha de renovar la dirección. Una asamblea que se prevé más tormentosa, si cabe, tras el desalojo de Pérez Fenoll de la alcaldía.

En este contexto, queda por ver cómo reconducirán la situación los socialistas. Formalmente, todos los ediles socialistas benidormenses, con el futuro alcalde Agustín Navarro y su mano derecha, Maite Iraola, han decidido renunciar a su militancia para evitar la sanción del PSPV-PSOE. Pero detrás queda el apoyo de la presidenta provincial del PSPV, Ana Barceló, que convocó en Benidorm una ejecutiva provincial para dar cobertura a la moción de censura y que anunció para septiembre una hoja de ruta que ha resultado ser un cúmulo de despropósitos. Primero pidieron que el alcalde encarara una moción de confianza a la que no podía someterse y luego anunciaron un pleno extraordinario de reprobación de Pérez Fenoll, que no ha llegado a consumarse. Al final, el grupo municipal decidió lanzarse a la piscina y registrar la moción de censura.

Tras depositar ayer la solicitud del pleno de moción de censura en el registro de entrada del Ayuntamiento, los socialistas se han encontrado en la ciudad con apoyos inesperados, larvados tras cuatro mayorías absolutas del PP. Con todo, no lo tendrán fácil. Benidorm está al borde de alcanzar el endeudamiento máximo que permite la ley y el margen de maniobra del que disponen es ínfimo. Aunque de momento se conforman con auspiciar la participación ciudadana y la transparencia municipal, hay asuntos urgentes y ya enrevesados que tendrán prioridad. La solución de los problemas urbanísticos, con los planes del Murtal, Armanello y de la zona de las discotecas paralizados desde hace años por resoluciones judiciales adversas; la construcción de un hospital comarcal deshaciendo el enredo de la permuta de suelo con la Sociedad Proyectos Temáticos, o la nueva adjudicación de la estación de autobuses que consiguió Ortiz y anuló el juzgado, son algunos asuntos clave. Y poder acabar el último tramo de paseo del frente marítimo de la ciudad, para el que prometió la financiación el Gobierno central, forman parte de sus primeros objetivos.

Un contexto en el que está por decidir el papel que tendrá José Bañuls.

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