Una política social más justa
Firmar cheques públicos para rentas de hasta 60.000 euros es un despropósito. ¿Saben lo que son 60.000 euros al año? Las familias con esos ingresos conducen coches de más de 50.000 euros, tienen una segunda vivienda y esquían en Baqueira. No necesitan cheque-bebé, ni ayuda para comprar ordenadores, y no lo necesitan sobre todo porque algunas encima se quejan o simplemente evitan al fisco.
Una amplia mayoría de trabajadores profesionales, muchos del sector público, políticamente progresistas, con rentas medias (entre 35.000 y 45.000 euros al año) veríamos con buenos ojos que el listón de las ayudas se rebajase a 20.000 euros anuales para percibir ayudas públicas. Una política de becas para incentivar el esfuerzo de buenos estudiantes con renta baja, atención prioritaria a los mayores que, de hecho, ya están en la exclusión social con pensiones bajas, racionalización del uso de los servicios públicos (co-pago progresivo en sanidad y educación), subida del salario mínimo interprofesional, etcétera, son medidas que muchos acogeríamos gustosos, dispuestos a renunciar a lo que nos toque. Hay que apuntalar la clase media por abajo, no por arriba.
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