Ellie Greenwich, compositora de pop de los sesenta

En la radio, en televisión, en películas, en anuncios... siempre reaparece una canción de Ellie Greenwich, una de las primeras compositoras y productoras musicales artífice de la banda sonora pop de los sesenta, y que falleció el pasado 26 de agosto a los 68 años de un ataque al corazón en el hospital St. Luke's Roosevelt de Nueva York, donde le estaban tratando una neumonía. Creó míticas canciones que muchos han tarareado, como Be my baby, cantada por las Ronettes, o Do wah Diddy, que lanzó al número uno de las listas a Manfred Mann.

Como muchos de los grandes, su pasión por la música despertó a muy temprana edad. Nacida de padre católico y madre judía el 23 de octubre de 1940 en Brooklyn (Nueva York), en cuanto se mudó a Levittown (Long Island) se inició en el acordeón y, poco después, en el piano. Con 13 años, empezó a componer y formó su primer grupo musical con dos amigas del colegio, The Jivettes.

Éxito inesperado

Tras la universidad, unió fuerzas con el productor Phil Spector y Jeff Barry, su marido de entonces. Eran principios de los sesenta y desde el famoso Brill Building de Nueva York, un paraíso para cantantes y compositores, empezaron a crear las melodías que marcarían una época. Be my baby, Da doo ron ron, And then he kissed me, Chapel of love o River Deep, Mountain Hight, son sólo algunos de los títulos que la convertirían en una de las principales compositoras de la ciudad en los setenta y los ochenta.

Un éxito un tanto inesperado. Varias anécdotas lo demuestran. En alguna ocasión, Greenwich recordó que la primera vez que escuchó una canción suya en la radio se quedó tan atónita que empotró su coche en una cabina de peaje. La frase Da doo ron ron, ni siquiera iba a formar parte del tema, eran unas palabras sin sentido que Barry y ella utilizaron para llenar un hueco sin letra. O cuando Barry escribió There she was just walkin' down the street (Allí estaba ella, bajando la calle) para empezar otra canción, y ella añadió lo que pensó que cualquier chica cantaría al bajar la calle: "Do wah Diddy Diddy", que llegó en 1965 a número uno.

Pero tras su éxito como compositora, productora y vocalista -trabajó con Ella Fitzgerald, Bobby Darin o Frank Sinatra- tuvo una crisis nerviosa. En 1965 se divorció de Barry, los éxitos se estancaron y el público empezó a fijarse en grupos británicos, como los Beatles, y en cantantes que componían sus propios temas, como Bob Dylan. "Cuando mi matrimonio acabó y mi estilo dejó de estar de moda, pareció que no me quedaba nada", declaró en 2005 a un periódico australiano. Se recuperó y en 1968 grabó su primer álbum en solitario, aunque lo que la devolvería de nuevo a la fama fue un musical basado en su vida en la industria musical. Leader of the Pack se estrenó en Broadway en 1985 y estuvo nominado a sendos premios Tony y Grammy.

Como cantante solista no tuvo un gran éxito, pero sus temas los cantaron Elton John, Tina Turner, Celine Dion o U2, y se llevaron 25 discos de oro y platino. En 1991 Greenwich y Barry entraron en el Salón de la Fama de los Compositores, y en 2004 la lista de la revista Rolling Stone con las 500 mejores canciones de todos los tiempos incluía seis éxitos de este dúo, más que ninguna otra pareja de compositores. En su página web, está escrito que nunca pensó que su música llegaría a marcar una era ni perdurar por generaciones, pero lo ha hecho.