Un festival dentro de otro festival

El propio ambiente lo anuncia. No es sólo el olor a mar, la ropa de verano o el aumento de turistas en los establecimientos hosteleros. El ritmo de la ciudad donostiarra cambia ante la cercanía del Jazzaldia y los escenarios ya esperan impacientes para recibir a las decenas de artistas que desfilarán.

Desde esta misma tarde hasta el domingo, este evento musical de primera línea regalará intensas horas de música y multiculturalidad mientras las formas más diversas de interpretar y vivir el jazz toman las doce sedes del festival este año. La ciudad recupera precisamente esta edición uno de sus escenarios más emblemáticos: la Plaza de la Trinidad.

"Es un gran festival de jazz dentro de otro gran festival de música" donde cada espectador puede encontrar su rincón, resume Gonzalo Tejada, profesor de Musikene, el centro superior de música del País Vasco a propósito de esta cita anual con el jazz. En la misma línea, Nicolás Zubia, un joven amante del jazz donostiarra, recalca, por su parte, que Russian Red y Pitingo dan un "toque diferente" que aleja el festival de la pureza del género. "James Taylor no es jazz, pero es un artista interesante", añade Tejada.

Barcelona destaca de Donostia el cruce de públicos y el arrope de la ciudad

El único pero de esta edición se debe, claro, a la crisis económica. La dirección del festival, que comanda Miguel Martín, decidió reducir de seis a cinco días su duración ya tradicional.

Las opiniones sobre el festival son variadas, pero existe unanimidad sobre lo esencial: la fórmula funciona. Tito Ramoneda, director del Festival de Jazz de Barcelona, destaca la ventaja de tener espacios al aire libre para ubicar los conciertos, así como la creación de infraestructuras como el Kursaal. Todo esto posibilita aún más el "cruce de públicos" distintos, según Ramoneda.También reconoce sentir una "sana envidia" por la manera en que la capital guipuzcoana arropa el certamen. La ciudad se vuelca, concluye, mientras que en una ciudad del tamaño de Barcelona un festival así se pierde entre la marea de eventos.

El festival abrirá sus puertas con el prestigioso trompetista Dave Douglas y Brass Ecstasy (18.30) en el teatro Victoria Eugenia. A partir de entonces, horas de música esperan a todos los amantes del jazz, ya que a medianoche, como si el Jazzaldia no quisiera dormir una vez arrancado, el genio del piano Brad Mehldau hará su aparición en el citado escenario. Con el mismo horario, el grupo vasco Ortophonk pondrá su toque a la velada en la Parte Vieja.

A este ritmo imparable, la veteranía de la Orquesta Buena Vista Social Club y Hank Jones Trio, la genialidad de Abdullah Ibrahim, James Taylor o Jamie Cullum, el toque exótico de Randy Weston's African Rythm Quintet y la juventud de Esperanza Spalding conforman un cartel diverso y ecléctico. Además, la maestría de Perico Sambeat Flamenco Big Band y el peculiar sonido del ukelele de Jake Shimabukuro se entremezclarán con conjuntos españoles como Facto Delafé y Las Flores Azules y su combinación de hip hop-jazz, o la juventud de The Billie Jeans.