Vencidos por la montaña
Al leer la noticia de la suspensión definitiva del rescate del montañero Óscar Pérez, he sentido frío. He sentido un escalofrío al saber que no le han podido ayudar, que no han logrado rescatarle. He sentido frío al saber que ha muerto en la más absoluta soledad; sin el calor de un amigo o de sus seres queridos.
Óscar ha muerto haciendo lo que seguramente más le gustaba. Por un sueño, por un proyecto, por una ilusión. Ha muerto haciendo lo que la mayoría no podemos entender. Porque ¿qué mueve a un montañero a enfrentarse a enemigos tan poderosos como las altas cumbres? Aventura, pasión por el riesgo, reto personal... Sólo los apasionados por este deporte lo podrán entender. Pero desde luego debe ser algo muy fuerte que los atrapa y les hace asumir estos riesgos con valentía y determinación.
Óscar fue vencido por la montaña y, todos, alpinistas o no, sabemos que también seremos vencidos algún día por el tiempo, que siempre es inclemente. Pero cuesta mucho entender que la gente muera tan joven.
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