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Reportaje:

Puerta del Ángel con vistas a Múnich

El Ballet de la Ópera presenta un espectáculo de audacia tecnológica

El Ballet de la Ópera de Múnich, denominado en propiedad Bayerisches Staatsballett desde que en 1989, hace 20 años ahora, liberó su estructura funcional del ente lírico, visita España por cuarta vez. Viene al gran escenario levantado en la Puerta del Ángel (Casa de Campo) y trae dos programas que pueden resumir la estética y dinámica del prestigioso conjunto bávaro. Hoy y mañana subirá a escena Eugeni Onegin, de John Cranko (Suráfrica, 1927-Dublín, 1973), en tres actos, basado en el original literario de Pushkin y usando música de Chaikovski arreglada por Kut-Heinz Stolze (Hamburgo 1926-Múnich, 1970), pero siempre ajena a la ópera homónima.

Éste fue el penúltimo trabajo de Stolze con Cranko, con quien hizo más de una docena de grandes ballets. Onegin se estrenó en Stuttgart en 1965 y se repuso (ya sin su largo prólogo narrativo) en Múnich en 1972, con los diseños primigenios de Jürgen Rose (Bernburg, 1937). Precisamente, Ivan Liska (Praga, 1950), actual director del conjunto, explicó ayer que Rose (que normalmente se opone a las representaciones al aire libre de sus obras) aceptó este empeño de Madrid, para el que se ha realizado un ingente trabajo tecnológico a base grandes reproducciones fotográficas y de proyecciones de ilusión holográfica que recrean el decorado con exactitud y fidelidad a los originales corpóreos. "Rose es un gran amigo de la compañía y no puso dificultades", dijo Liska, que también se refirió a la nueva vida de la compañía ligada al ballet moderno, y a su último estreno, el Zugvögel (Aves migratorias) de Jiri Kilian: "Todo un lujo y una excepción", aseguró. "Antes aquí nos pedían siempre títulos clásicos, pero espero que el público madrileño haya cambiado y también valore el repertorio contemporáneo". Se refirió Liska al carácter internacional del conjunto: "Hay bailarines de Brasil (como Roberta Fernandes, que protagonizará hoy Onegin), checos, moldavos, rusos, naturalmente alemanes de pura cepa y españoles". Hay el detalle "emocional, sentimental" de que Onegin fue estrenado por otra brasileña: Marcia Haydée, entonces musa de Cranko.

El propio John Cranko dirigió el Ballet de Múnich tres años (1967-1970), e Ivan Liska se hizo cargo del conjunto en 1998 (su contrato expira en 2011) en sustitución de Konstance Vernon (Berlín, 1939), que estuvo al frente los 10 decisivos años precedentes. Liska tiene a su haber el estreno de varios ballets de John Neumeier (como Sueño de una noche de verano) y sobre todo del histórico Ballet Triadique de Schlemmer en Bauhaus, en la reconstrucción que hizo Gerald Bohner en 1977 y que se vio en el Albéniz hace tres lustros. La compañía muniquesa está considerada una de las mejores de Alemania.

El segundo programa, los días 2 y 3 de agosto, de carácter contemporáneo, trae a escena obras coreográficas de Simone Sandroni (Cambio d'abito); Hans van Manen (Adagio Hammerklavier) y Martin Schlapfer (Violakonzert II), este último con el apoyo del concierto para viola y orquesta de la compositora rusa Sofía Gubaidulina (Christopol-Tartaristán, 1931), estrenado en 1996.

El escenario de Puerta del Ángel ha sido este año diseñado en amplitud para poder albergar grandes producciones de ballet, y su capacidad llega a los 2.400 espectadores.

hoy y mañana. Tiempos contemporáneos, 2 y 3 de agosto. www.esmadrid.com/veranosdelavilla

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Ballet de la Ópera de Múnich. Escenario Puerta del Ángel. 21.30. Eugeni Onegin,

Ensayo del Ballet de la Ópera de Múnich en el escenario Puerta del Ángel.
Ensayo del Ballet de la Ópera de Múnich en el escenario Puerta del Ángel.SAMUEL SÁNCHEZ

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