La etarra Aranalde huye antes de ser detenida por orden de Garzón

Baltasar Garzón llegó tarde. La etarra Maite Aranalde, entregada hace sólo siete días por Francia, ya se había fugado cuando la policía fue a detenerla el lunes por orden del juez. La terrorista había aprovechado para evadirse que el juez Eloy Velasco la había dejado en libertad bajo fianza al día siguiente de ser extraditada, al no apreciar un riesgo de fuga evidente y haberse traspapelado un documento que consideró clave para encarcelarla. La última vez que se la vio fue entrando en casa de sus padres en Ibarra (Guipúzcoa), tras un infructuoso intento de homenaje.

En la noche del lunes, el magistrado de la Audiencia Nacional dictó un auto de prisión incondicional contra la etarra. El auto corregía la resolución de su compañero Velasco, quien el 26 de agostó dejó en libertad a la terrorista bajo fianza de 12.000 euros. La fiscalía recurrió esta decisión y Garzón admitió el recurso.

Garzón rebate los argumentos utilizados por Velasco y sostiene que "se cumplen todos los requisitos exigidos por el Tribunal Constitucional para que la prisión [de Aranalde] sea con carácter incondicional y no sujeta a fianza". El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, no aclaró ayer si la etarra estaba vigilada tras su puesta en libertad.