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Reportaje:

Cine de autor en Kripan

Pedro Aguilera rueda en la Rioja Alavesa su segunda película - 'Naufragio' supone otra muestra del estilo arriesgado del director

Una reducida representación del vecindario de Kripan contemplaba ayer, entre curiosa y escéptica, la evolución del rodaje de Naufragio, la película que el director donostiarra Pedro Aguilera está rodando en la Rioja Alavesa. Un viejo camión militar sucio y destartalado recoge a una cuadrilla de jornaleros, entre extras y protagonistas del filme, en un completo silencio que quiere recrear el ambiente del amanecer. Pero son las once de la mañana.

La magia del cine es lo que tiene: presentan mayor apariencia de jornaleros los actores que los extras; se rueda en un pueblo desierto, sin los ingredientes habituales de sus calles en un día de trabajo, es decir, los tractores y los vecinos. Todo ello, con un aparataje de personas y máquinas de filmar y sonido alrededor que sirve para convertir una situación increíble para el profano en las artes cinematográficas en una historia verídica.

El protagonista es un joven subsahariano que debuta en el cine con este trabajo
Aguilera ha optado por rodar y dirigir de forma cercana al documental

Lo que ayer se vivió en Kripan fue una versión contenida de un rodaje de película. Aguilera ha decidido rodar y dirigir a los actores en forma documental con el fin de alejar al actor de la ficción cinematográfica. Su apuesta por un cine arriesgado ya se pudo comprobar con su primer título, La influencia, seleccionada en 2007 para la prestigiosa Quincena de Realizadores de Cannes y reconocida en diversos festivales.

Estas referencias le han permitido rodar Naufragio con tranquilidad, como él mismo reconocía ayer. "Los dos primeros días, en la sierra de Cantabria, han salido adelante, sin problemas", comentaba en un descanso del rodaje. Y eso que la localización era una cueva inaccesible. También se le ve a Pedro Aguilera satisfecho con los actores, sobre todo con el protagonista, Solo Turé, un joven subsahariano que debuta en el mundo del cine: "Me fascina", dice de quien interpreta a un inmigrante que viene a la península con una misteriosa misión espiritual, inspirada por el vudú.

Cerca de él se encontraba Kandido Uranga, veterano actor vasco que se muestra animado con participar en un proyecto como Naufragio. "Sacar adelante una película es una carrera de obstáculos para la que hace falta mucha ilusión, sobre todo cuando son proyectos como éste, que salen del corazón", reivindica quien ha participado en títulos como Vacas, de Julio Medem, o Salto al vacío, de Daniel Calparsoro, que reflejan su interés por los proyectos con sello de autor.

"Lo más interesante que tiene cualquier disciplina artística, mucho más que el dinero que produce, es la conciencia de que se trata de un trabajo que sale de dentro", afirmaba poco antes de volver al rodaje en mitad de la plaza de Kripán, con Solo Turé y el resto del grupo de jornaleros. Se reanudaba así la parafernalia del "Silencio, acción".

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