Robben enamora al Bayern

Arjen Robben ha tardado dos días en convertir al Bayern en un equipo temible. Lo comprobó ayer la hinchada del club bávaro, que lo vio debutar después del descanso del partido contra el Wolfsburgo, en el Allianz Arena. Su asociación con la estrella local, Ribéry, fue inmediata. No necesitaron que el técnico, Louis van Gaal, les diera muchas instrucciones. Les bastó el entrenamiento del viernes para conocerse. Ayer fueron suplentes. Pero una vez en el campo, jugaron de memoria. El resultado fue que el actual campeón de la Bundesliga, el Wolfsburgo, se llevó una goleada (3-0) de un equipo que parecía condenado a sufrir. Fue la primera victoria del Bayern en lo que va de temporada, después de dos empates y una derrota. El entusiasmo de la hinchada fue un tímido gimoteo comparado con los saltos que dio en el palco el director general del Bayern, Uli Hoeness.

El ex jugador del Madrid, que se asoció a Ribéry, puso en pie al Allianz Arena

Florentino Pérez intentará fichar al francés en las próximas horas

En el Bernabéu, mientras esperaban al arranque del Madrid-Deportivo, los directivos madridistas se preocuparon por el debut de Robben. Esperaban que el jugador que acababan de vender por 25 millones de euros tuviera una entrada impactante en el Bayern. Esto dejaría ciertos resquicios abiertos a la negociación por Ribéry. El jueves pasado, cuando el presidente del Madrid, Florentino Pérez, acordó el traspaso de Robben con el vicepresidente del club alemán, Karl-Heinz Rummenigge, además de sellar un pacto de amistad, ambos mandatarios abrieron una vía negociadora cuyo fin es el traspaso de Frank Ribéry al club español. En el fondo de la venta de Robben subyace un canje. El Bayern sabe que si vende ahora, conseguirá el doble de dinero que si lo hace el año que viene. El visto bueno corresponde a su presidente, Franz Beckembauer.

El gran partido de Robben ayer, da esperanzas a Florentino Pérez. Pero no demasiadas. La complicidad entre Robben y Ribéry fue tan evidente que a cualquier aficionado le quedó claro que combinados valen mucho más que por separado. Lo supo el propio Robben, cuyos intentos de desbordar fueron menos efectivos cuando Ribéry todavía no había saltado al campo. Lo hizo diez minutos después que el holandés. Para entonces, Robben ya llevaba un par de disparos sobre la portería de Diego Benaglio. Cuando entró Ribéry, entre los dos interpretaron los contragolpes como maestros.

Mario Gómez adelantó al Bayern en la primera parte (1-0). Cuando Van Gaal dio entrada a sus dos cracks el Wolfsburgo buscaba el empate. Dejaba espacios a la espalda de su defensa. El terreno era apto para el contrataque. Ribéry organizó uno como un tiro. Recorrió 70 metros y cuando llegó al borde del área buscó a su socio. Robben recogió la entrega, amagó, dejó que los centrales y el portero pasaran de largo, y remató a placer. Ambos jugadores se fundieron en un abrazo. El público comprendió que Robben había revolucionado el equipo. Lo que vieron a continuación fue una exhibición de poderío. El segundo gol de Robben llegó después de otra combinación con el francés. Fue el definitivo. Tras el pitido final, los jugadores del Bayern felicitaron a Robben calurosamente. Lo necesitaban para salir de la crisis.

En la Liga inglesa, el Manchester derrotó al Arsenal (2-1) después de que Arshavin adelantara al equipo londinense. El Chelsea se impuso sin problemas al Burnley (3-0). El Liverpool venció al Bolton (2-3), que se quedó con uno menos por expulsión de Davis en el minuto 54, gracias a un gol de Gerrard.