Detenido un marinero en el puerto de Tarragona por transportar 2,6 kilos de cocaína en una faja
Las modas siempre vuelven. También en el submundo del narcotráfico. Hace muchos años, los marineros metidos en el negocio ocultaban la droga en su ropa interior. El método, sin embargo, cayó en desuso por la irrupción de los muleros, que la camuflan en el estómago. Por eso los investigadores se sorprendieron ayer cuando, en el puerto de Tarragona, descubrieron que el antiguo sistema no estaba del todo muerto. El Cuerpo Nacional de Policía (CNP) ha detenido a un tripulante por intentar llevar a Tarragona 2,6 kilos de cocaína que estaban ocultos en un calzón tipo faja. También ha sido arrestado el hombre que le esperaba al pie del puerto para vender la mercancía en las calles de Barcelona.
La policía holandesa alertó al CNP de la posible entrega de cocaína por parte del marinero de un buque mercante que había realizado escalas en países de Suramérica. Al llegar a la costa catalana, los agentes vigilaron a los marineros y detectaron que uno de ellos se comportaba de forma extraña: estaba demasiado pendiente de casi todo. Las sospechas se confirmaron cuando el marinero, de nacionalidad filipina, se encontró con otro hombre en los lavabos de una cafetería cercana.
Fue en el aseo donde, según la policía, se produjo el intercambio de dinero por cocaína. La policía comprobó que el receptor de la droga se dirigió de forma inmediata hacia la estación de autobuses. El hombre, natural de Ghana, fue detenido. Los agentes comprobaron que llevaba puesta una faja en la que se ocultaba la droga. El tripulante también fue arrestado y confesó que había adquirido la droga en Costa Rica.
Fuentes de la investigación detallaron que, aunque este método para introducir droga está obsoleto, resulta muy difícil de detectar. No sólo porque los buques mercantes disfrutan de un estatus privilegiado, sino también por el gran número de embarcaciones que cada día llegan a la costa catalana. Para abortar al narco se necesita, como en este caso, información previa por parte de la Interpol.
Aunque no se ha detectado un aumento del tráfico de drogas en la zona, el CNP mantiene una estrecha vigilancia en el puerto de Tarragona.
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