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Reportaje:

Una nueva oportunidad para Carol

La mujer, que tiene una dolencia cardiaca desde hace 20 años, disfruta de un nuevo modelo de marcapasos con conexión a Internet incorporada

Hace 20 años, a Carol Kasyjanski le diagnosticaron un problema cardiaco. Por eso su vida depende del funcionamiento de un marcapasos. Una situación que, desde hace tres semanas, ha mejorado. Tengo "una nueva confianza y una segunda oportunidad en la vida", dijo ayer tras saberse que había recibido un nuevo dispositivo.

El optimismo de Kasyjanski tiene una causa: el nuevo aparato que hace que su corazón lata al ritmo adecuado está conectado por Internet con su médico. También ella puede chequear su funcionamiento. Por eso espera que no se repita el susto que le dio su anterior marcapasos. "Hace unos años el cable de alimentación de energía se perforó, y hasta que me derrumbé nadia sabía cuál era el problema", contó ayer la mujer.

Tres millones de personas usan dispositivos de regulación cardiaca

Con la nueva tecnología, eso no pasará más. El marcapasos no sólo emite una información continua sobre el estado del corazón. También indica cómo es su propio funcionamiento. Con eso, aparte de seguridad, la paciente gana en comodidad. Cuando llega al médico, éste ya tiene un historial casi completo del funcionamiento del aparato. También sabe si va a haber que cambiarle la pila. Con eso se ajustan las intervenciones a lo que de verdad necesita el paciente, y no se actúa como ahora, en que los médicos tienen que abrir al paciente cada cierto tiempo para evitar que se quede sin energía.

Ayer se conoció el primer caso de implantación de este dispositivo en Estados Unidos, aunque la empresa St. Jude Medical Wireless Pacemakers informó de que había otros 10 países europeos que se habían adelantado, entre ellos España, pero no pudo precisar dónde.

El diseño es tan sencillo como una conexión a Internet. Kasyjanski, vive ya con un marcapasos que emite señales inalámbricas. En su vivienda dispone de un receptor conectado a Internet, que recibe la información del marcapasos, se la muestra a la paciente y, además, la envía directamente a su cardiólogo.

"Esto me ayuda a saber con rapidez si hay algún cambio súbito en mi condición; mi monitor inalámbrico, en mi mesilla de noche, me informa a mí y a mi doctor", dijo Kasyjanski, tras haber recibido el primer modelo que se ha comercializado en EE UU. Su doctor en el hospital neoyorquino de St. Francis, Steven Greenberg, explica que el verdadero valor del dispositivo es que "ofrezca actualizaciones diarias sobre el estado de los pacientes, de modo que se puede actuar rápidamente a la hora de tener que solucionar problemas".

Además, según un comunicado oficial de la empresa que fabrica estos dispositivos inalámbricos, "esta tecnología permite programarlos para controlar y ajustar automáticamente el nivel de energía eléctrica necesitado para estimular el corazón del paciente, para poder confirmar que el corazón responde a esa estimulación".

El país pionero en instalar estos marcapasos fue Alemania, que implantó dos de ellos por primera vez el pasado 19 de marzo, en dos clínicas en las localidades de Ludwigshafen y Bad Nauheim. Uno de los doctores que los implantó, Karlheinz Seidl, del centro clínico Klinikum der Stadt Ludwigshafen, dijo en un comunicado emitido entonces que una de las mayores ventajas del marcapasos era que "no requiera de la interacción del paciente para efectuar la transmisión de información". Fuentes de la compañía fabricante confirmaron ayer que han entablado contactos con diversos cardiólogos españoles para implantar esta tecnología en el país.

Unos tres millones de personas en todo el mundo utilizan marcapasos, según información del departamento de cardiología del hospital donde se operó a Kasyjanski. Cada año, se instala uno de estos dispositivos a unas 600.000 nuevas personas.

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