Un héroe de barrio
Lo más práctico cuando actúa Josele Santiago es ir de cabeza a lo que todo el mundo ansía saber: ¿se acuerda todavía el músico madrileño de los añorados Los Enemigos? Anoche por lo menos sí. Hubo que esperar al tramo final del concierto para escuchar Desde el jergón, en formato desnudo (el autor a solas con su guitarra), y una nerviosísima Complejo, del primer disco enemigo, Ferpectamente, ese que se vendía allá por 1986 en los bares de Malasaña por un vinito y un chorizo. La historia es tan verdad como que su autor luce una pronunciada alopecia.
Una hora antes del concierto,Josele disfrutaba de su barrio. Allí estaba el cantante, dando buena cuenta de unas patatas bravas y unas pipitas en un bar de la calle Velarde, en el corazón de Malasaña. Con un ojo puesto en la televisión (echaban el partido del Barça) y el otro en la cerveza, Josele no paraba de saludar a los vecinos: "Qué paso, tronco, hoy tocas ¿no?". Su banda, a su lado, tramaba algo: "Nos ponemos todos el traje para tocar, ¿vale?". Josele terminó por enterarse: "¿Qué habláis de trajes? Nos os vistáis elegantes, que yo no tengo chaqueta". Al rato llego la chica de Josele, apuraron las cervecitas y se encaminaron a la sala, a sólo 50 metros.
Josele Santiago
Josele Santiago (voz y guitarra), David Krahe (guitarra), Jorge Santos (batería) y Héctor Rojo (bajo). Viernes 28 de agosto.
Sala Taboo. 10 euros. Unas 450 personas (llenísimo).
Emite en una frecuencia distinta al resto del pop español
"No os vistáis elegantes, que no tengo chaqueta", les decía a sus músicos
Madrid no podía despedir mejor el achicharrante mes de agosto. El sujeto que subió ayer al escenario de la sala Taboo es más del foro que el chotis, género, por cierto, que no se descarte que algún día encare nuestro protagonista. Josele en Malasaña, Malasaña en Josele. Sí, aunque el guitarrista se haya despedido de la capital y ahora resida entre Galicia y Cataluña. Argumenta que es porque Malasaña se "está apijotando". No le hagan mucho caso. La verdadera razón es que se ha marchado siguiendo al amor. Romántico que es uno.
El rockero honesto existe y anoche actúo en la ciudad. Si se acude al diccionario de la Real Academia y se busca la palabra auténtico probablemente haya una talla en madera de Josele Santiago. Sí, hubo un día que alguien le dio un consejo "para vender más". "Eres bueno, pero si haces este cambio y te peinas a raya, podrías ganar mucha pasta". Saben dónde acabó este individuo, ¿no? Sólo una pista: muy lejos.
Josele, 43 años, se comportó anoche en el escenario como ese tipo adusto y seco al que le preguntas si tiene hora y te responde que sí para acto seguido seguir su camino. Siempre con gesto severo, arrancó el concierto con Loco encontrao, ese revoltijo de palabras marca de la casa que abre y titula su último álbum y que dice "me he vuelto loco encontrao/ que estaba loco perdio". Y se queda tan pancho mientras la gente le mira embobada y uno grita: "Eres un monstruo". Pues el monstruo triunfó anoche en un repasó de sus tres discos en solitario.
Josele se muestra en el escenario como un hombre del saco socarrón y vividor que te entrega abruptamente sus historias de filósofo incrédulo y descreído. Sus canciones no se venden en una tienda de golosinas. Aquí existen espinas, aristas, espíritu procaz y mordaz. Y te deja deberes para casa con frases como "algún día tus huellas se van a borrar/ tú serás la arena que acariciarán" (Baila en viento).
Durante hora y media demostró que emite en una frecuencia distinta al resto del pop español. Con esa voz viril. Qué rayos viril. Mejor calificarla voz de pirata pata palo en excedencia de concierto por las salas de Madrid. Pues con esa voz se zambulle en el swing, el blues, el pop de salón y lo que se tercie. Parece un manirroto este Josele, con sus vaqueros raídos y su desastrada figura. Pero no fiarse: este hombre es un sofisticado observador de la naturaleza humana. La gente se marchó de la sala satisfecha con los cuentos del hombre de saco. Ah, y los músicos lucieron sus elegantes chaquetas...
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