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Crítica:EL LIBRO DE LA SEMANA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El primer Andersen

Poco antes de su muerte, H. C. Andersen citó a un compositor para encargarle la música que debería sonar en su funeral. La mayor parte de las personas que seguirán mi féretro, le dijo, serán niños, así que es preciso que el ritmo se adecúe a las pequeñas pisadas. A los niños, efectivamente, debía Andersen su fama internacional. Cuentos tan hermosos como Los cisnes salvajes, La sirenita, El patito feo o La niña de los fósforos le habían convertido en un escritor tan querido que, tras su muerte, Dinamarca le nombró "Tesoro Nacional" y la fecha de su nacimiento, el 2 de abril, fue elegida para festejar el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil.

Pero, antes de que sus cuentos eclipsaran el resto de su obra, Andersen fue poeta, dramaturgo y novelista de prestigio. En esas páginas primeras está el germen de las historias que le darían fama y también muchos detalles autobiográficos que permiten dibujar el carácter del escritor. Acaba de publicarse su primera y más importante novela, El improvisador, que permanecía inédita en nuestro país. Andersen tenía 30 años recién cumplidos cuando el libro apareció en Dinamarca, en 1835. La historia de Antonio, un pequeño niño romano que se queda huérfano, tuvo un éxito inmediato. Fue la primera novela contemporánea de la literatura danesa. Sus páginas hoy sirven fundamentalmente de espejo de la vida del propio escritor y conservan el encanto romántico de los libros de viaje de la época.

El improvisador

Hans Christian Andersen

Traducción de Enrique Bernárdez

Nórdica Libros. Madrid, 2009

464 páginas. 23,50 euros

Andersen había estado en Italia en 1834 y se quedó fascinado con Roma y el sur del país. Al inicio de su recorrido recibió la noticia de la muerte de su madre. Antonio, protagonista de El improvisador y álter ego literario del autor, perderá a su madre y se verá obligado a recorrer el país y describir sus paisajes. A través de su personaje, Andersen menciona su propia infancia, marcada por la muerte temprana de su padre, su afición al teatro, la hermosa voz que poseía de niño y que perdió con la pubertad, su amor a la poesía, su devoción a la música, su pasión por la cantante Maria Malibrán -que servirá de modelo a uno de los personajes de la novela-, su deseo de crear, su soledad. También su ambigüedad sexual: su amor por mujeres inalcanzables y su profunda atracción por hombres que aparecían en su vida. Andersen escribió en su diario: "Mi sangre necesita amor, igual que mi corazón".

El excelente traductor de El improvisador, Enrique Bernárdez, facilita con sus notas el posible peregrinaje a Italia siguiendo los pasos de Andersen y sus emocionadas descripciones. Sirvan de ejemplo estas líneas de Antonio/Andersen sobre la campiña romana: "Me alegraban las hermosas montañas que en diferentes variaciones de color lila abrazaban un lado de la llanura, los búfalos y el amarillento Tíber, donde los bueyes de largos cuernos caminaban bajo el yugo arrastrando los barcos corriente arriba".

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