Baile de cuerpos de arena
María Pagés y Sidi Larbi unen flamenco y contemporánea en 'Dunas', espectáculo clave del próximo Festival de Otoño
La transformación es cualidad de las dunas. Arena volátil, montañas efímeras, polvo en el viento. Ahora está aquí y luego más allá. No es extraño que esta capacidad de transformación haya seducido a dos artistas absolutamente distintos pero coincidentes en su amor al riesgo. Ella, María Pagés (Sevilla, 1963), es fiel al espíritu flamenco. Pero sabe romper reglas introduciendo música de Tom Waits y Peter Gabriel, compartiendo escenario con un fenómeno del ballet clásico como el cubano Carlos Acosta o trabajando como huésped de honor del centro de artes de Barishnikov en Nueva York. Él, Sidi Larbi Cherkaoui (Amberes, 1976), vanguardista coreógrafo belga-marroquí de gran imaginación, se ha puesto de moda en las plazas más chic de la danza contemporánea con obras como Zero degrees (2007), en la que se interesaba por la danza kathak de la India, o Sutra (2008), una coreografía montada con 16 monjes shaolin.
"Vimos que podía haber diálogo y ahí lo tienes, zapateando", dice la bailaora
Ambos hicieron amistad hace cuatro años en Mónaco y su interés por los brazos fue el nexo. Ella iba a entregar un premio y él presentaba In memóriam, que había creado para Les Ballets de Montecarlo. A Pagés le pareció que el trabajo de brazos era muy flamenco y a él le resultó muy curioso el comentario. Así empezaron a hablar de los brazos y la vida, hasta que un día se pusieron a trabajar y nació Dunas, un dueto íntimo -ahora mismo en proceso de creación en un teatro de Salt, en Giro-na-, en el que nos dicen que sus cuerpos, como las arenas, están en perenne transformación. "La arena es un elemento importante en el espectáculo", adelanta Sidi Larbi. "Es muy maleable, se puede convertir en muchas cosas. La huella de un pie en la arena es algo totalmente efímero y yo creo en la transformación del cuerpo. Tengo orígenes marroquíes y hay una estrecha relación cultural entre Marruecos y España. Queríamos jugar a esas influencias, pero yo no soy flamenco, no nací con eso, así que bailo como contemporáneo acercándome a las formas del flamenco". El verdadero origen del espectáculo es el deseo de hacer una celebración de su propia amistad. Se admiran mutuamente.
"Dunas no es un encargo ni una ocurrencia, está saliendo de manera muy natural, del deseo de hacer algo juntos", asegura Pagés. "Somos distintos, y mucho, pero coincidimos en la curiosidad. Tenemos una conexión, hay territorios comunes, coincidimos en espíritu y criterios, y eso hace que cada día hagamos cosas muy especiales. Cuando empezamos nos planteamos que cada uno se mantendría dentro de su lenguaje, pero vimos que podíamos ir más allá, que podía ser un diálogo y ahí lo tienes, zapateando".
Estos días ultiman detalles antes del estreno de Dunas en Singapur y su posterior llegada a los dos festivales que coproducen el espectáculo, el de Otoño, de Madrid, y Temporada Alta, de Girona. Sidi Larbi, anuncia que el año próximo fundará en Amberes su propia compañía, Eastman. Aparte de Dunas, llevará por Andalucía en octubre su espectáculo Origine, en el que se hace preguntas sobre los orígenes de la globalización. Después llegará a Barcelona su pequeña coreografía dentro del espectáculo colectivo In Spirit of Diaghilev, una iniciativa del teatro Sadler's Well londinense en homenaje a Les Ballets Russes, para la que decidió versionar el mítico Fauno.
Pagés encara octubre con la gala que ofrecerá en el Teatro Real de Madrid con Carlos Acosta. Y como son tan de mezclar, el célebre bailarín del Royal Ballet estuvo la semana pasada en Girona trabajando en una pequeña pieza montada por Sidi Larbi. Será la gran sorpresa de una gala de ballet, flamenco y algo más.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.