El tráfico de cocaína se restablece tras caer cinco redes en tres años
Los cárteles buscan nuevas rutas y alianzas para asegurar los envíos
Llega otro momento de cambio en la fachada atlántica del narcotráfico, aunque los expertos todavía no saben muy bien cómo será. Un nuevo escenario internacional empieza a dibujarse como consecuencia de las últimas redadas policiales, en las que han caído los mejores lancheros y se ha desvalijado el arsenal de las planeadoras que introducían el 80% de la cocaína que entró por Galicia desde 2006 y que supone la tercera parte de los alijos que llegan al mercado europeo. El cártel colombiano de El Valle es el principal surtidor de estos envíos.
Han sido tres intensos años para los narcos, desplegando una actividad sin precedentes en toda la ría de Arousa, tal vez acentuada por la crisis, que ha superado las mejores épocas del contrabando de tabaco en Galicia. La incursión de imponentes planeadoras, equipadas con unos medios inimaginables hasta hace poco tiempo, se convirtió en un desafío de tal calibre, que obligó a jueces, fiscales y a la policía a diseñar una nueva estrategia en la lucha contra el narcotráfico que ha removido sus cimientos en las últimas semanas.
Para los cárteles suramericanos, algunos traficantes gallegos no han hecho bien los deberes y los resultados de tanto desembarco en las rías han sido desastrosos. Las pérdidas en cargamentos, sólo en 2009, se cifran en más de 400 millones de euros y en 30 millones la infraestructura incautada que acaba de ser evaluada por la policía. "Son momentos complicados, pero interesantes. Quizá, a partir de ahora, el colombiano se planteará si sigue o no inyectando dinero al transporte", comenta el jefe del Grupo de Respuesta Especial al Crimen Organizado (Greco) en Galicia, Antonio Duarte.
Hasta ahora, en el centro de atención de los grecos estaba el último histórico por caer: Manuel Abal Feijóo, Patoco, que en 2007, después de cumplir su primera condena como traficante, tomó las riendas del transporte hasta convertirse en el número uno de la profesión y el más demandado por los cárteles. Con tan sólo 37 años, movía un promedio anual de 20 toneladas de cocaína y tenía la empresa de servicios con los mejores equipos de navegación. Pero en diciembre, cuatro meses antes de la redada que acabó con 24 de sus hombres entre rejas y con un historial de película, Patoco moría en un accidente cuando se dirigía a su casa de Cambados conduciendo una potente Yamaha. Su viuda tomó las riendas y puso al frente de la organización a un empresario de la construcción con el que habían blanqueado parte de su fortuna, pero su suerte estaba echada.
La redada contra la organización del joven capo (lancheros, vendedores de motores y todos los colaboradores necesarios en el transporte) sigue dando resultados en la investigación patrimonial póstuma, que sólo ha descubierto la punta del iceberg: 40 millones de euros.
Desde 2006, ya han caído cinco de las mayores bandas que operaban en Galicia con su infraestructura marítima casi al completo. Pero ahora, por primera vez, la unidad del Greco, de reciente implantación en esta comunidad, ha conseguido descubrir los escondites de toda la flota naviera que alquilaba Patoco. Hasta 20 naves fueron localizadas a lo largo de las desembocaduras de los ríos Ulla y Umia. Fueron intervenidas 21 planeadoras ultraligeras de última generación y, sobre todo, arrestados los mejores pilotos.
El daño infligido a las bandas de transportistas ha sido enorme y la policía está convencida de que surgirán grupos nuevos y se abrirán otras rutas, ahora que desde el paso del Estrecho se vigila también el enorme escondite africano de los traficantes, que por esta razón ha perdido interés para los cárteles. "Este negocio no se va acabar, pero no les resultará fácil recuperar todo lo que han perdido", apunta Duarte.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.