Son las empresas, estúpido
Los datos sobre la economía española conocidos esta semana abundan en la idea de que el ritmo de caída de la demanda y la producción se aminora, pero que aún queda mucho para hablar de recuperación. Las tasas de variación de las cifras de negocios en la industria y los servicios y de las entradas de pedidos de mayo no fueron peores que las de los cuatro primeros meses del año, pero tampoco mejores. En todo caso, desde hace unos meses estamos en una nueva fase del ciclo que podríamos denominar la antesala de la recuperación. En lenguaje matemático diríamos que hasta ahora estábamos en una fase (la peor de todo el ciclo completo) en la que tanto la primera derivada de la evolución temporal de los indicadores como la segunda eran negativas, y ahora hemos pasado a otra en la que la primera derivada sigue siendo negativa, pero la segunda ya es positiva. En román paladino, antes caíamos y la velocidad de la caída iba a más; ahora seguimos cayendo, pero la velocidad de la caída va a menos.
El resultado operativo neto de las empresas industriales cae un 68,2%, lo nunca visto
No son los empresarios o los trabajadores los que necesitan más ayudas, y sí las compañías
Esto se ha reflejado rápidamente en las previsiones de los analistas de la coyuntura. El consenso del Panel de Funcas, formado por 14 instituciones de investigación económica españolas, ha dado en julio una caída del PIB para 2009 del 3,6%, y para 2010, del 0,6%. En ambos casos, la cifra es una décima menos negativa que en la encuesta anterior, lo cual es la primera vez que sucede desde que se pidieron estas previsiones [gráfico superior izquierdo]. Algo similar a lo que hizo el FMI hace dos semanas para la economía mundial (no para la española, por cierto) en la actualización de sus perspectivas de primavera.
La recuperación aún se ve lejana, y mientras, a las empresas y a sus trabajadores (incluidos los autónomos, de los que pocos sindicatos y ministerios se acuerdan) aún les queda un buen purgatorio que pasar, lo ponen de manifiesto los resultados de la Central de Balances Trimestral que publicó el Banco de España en su Boletín Económico de julio.
En el gráfico superior derecho podemos observar la profunda caída (-13% interanual) del valor añadido bruto (VAB) de las empresas no financieras en el primer trimestre del año, superando con mucho la de 2008 en su conjunto. Los gastos de personal también cayeron, debido enteramente a la reducción de las plantillas, pero mucho menos que el VAB, por lo que el Resultado Económico Bruto de Explotación (REBE) se redujo un 22%. Por cierto, estas cifras nada tienen que ver con las que se deducen de la Contabilidad Nacional de los Sectores que comentamos en esta página la pasada semana. Según ésta, en el primer trimestre, el VAB de las empresas no financieras aumentó un 0,1%, y el Excedente Bruto de Explotación (EBE), un 10,2%. Parece que estamos analizando dos países diferentes. Al hablar con los empresarios y trabajadores me parece que la Central de Balances, aunque no podamos considerarla plenamente significativa del conjunto de las empresas, refleja mejor que la Contabilidad Nacional la coyuntura por la que atraviesan éstas.
Para pasar del REBE al Resultado Ordinario Neto (RON), que es la mejor aproximación a la evolución de las cuentas de las empresas, tenemos que restar los gastos financieros y las amortizaciones y sumar los ingresos financieros. Todas estas partidas caen, pero los ingresos lo hacen más que los gastos financieros, por lo que el RON disminuye un 30,5%. Mención especial merecen las cuentas de las empresas industriales, cuyo VAB cae un 29,5%, y el RON, un 68,2%, lo nunca visto, según los analistas del Banco de España.
Quizá más significativas que las tasas de variación de los resultados sean las ratios de rentabilidad del activo neto y su comparación con el coste financiero de los recursos ajenos. En los gráficos inferiores se ve cómo ambas ratios se reducen, pero la rentabilidad lo hace mucho más, de forma que la diferencia se reduce a un punto porcentual para el conjunto de empresas y pasa a ser negativa (-2,3 puntos) en el caso de las industriales. ¿Quién invierte así?
No son los empresarios o los trabajadores los que necesitan ayudas con carácter general, como parece ser el enfoque de las negociaciones sociales en curso (sí, por supuesto, los que estén en una situación de desprotección total), "son las empresas, estúpido".
Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS).
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