Atrapados entre el fuego y la pared
Los cuatro bomberos de Tarragona murieron envueltos en las mantas ignífugas
Al pie del precipicio, entre una pared de piedras y una manta. Así encontraron a los cuatro bomberos fallecidos el martes entre las llamas que siguen ardiendo fuera de control en Horta de Sant Joan (Tarragona, 1.300 habitantes). "Estaban muy cerca unos de otros, probablemente se agruparon para protegerse cuando las llamas se les echaron encima", relató ayer uno de los Mossos d'Esquadra encargados de trasladar los cuerpos al tanatorio de Tortosa. La escena desvela la rapidez con que las llamas sorprendieron a los bomberos alrededor de las cuatro de la tarde y bajo ráfagas de hasta 80 kilómetros por hora. En plena faena, se encontraron con un macizo a sus espaldas mientras las llamas se les arrimaban de frente. La huida fue imposible.
El incendio sigue sin control y ya ha quemado más de 1.100 hectáreas
"Intentaron cubrirse con las mantas protectoras y resguardarse del fuego entre los intersticios del muro montañoso", relató un militar que pide anonimato. "No les sirvió de nada, aquello era una ratonera en llamas". "Hierbajos secos y campos sin desbrozar, todo listo para arder. Peor que la pólvora", describe después de haber sobrevolado el pinar de Don Pedro, páramo en ascuas en el que quedaron atrapados seis bomberos. Dos de ellos siguen ingresados muy graves en el hospital Vall d'Hebrón de Barcelona. El primero, de 31 años y con quemaduras en el 50% de su cuerpo, se encuentra en estado crítico. Su compañero, de 36 y con el 75% del cuerpo afectado por el fuego, se mantiene estable dentro de la gravedad.
Los cuatro fallecidos, integrantes de la brigada de élite, probablemente nunca habían pisado el pinar de Don Pedro, en el que perdieron la vida. "Es el último sitio al que se debería acudir durante un incendio. Una trampa, un auténtico polvorín. Dejarlos allí sin más medios fue una imprudencia", sostienen fuentes del Ayuntamiento de Horta, gobernado por Convergència i Unió y muy crítico con la actuación de los Bomberos de la Generalitat. La zona se extiende como una falda repleta de hierbas altas y secas con ligera pendiente ascendiente, bloqueada al fondo por escarpadas cumbres y repleta de combustible para incendios. "Es un lugar remoto que nadie cuida ni desbroza desde hace veinte años. Aquella zona, con fuego cerca, era un polvorín", añade Salvador Ferràs, constructor de 58 años que lleva décadas cazando en el pinar. "Si hubieran entrado 40 bomberos en esa llanura, habría ocurrido lo mismo. De allí no se podía salir".
El mismo incendio que les cercó seguía ardiendo ayer en el parque natural de Els Ports de Beseit. Descontrolado, alimentado por el viento, el fuego se mueve en un tablero de unas 1.100 hectáreas que las 70 dotaciones de bomberos y otros 20 medios aéreos no logran dominar. "Es uno de los incendios más complejos con los que nos hemos enfrentado en los últimos años", admitió a última hora Félix González, jefe de Bomberos de la Generalitat en el territorio. Anoche, las llamas volvieron a acercarse al pueblo. "Con nuestros medios podemos hacer poco", dijo González. "Dependemos de las condiciones meteorológicas. No acompañan: se prevén altas temperaturas con vientos moderados y una ausencia total de lluvias".
El alcalde, Àngel Ferràs, insistió en sus críticas al operativo diseñado por los bomberos. "Se relajaron, el fuego estaba controlado y los responsables lo dejaron crecer", repitió ayer. El consejero de Interior, Joan Saura, insistió en defender la labor de los bomberos, evitando precisar si hubo o no descoordinación desde el mando que dirige las tareas de extinción. "Si hubiera habido relajación no habría habido muertos", insistió Saura a quien le preguntara sobre el asunto.
Ambos repitieron por separado el enfrentamiento privado que mantuvieron en la noche del martes, en la cena de cortesía que el alcalde ofreció al presidente de la Generalitat, José Montilla; al vicepresidente, Josep Lluís Carod Rovira, y el consejero de Interior, Joan Saura. El tono más agrio fue el de Saura, según relataron varios asistentes. "Hay cosas que no se pueden decir, no puedes hablar así", vino a decirle a Ferràs, según confirmaron otros asistentes al encuentro. Carod dio a entender que las críticas eran interesadas dada la afiliación política del alcalde, miembro de CiU. "Eso lo dices porque Convergència tiene muchos problemas", dijo. El departamento de la Vicepresidencia no quiso confirmar ni desmentir ayer las palabras de Carod. "Ahora lo importante es acabar con el fuego", añadieron estas fuentes. Ferràs les recriminó que no aceptaba presiones de nadie para que dejara de decir lo que pensaba. El Juzgado de Gandesa (Tarragona) abrió ayer diligencias para aclarar la muerte de los cuatro bomberos.
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