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Reportaje:

La OTAN 'toma' una playa de Vigo

Militares de permiso invadieron con sus lanchas un arenal repleto de bañistas

Una excursión en horas de permiso de unos soldados de la OTAN por la ría de Vigo a punto ha estado de acabar en conflicto diplomático. El miércoles por la mañana atracaron en el puerto seis cazaminas, y después de la hora del almuerzo los mandos dieron permiso a la tripulación para visitar la ciudad. Unos optaron por desembarcar en tierra y otros decidieron echar al mar las lanchas neumáticas grises de los buques para hacer un periplo por el litoral vigués. A las cuatro de la tarde, un grupo de soldados, entre ellos una mujer, irrumpieron en la populosa playa de Samil con tres de estas lanchas motoras y se dedicaron durante un par de horas a jugar, embistiendo las olas con sus embarcaciones. En un momento dado, hacia las seis, invadieron la zona balizada (de uso exclusivo de los bañistas y vedada para barcos y motos acuáticas) y siguieron realizando giros y bruscas maniobras a gran velocidad.

"En la playa habría 40.000 personas. Crearon una cierta situación de peligro"

Alertada por algunas de las personas que pasaban la tarde en el arenal, la Policía Local intentó desde la orilla ordenar a los extranjeros que desembarcasen. Los marinos se negaron y siguieron jugando con sus lanchas. Entonces los agentes pidieron ayuda a la Guardia Civil del Mar. El instituto armado movilizó una patrullera, que se acercó a las lanchas de la OTAN y obligó a los marinos a desembarcar en la playa para identificarlos. Allí los estaba esperando nuevamente la Policía Local de Costa. Los soldados se resistieron y protestaron en un principio, haciendo caso omiso de las órdenes, pero finalmente cedieron a los requerimientos. Ayer, el alcalde de Vigo, Abel Caballero, aseguró que los agentes municipales no les realizaron a los marinos ningún control de alcoholemia. La Guardia Civil, por su parte, ni afirma ni desmiente.

Ayer por la mañana, el alcalde recibía las disculpas de los mandos de la flotilla, compuesta por buques de Dinamarca, Holanda, Bélgica y Reino Unido. Por mediación del cónsul danés en la ciudad, José Antonio de Román, comandantes y otros cargos de los barcos se entrevistaron en el Ayuntamiento con Caballero y se lamentaron de lo sucedido. Pidieron "uno a uno", según Caballero, perdón tanto al Ayuntamiento como a la ciudad de Vigo, y le rogaron al alcalde que transmitiese esas disculpas al Gobierno de España. El comandante en jefe de la flotilla, Henrik Rasmussen, aseguró además al alcalde que los soldados que protagonizaron el espectáculo playero van a ser interrogados y "sancionados".

Posteriormente, el alcalde, ante los medios de comunicación, dijo que aceptaba las disculpas y que daba por "zanjado" y "cancelado" el conflicto, por lo que tampoco habría sanciones municipales para los barcos de la OTAN. "Ayer hubo un hecho de una cierta gravedad en la ciudad", empezó explicando Caballero. En aquel momento, en la playa, "podía haber 30 o 40.000 personas". Samil estaba "muy saturada de gente", y "las zodiac se adentraron en las zonas de seguridad, donde había bañistas, niños y niñas", creando "una cierta situación de peligro".

Abel Caballero también aseguró que un momento antes de su encuentro con la prensa había recibido una llamada de la vicepresidencia del Gobierno. "Me llamaron hace un rato también para enterarse de cómo estaba la situación, y la verdad es que a nuestros efectos el incidente está acabado", explicó. "Nos dieron sus disculpas, reconocieron el error y aseguraron que lo sucedido no se va a repetir en ningún sitio".

Vigo es escala frecuente de los buques de guerra de la OTAN. Los que están esta semana, procedentes del puerto inglés de Devon y con próxima escala en Ponta Delgada (Portugal), son el buque insignia Thetis, con bandera de Dinamarca, y otros cazaminas como el Quorn (Gran Bretaña), el Lobelia (Belgica), o el Rauma (Noruega). Con frecuencia, las flotillas de la OTAN "vienen aquí unos días a repostar y descansar", recordaba ayer el alcalde, "y nunca había sucedido nada igual". El regidor socialista, después del encuentro con los mandos, terminó deseándoles a los militares "feliz estancia en Vigo".

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