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Columna
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La represión como solución

Las putas son malas, hay que esconderlas porque no se las puede prohibir, con el mismo argumento que usan los dueños de algunos bares de Nueva Orleans que ponen en las paredes de detrás del mostrador un letrero que dice: "En este local no se puede entrar con armas... porque en este Estado es ilegal matar a los negros".

Los jóvenes son una vergüenza, borrachos e inconscientes, han inventado el botellón para pervertir la vía pública, y además son todos iguales, porque lo que se ha demostrado en los disturbios de Pozuelo es que en cuanto le levantas la cola al cocodrilo del Lacoste, asoma un antisistema. Eso sí, en el mismo Pozuelo murió anteayer electrocutado un trabajador mientras trabajaba en un edificio de oficinas, y en lo que llevamos de año ya van 64 muertos por accidente laboral en la Comunidad de Madrid. ¿Alguien vigila las obras sin andamios, sin red de seguridad y demás? ¿No sobran unas cámaras o unos policías para eso?

Los impuestos son intolerables porque los sube el PSOE, pero Madrid resucita la tasa de basura

Los conductores tienen que ser acorralados, filmados y multados a discreción por el bien común, es decir, para que los presupuestos del Ayuntamiento se saneen. Por ejemplo, ponemos un límite de velocidad ridículo en los túneles de la M-30, a 70 por hora para que no les dé tiempo ni a frenar, y nos forramos: 92euritos por ir a 76 kilómetros por hora en pleno julio y con la carretera vacía, es un buen negocio. Lo hacemos por ustedes, deberían de darnos las gracias, canta el buitre disfrazado de paloma de la paz, mientras los saqueadores cuentan las monedas.

Los fumadores son asesinos, contaminan todo lo que se les pone por delante y en los alrededores y con su maldito tabaco, que por otra parte deben de seguir comprando para que la economía marche, no dejan ver el humo de los coches. Hay que aislarlos, ponerles mala cara, construir guetos para que se suiciden sin molestar o se maten entre ellos. Imagínense, si la superioridad tuvo hasta que lanzarse a por Esperanza Aguirre, que intentó suavizar la ley antitabaco y permitir que la gente se echara un pitillito en bodas, bautizos, comuniones y actos institucionales. De hecho, la ministra de Sanidad ha dicho recientemente que se plantea ampliar la prohibición a todos los espacios públicos, incluidos los bares y lugares de ocio.

Los hombres, en su conjunto, son maltratadores hasta que se demuestre lo contrario, y para eso se han inventado las leyes de género, que sirven para equilibrar un desequilibrio de siglos cobrándoselo al señor López de turno en su divorcio, por ejemplo. Y los niños son de las madres, como le hubiera gustado a doña Pilar Primo de Rivera. Y las denuncias falsas por maltrato aumentan de tal manera que hasta el presidente de la Asociación Española de Abogados de Familia tuvo que alertar de la "cantidad enorme" de denuncias "torticeras" de violencia de género que se presentan "para conseguir un divorcio ágil, dado que las demandas se tramitan en juicios rápidos en los juzgados especiales de violencia contra la mujer". Juan Urbano conocía a uno al que le había puesto una de esas denuncias falsas su ex mujer, a la cual representaba... ¿adivinan quién?

El juez Garzón debe ir a la cárcel por atreverse a investigar el franquismo. Levantar el puño es patético, dice Rajoy, y pregunta qué pasaría si otros levantaran la mano. Y el líder del PP en Granada, señor Pérez, dice que "retirar el monolito a José Antonio Primo de Rivera" que hay en la ciudad "sería un acto talibán progre". Y en Madrid, del Valle de los Caídos ni se habla.

Los impuestos son intolerables porque los sube el PSOE, pero el alcalde de Madrid resucita uno que se suprimió en 1986, la tasa de basura, que les hará ganar 90 millones de euros, restados a las familias que tienen que pagarlo para salir de la crisis del único modo posible, que es haciéndose un avión de papel con las facturas, porque con los discursos no se puede, ya que son papel mojado.

Juan Urbano perdió la mañana redactando esa lista y, como no sabía qué hacer con ella, me la envió a mí, por si me servía para escribir uno de estos artículos. Me lo estoy pensando. Disfruten de su libertad.

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