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Contas critica la falta de control sobre las subvenciones del Igaem

Los auditores afirman que en 2006 no se verificó el uso que se hizo de las ayudas

El Consello de Contas propina un severo correctivo a la gestión del Instituto Galego de Artes Escénicas e Musicais (Igaem) en el ejercicio de 2006, bajo mandato de la Xunta bipartita. "La práctica totalidad de los expedientes de contratación privada de servicios artísticos aparece realizada por el procedimiento negociado sin publicidad y por motivos de exclusividad, sin que conste justificación de dicha excepcionalidad y de las circunstancias especiales que impiden promover la concurrencia", dice en una de sus conclusiones el informe.

Miguel Martín, que fuera director de dicho organismo, lo considera "absolutamente tendencioso". "Es un informe valorativo con criterios subjetivos y políticos, que contradicen la práctica rigurosa en auditoría de cuentas". El Consello de Contas tenía inicialmente previsto auditar al Igaem (precedente del actual Axencia Galega das Industrias Culturais, Agadic) en el ejercicio de 2005, pero finalmente se consideró más oportuno el de 2006, según comunicó Pedro Puy Fraga al propio organismo.

La media de espectadores invitados a obras del CDG fue del 38%
Los ingresos en taquilla cubrieron entre el 6% y el 23% de las producciones
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"Informe político y valores subjetivos"

Entre los aspectos más relevantes del informe, se cita que el capítulo VI concentra más del 63% del gasto por la "generalizada imputación de operaciones" a Gastos de inversión de carácter inmaterial. Respecto a la planificación, destaca que no hay implantado un plan de objetivos con un sistema de indicadores que permita evaluar los resultados alcanzados.

En relación con los recursos humanos, el informe detecta "incidencias importantes en materia de contratación de personal", como que la RPT (relación de puestos de trabajo) no es representativa de la situación real; que la formalización de contratos de alta dirección no responde a esa naturaleza, o que la contratación de personal temporal se hizo sin las debidas garantías de objetividad.

Otro capítulo importante, el de las subvenciones, constata que el Igaem gestionó ayudas por 1.555.388 euros, que, salvo en algunos casos, se consideran inapropiadamente inversiones y su concesión no fue publicada en el Diario Oficial de Galicia (DOG) "tal como se establece reglamentariamente". Faltan asimismo, según la auditoría, mecanismos de control sobre los resultados que alcanzan las ayudas concedidas o la propia justificación del gasto, sin que exista un criterio objetivo de distribución de las ayudas concedidas.

Respecto a las unidades de producción (Centro Dramático y Centro Coreográfico Galego), el informe de Contas censura su carencia "de un programa o proyecto presupuestario específico, de protocolos de funcionamiento y de medios humanos diferenciados, realizando su actividad a través de la contratación de recursos ajenos mediante su programación de forma discrecional por la dirección". Además no hay implantado ningún sistema de control efectivo de la gestión de taquilla ni ningún mecanismo que regule el régimen de invitaciones.

En el CDG la media general de invitados sobre el total de espectadores fue del 38%, alcanzando en alguna obra el 74%, y la cobertura de ingresos por venta directa respecto al coste total de las distintas obras representa entre el 6% y el 23%. El coste por espectador asumido por el Igaem alcanza una media de 54 euros, que asciende hasta 77 euros en una de las obras. Por su parte, en el CCG, los ingresos producidos únicamente cubren el 13% de los gastos, de modo que el coste por espectador que asume el Igaem se eleva a 85 euros, un 87% del total.

La Rede Galega de Teatros e Auditorios (RGTA), con 50 espacios en toda Galicia, tampoco sale bien parada. "Durante el periodo fiscalizado se produce un vacío reglamentario en lo relativo al funcionamiento básico da RGTA, especialmente en cuanto a su programación, selección de empresas y espectáculos, régimen económico y otros aspectos relevantes", dice el informe, que añade desajustes como que los criterios de calidad técnica y artística en la selección de obras y espectáculos no constan en ningún soporte documental o que las propias compañías fijaron discrecionalmente los costes de sus actuaciones.

La auditoría constata un incremento del número de funciones y en la facturación, que se corresponde, sin embargo, con una disminución del público asistente, de la ocupación del aforo y de la media de espectadores por función. Los ingresos por venta directa tan sólo cubren el 13% de los costes.

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