_
_
_
_
Elecciones en Japón

El 'sayonara' de los dinosaurios

El nuevo Parlamento japonés será más joven, más inexperto y con más mujeres - Muchas empresas ya no indican a sus empleados a quién votar

Como los tsunamis que con frecuencia barren las costas del archipiélago, las elecciones del domingo acabaron de un zarpazo con muchos de los grandes barones del Partido Liberal Democrático (PLD). Fundadores o descendientes de dinastías políticas —muchos de ellos protegidos por la connivencia del PLD con las grandes corporaciones industriales a lo largo de más de medio siglo casi ininterrumpido de poder— fueron fulminados por la nueva galaxia, más joven, más inexperta y con más mujeres, que conforma las filas del Partido Demócrata de Japón (PDJ).

Muchos japoneses se volcaron ayer incrédulos sobre los periódicos para confirmar lo que las cadenas de televisión comenzaron a vaticinar poco después de cerrarse los colegios electorales. Quienes permanecieron pegados a la pequeña pantalla hasta la madrugada pudieron ver en directo el adiós compungido de los dinosaurios, que comparecieron en sus respectivos distritos para reconocer su humillante derrota.

El LPD se benefició en exceso de la fuerte relación con la industria
Más información
Japón inicia la revolución política

Entre ellos, el ex primer ministro Toshiki Kaifu, de 78 años, que perdió frente a un político de 38 años. Sólo una vez antes, en 1963, había sido derrotado un ex jefe de Gobierno. Para el veterano Fumio Kyuma, de 68 años, la vergüenza fue incluso mayor. Le arrebató el escaño una debutante también con 40 años menos que él, es decir, con sólo 28 años, la diputada más joven.

Dinosaurios de todos los tiempos del PLD han sido arrinconados por desconocidos por los que ellos no hubieran apostado ni un yen. La hora de la verdad les ha llegado incluso a ministros del actual Gobierno, como el de Finanzas, Kaoru Yosano, de 71 años, y la de Consumo, Seiko Noda, de 48 años. Además, un buen puñado de ex ministros de Exteriores, Finanzas, Defensa y ex secretarios generales del partido, incluido Taku Yamasaki, de 72 años, que había sido elegido 12 veces, engrosan la sangría sufrida por el PLD.

Empezando por Toyota, que esta vez no ha recomendado el voto a sus empleados, la fuerte relación existente entre los liberales y la industria no sólo facilitaba año tras año la reelección de los barones del PLD, sino que muchos de ellos también pertenecen a las grandes familias de industriales del país. Tal es el caso del actual primer ministro Taro Aso, quien, aunque ha sido reelegido, ya ha anunciado su dimisión al frente del partido por haberle conducido a tan estrepitosa derrota.

Lo más significativo, sin embargo, es que el líder del PDJ, Yukio Hatoyama, sea también miembro de una de las sólidas dinastías industriales y políticas del país. Su abuelo fue el fundador del PLD y primer ministro entre 1954 y 1956, su padre fue ministro de Exteriores y su único hermano fue hasta el pasado junio ministro de Comunicaciones y Asuntos Internos del Gobierno de Aso.

La gran contradicción es que Yukio Hatoyama ganó las elecciones con una campaña centrada en la defensa del poder del pueblo, en reforzar la democracia y la capacidad del ciudadano de decidir con su voto el futuro del país. El estandarte de su lucha es precisamente poner fin al nepotismo y a la corrupción que se ha instalado en la vida política de Japón.

Las empresas japonesas, que acostumbraban a emplear a sus operarios de por vida, desarrollaban sobre sus empleados una especie de padrinazgo por el que se atribuían la capacidad de indicarles a quién debía ir su voto. La crisis económica desatada a principios de los noventa, que ha acabado en buena parte con ese modelo empresarial, dificulta a las empresas con empleados temporales que se permitan recomendarles a quién deben votar.

Aunque muchas siguen con esa abominable práctica, los japoneses son cada día más independientes, como bien han mostrado los resultados electorales. Las últimas generaciones sobre todo —en Japón hay que esperar hasta los 20 años para votar— muestran claras diferencias con sus antecesores. Precisamente, lo que parecía el reino imbatible del PLD apartaba a muchos jóvenes de las urnas.

"He votado al PLD porque trabajo en Japan Airlines, que tiene muy buenos contactos con ese partido. Mi empresa tiene problemas económicos y recibe apoyo financiero del Gobierno, pero si el PDJ gana muy posiblemente lo perderá y temo quedarme sin trabajo", decía el domingo Chinami Nakagawa, una azafata de 26 años, a la que evidentemente le recomendaron el voto. Nakawaga aseguró que si hubiera trabajado en otro sitio habría votado al PDJ.

La desaparición de los dinosarios ha sorprendido gratamente a muchos japoneses. En un café del centro financiero de Tokio tres jóvenes secretarias se reían ayer comentando las caras de algunas de las instantáneas aparecidas en la prensa que recogían los momentos del reconocimiento del fracaso electoral.

El avance de las huestes demócratas ha supuesto también un marcado rejuvenecimiento de la Dieta (Cámara baja), que hasta ahora parecía más bien un consejo de ancianos. La edad media de los diputados electos se sitúa ahora en 52 años. Además, aunque el país sigue muy lejos de la paridad de género, el nuevo Parlamento contará con 52 diputadas, lo que supone el 11,3%, una cifra récord. De ellas, 40 pertenecen a la bancada del PDJ.

El primer ministro saliente, Taro Aso, del Partido Liberal Democrático, en una conferencia de prensa. / reuters

El primer ministro saliente, Taro Aso, del Partido Liberal Democrático, en una conferencia de prensa.
El primer ministro saliente, Taro Aso, del Partido Liberal Democrático, en una conferencia de prensa.REUTERS

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_