Réquiem por Dani Jarque
Austeridad en los gestos, elegancia en la carrera, responsabilidad en la voz, concentración en el rictus y seriedad, mucha seriedad, vistiendo la camiseta del Espanyol. Así veíamos a Daniel Jarque González desde la grada de Montjuïc. Lo veíamos de lejos y, sin embargo, lo sentíamos cerca, formando parte, cada domingo de fútbol, de una experiencia compartida; él sobre el terreno, nosotros en la grada. A veces escuchábamos sus gritos desde nuestro asiento y, de pronto, estábamos en el área defendiendo un córner, en el lateral persiguiendo al extremo de turno o le acompañábamos a rematar una falta y cruzábamos con él todo el campo hasta el área contraria. Si marcaba, Jarque iba en busca de sus compañeros para celebrar el gol en vez de hacerse perseguir por ellos. Así veíamos al nuevo capitán del Espanyol.
Ya no escucharemos más los gritos del defensa central. Ahora los únicos gritos que se escuchan son gritos de dolor. Desgarrador para la familia, a la que desde estas líneas queremos enviar un fuerte abrazo. También queremos enviar un abrazo a todos los miembros del club, desde el presidente al utilero, a Pochettino y a los jugadores, y compartirlo con todos los periquitos. Y agradecer al Barça -el eterno rival, ahora que la eternidad nos ha caído como una losa- sus palabras y gestos de condolencia.
La muerte ha irrumpido escandalosamente en el momento fundacional de una nueva era para el Espanyol. De repente, el destino -vamos a llamarlo así- nos devuelve a la imprevisibilidad de los acontecimientos. La tragedia se presenta en casa sin avisar y recién mudados. Y mudos nos hemos quedado al pasar abruptamente de la fiesta al funeral. Todo resulta bastante incomprensible. Por si nos habíamos olvidado, la vida es misteriosa. El corazón de Jarque se paró, vaya usted a saber por qué. El corazón periquito seguirá latiendo impulsado por su recuerdo. Visca l'Espanyol.
Rafael Metlikovez es escritor y socio del Espanyol.
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