La 'Turandot' que inauguró el nuevo Liceo vuelve al teatro
El 7 de octubre de 1999 el Teatro del Liceo de Barcelona reabría sus puertas tras su reconstrucción con Turandot de Puccini, la ópera que el coliseo lírico de La Rambla tenía previsto representar tras las funciones de Matías el pintor, de Hindemith, título en cartel cuando el teatro ardió el 31 de enero de 1994. Repuesto el montaje, que escénicamente firma Núria Espert, en julio de 2005, vuelve de nuevo a partir de mañana al Liceo en el 10º aniversario de su reapertura, como cerrando el círculo de una gran década que ni en los mejores sueños imaginaron los responsables del Liceo y las administraciones públicas que asumieron su propiedad.
Con Turandot, el Liceo cierra su temporada con nueve funciones, que se ofrecerán hasta el 31 de julio con un triple reparto en los tres papeles principales de la fría y despiadada princesa Turandot (las sopranos Maria Guleghina, Georgina Lukács y Anna Shafajinskaia), su pretendiente el príncipe Calaf (los tenores Marco Berti, Carl Tanner y Fabio Armiliato) y la esclava Liu (las sopranos Ainhoa Arteta, Norah Amsellem y Daniela Dessì). La dirección musical al frente de la Orquesta y Coro del Liceo la asume el italiano Giuliano Carella, quien ya dirigió la reposición del montaje en 2005.
Montaje espectacular
Montaje de corte tradicional y escenografía espectacular, firmado por Ezio Frigerio, la producción de Turandot con dirección de escena de Núria Espert tiene como singularidad un nuevo final distinto del tradicional de Franco Alfano para la inacabada y póstuma ópera Puccini. Espert, con voluntad de ser coherente con la historia, rechaza el final feliz entre la princesa y Calaf por considerar improbable que la fría y despiadada Turantot, que ha enviado a patíbulo a numerosos pretendientes sin mudar el rostro, sucumba ante Calaf por el solo hecho de adivinar los tres enigmas que condicionan su entrega en matrimonio. En esta versión, Turandot prefiere cometer suicidio antes que entregarse a un hombre. Un final más coherente, aunque chirríe ante el jubiloso coro final.
La representación del 24 de julio se ofrecerá a través de una pantalla gigante instalada en la plaza del Mar de la playa barcelonesa de San Sebastián y también en otra situada en los jardines del Palau Robert, que acoge hasta el 4 de octubre la exposición divulgativa de la historia del teatro Liceu Òpera Barcelona.
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