La música de los videojuegos llega a las grandes orquestas
La orquesta sinfónica afina sus instrumentos, la luz se atenúa. Sobre una pantalla gigantesca aparece el venerable marciano de Space Invaders, llegado en blanco y negro por un túnel del tiempo de 30 años. Un jugador elegido aleatoriamente entre el público disputa una partida, las filas de invasores comienzan a descender, mientras la orquesta atrona con una versión de las machaconas musiquillas del juego original, acelerándola a medida que lo hace la propia ofensiva marciana...
La escena puede presenciarse en cualquiera de los conciertos de la gira Video Games Live, un espectáculo organizado por miembros de la comunidad de compositores de bandas sonoras para videojuegos, financiado por las empresas, y en el que orquestas de prestigio -la primera fue la Filarmónica de Los Ángeles, en 2004- interpretan temas extraídos de las bandas sonoras de populares videojuegos. Es una de las últimas expresiones del creciente culto por las bandas sonoras incorporadas al software recreativo. Existe una decena larga de compositores que cobran cifras importantes por sus trabajos, son seguidos por miles de aficionados en todo el mundo y publican sus composiciones fuera del formato videojuego.
El fenómeno nació en Japón. El acompañamiento musical de los juegos primitivos era apenas una codificación informática, monocorde, de algún tema popular o unos acordes repetitivos. Con el desarrollo de las primitivas consolas, músicos como Koji Kondo -célebre por las series Zelda y Super Mario-, Nobuo Uematsu -Final Fantasy- o Kiochi Sugiyama -Dragon Quest- empezaron a desarrollar un estilo propio para los videojuegos.
Sugiyama fue el primero que tuvo la osadía de sacar su trabajo del entorno de los juegos. Ya en 1986 publicó un primer disco con la Filarmónica del Londres que adaptaba sus trabajos.
Para 1994, la aparición de la PlayStation ya había llevado la calidad de sonido del formato CD a los juegos y en 2003 se ofrecía el primer concierto sinfónico exclusivamente con este tipo de música, a cargo de la Orquesta Sinfónica de la República Checa.
Ese mismo año nacería en Australia la primera orquesta exclusivamente dedicada a este campo, la Eminence Symphony Orchestra, que ha publicado cuatro álbumes. En los últimos tiempos, algunos lanzamientos incluyen en Japón, de forma destacada, el nombre del compositor original. Y no pueden olvidarse las bandas sonoras integradas por canciones creadas originalmente -o no- para el juego.
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