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Entrevista:MICHEL NADER Director del hotel María Cristina de San Sebastián | Días de diversión

"Se dice que la gente de aquí es cerrada, pero es al revés"

Afirma que en el hotel le han pedido incluso que "apague" el sonido de las olas de noche, pero Michel Nader, cuarta generación de una familia de hoteleros, destaca que hay cosas que escapan de su poder en el Hotel María Cristina, que dirige.

Pregunta. ¿Cómo es la Semana Grande para un franco-libanés como usted?

Respuesta. Es impresionante, por la gente, la organización y las actividades. El programa cumple todas las franjas de edad. Además, se mezcla con la candidatura de 2016 y hay muchos eventos.

P. ¿Son distintas estas fiestas de las de otras ciudades en que ha trabajado?

R. Sí. Allí no duran más que un día o un fin de semana y, además, aquí hay fuegos artificiales cada noche. Si un día te los pierdes, los tienes al día siguiente. Se suele decir que la gente de aquí es cerrada, pero es al revés. Lo veo y lo oigo a diario desde los balcones del hotel.

P. ¿Cómo son las fiestas en Líbano?

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R. No hay una semana festiva oficial. Cada noche de verano es una noche de fiesta. Son como las comidas aquí, sagradas, y más este año, que no hay problemas con otros países.

P. ¿Organizan actividades especiales en el María Cristina para la Semana Grande?

R. Sí. Hemos hecho una exposición de obras del mundo taurino. Además, hemos organizado una cena de siete platos el viernes por la víspera de la Virgen.

P. Los famosos se hospedan a menudo en su hotel...

R. Muchos toreros duermen aquí ahora. Y mira Springsteen: cantó en Bilbao, pero durmió aquí.

P. ¿Cuáles son los precios de las habitaciones?

R. La más cara ronda los 1.000 euros la noche y la más barata, 250.

P. ¿Hacen descuentos?

R. Tenemos un descuento para las personas del País Vasco. Con enseñar el certificado de empadronamiento es suficiente.

P. ¿Qué recomienda a los turistas en esta época?

R. Que aprovechen para salir a la calle y para visitar los distintos lugares cuando no llueve. Que vean todo lo que puedan y aprovechen el sol y, cuando llueve, que cojan el paraguas y se acerquen a las actividades.

P. ¿Desaparecen objetos del hotel a menudo?

R. Sí. En todos los hoteles del mundo lo hacen; es parte de la cultura del viajero. Se cogen posavasos y ceniceros con el logotipo del hotel. Y, por supuesto, el albornoz. De mobiliario no nos han robado nada todavía...

P. ¿Cuál ha sido la petición más extraña en el hotel?

R. Un cliente que se alojó en la suite de la Zurriola dormía con las ventanas abiertas porque le gustaba el aire del mar. Una noche me despertaron porque decía que los ruidos de las olas le molestaban y quería que hiciéramos algo al respecto. Le sugerí que cerrase las ventanas, pero él quería la brisa del mar. Hay cosas que sólo están en manos de Dios.

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