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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Marcos Eguizábal, bodeguero que presidió el Logroñés

El equipo se mantuvo con él en Primera División

Marcos Eguizábal, que falleció en un hospital madrileño el 14 de agosto a los 90 años, será recordado por los aficionados al fútbol como la persona que logró situar Logroño en el mapa de la élite del deporte rey español durante casi una década. Pero, aunque su principal inversión fue el Logroñés, Eguizábal fue un empresario que siempre apoyó al deporte, desde el ciclismo al golf o al remo.

Nacido el 24 de abril de 1919 en la localidad riojana de Villar de Arnedo, acompañaba a su padre a vender el vino familiar y de ahí nació su sueño: "Crear el mejor rioja", como declaró a este periódico en 1990.

Era el menor de una familia de 14 hermanos. Con 17 años empezó a estudiar Química, aunque "iba para enólogo", declaró a EL PAÍS en 1984. Pero, como dice la canción de Fito Cabrales, "le pilló la Guerra".

Después consiguió que le convalidaran algunas asignaturas de Química para sacarse el título de maestro. Pero llevaba los negocios en la sangre y se metió en dos: el vino y la patata. Ésta le falló un año de mala cosecha, pero él insistió y amortizaba cada traslado. Los camiones salían para Santo Domingo de la Calzada cargados de vino y volvían hasta los topes de patatas: "No se puede nunca ir de cargado y volver de vacío".

En 1955, se lanzó al negocio de la construcción, primero en Logroño y luego en Madrid. Pero su verdadero acierto fue cuando compró tierras en la (entonces) yerma Almería. "Yo veía allá arriba Sierra Nevada y decía: aquí tiene que haber agua. Traje a un geólogo holandés, y vaya si la había". Fue el primero en preparar las tierras de El Ejido para el cultivo intensivo de espárragos. Luego fue vendiendo el terreno a los mismos vecinos y más gente que llegó a la zona atraída por el despuntar de la agricultura de invernadero.

En 1984, con el caso Rumasa, se empieza a cumplir su sueño, al serle adjudicadas tres antiguas bodegas de José María Ruiz-Mateos: Lan, Paternina y Franco Españolas. Poco después, en 1987, el Logroñés se acercaba a la Primera División con más ilusión que dinero y sus dirigentes llamaron a su puerta. Él respondió, ayudó primero, y en 1988, pasó a ser el propietario del Club Deportivo Logroñés. Aplicó la gestión empresarial a un club modesto, algo que permitió fichajes de figuras internacionales.

Pero después, el encarecimiento del fútbol chocó de lleno con sus posibilidades de negocio y su matrimonio con la afición se deterioró, sobre todo con el descenso a Segunda en 1995, tras una temporada en la que sólo sumó 13 puntos. El bodeguero planteó entonces su marcha, pero como buen riojano, dijo que dejaría al Logroñés en Primera. De la mano de Juande Ramos lo consiguió y en el verano de 1996 vendió el club a un grupo de empresarios de la comunidad.

Marcos Eguizábal, con el Rey en La Zarzuela en 1997.
Marcos Eguizábal, con el Rey en La Zarzuela en 1997.EFE

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