Donde el mar ronca

Hay un lugar en Galicia donde el mar ronca. El nombre lo sugiere: se llama O Roncudo. Sin embargo, quien se aventura por estos cantiles nunca verá un océano dormido, sino un Atlántico que gruñe en su furia y tanto roba vidas como brinda unos percebes como puños. La Costa da Morte forja hombres duros y generosos. Suso Lista (Corme, 1962) es un buen ejemplo de esta raza a la que cantó Pondal. Siempre ha sabido buscarse la vida, sobre todo como percebeiro. Pero ha tenido otras ocupaciones: marino mercante, patrón de pesca litoral, bombero forestal, escritor y actor en la serie de la TVG Mareas Vivas. Hoy es guía en la ruta que va desde el faro de Punta Nariga hasta la playa de Balarés, en la desembocadura del Anllóns.

Es una religiosidad intensa, a veces supersticiosa, la de la Costa da Morte Desde la "Jurita" se ve, si la noche es buena, la luz del faro de Hércules

Para iniciar el recorrido, desde Malpica nos dirigimos a Barizo, donde se encuentra el faro. Construido en 1994, este cíclope de piedra es obra del arquitecto César Portela. La misma roca granítica que ha desgraciado barcos por estas latitudes ha sido domada con un diseño de líneas puras y aristas afiladas como el casco de un navío.

Desde Punta Nariga, nos adentramos en el ayuntamiento de Ponteceso. Continuamos camino hacia una ensenada con islote conocida como Lago. Al lado, la playa de Niñóns, de arena fina y poco concurrida. Desde aquí nuestro guía señala el lugar de Santa Mariña, criadero natural de marisco. El camino pasa por O Roncudo, sigue por la ruta de As Gralleiras, la playa de Area das Cunchas y la cala da Insua.

En O Roncudo, otro faro trata de evitar que más barcos sigan engrosando la lista de hundimientos. Suso Lista explica que no ha sido el goteo histórico de grandes naufragios lo que ha bautizado a la Costa da Morte. Los navíos siniestrados dejaban muertos ajenos, de los que no duelen tanto, y riqueza en forma de mercancías varadas en las playas: pan para hoy. El nombre a la costa se lo han puesto los muertos que han llenado de mujeres enlutadas todos los pueblos y aldeas. Por Difuntos, en Corme no se deja el cementerio en toda la noche. En cien años, el mar se ha tragado aquí a 150 hombres. El pueblo ronda el millar de habitantes.

Los cantiles de O Roncudo están llenos de cruces que recortan su perfil sobre el mar. Es una religiosidad intensa, a veces en el filo de la superstición, la que se vive en toda la costa gallega. Cuando uno se acerca aquí en días de temporal, no duda de que Satanás ha ganado la batalla, pero si llegamos en un día despejado, lo mejor es subir al mirador "da Jurita" (garita), que fue lugar de observación para los aliados de Franco durante la II Guerra Mundial. En una noche clara, se pueden ver las luces de los faros de cabo Vilán, Laxe, Nariga, Sisargas, e incluso la Torre de Hércules.

La ruta tiene un primer destino en la aldea de Corme. Casi al borde del mar se conserva un molino tradicional en desuso y un petroglifo. De especial interés es la Pedra da Serpe, en el lugar de Gondomil. Se trata de una roca con el grabado de una serpiente alada que puede datarse en la época romana.

La ruta continúa hasta las playas da Ermida y Osmo. Desde ésta se accede al arenal de A Furna, donde en los últimos años se ha celebrado la Noite dos Encantos, un concierto en la gruta. El arpa de Emilio Cao se ha oído cuando la marea lo ha permitido

Seguimos hasta la playa de Balarés. Situada en el estuario del Anllóns, las arenas han formado aquí durante milenios un complejo dunar que va subiendo la montaña hasta cubrir su ladera haciéndola brillar al sol, por lo que se conoce como Monte Branco. Al girar la vista, descubrimos un criadero de percebes, el islote de Tiñosa.

Donde más bate el mar se dan los mejores. Para arrancarlos hay que ser intrépidos, que no temerarios, con un ojo en el bicho y otro en la rompiente. Suso Lista, percebeiro durante 22 años, empezó a desafiar a las olas en 1986. De familia marinera y marino desde los 16 años, sigue navegando, ahora por la red: escribe el blog susolista.blogspot.com y, con Omar Rabuñal, codirige la serie Para mariñeiros nós, accesible en You Tube. Su horizonte ya no está en el Atlántico, sino en la literatura -Galaxia va a publicar un libro con sus relatos- y, sobre todo, en el cine.