Guateque yeyé
Las fiestas de Operación Bikini y hedonismo de los sesenta cumplen 10 años
En la primera escena de Objetivo Bi-ki-ni, la película en la que se inspiran las fiestas Operación Bikini de la sala Siroco, José Luis López Vázquez y Gracita Morales (¡toma ya pareja cañí!) se van sin pagar de un chiringuito de Torremolinos (218 pesetas del ala).
En la segunda escena, a López Vázquez se le cae la baba fotografiando suecas en biquini en la playa. Y en la tercera, los dos protagonistas (Morales y López Vázquez) ejecutan el timo de la estampita hasta que les caza un guardia civil.
El filme, un serie z dirigido en 1968 por el rey del destape Mariano Ozores, se desarrolla entre Seat 600, pop yeyé y frases como: "Yo soy celtíbero y español, y cuando un español ve a una mujer tipo solomillo, se nos revoluciona la sangre, algo así como cuando un norteamericano se compra una pistola, que tiene que usarla enseguida".
"El 'petardeo' y el 'despelote' están asegurados", afirma la camarera
"Se me ocurrió para animar un Madrid despoblado en verano", dice Clavel
En la primera secuencia de la Operación Bikini de Siroco, el jueves pasado, Paco Clavel sale al escenario mientras suena, a todo volumen, aquella canción: "Paco, Paco, Paco, que mi Paco, Paco, Paco, Paco...".
Clavel agarra con sutileza el micrófono y grita: "¡Queda inaugurada la Operación Bikini!". El público, que llena la sala, recibe la propuesta con alborozo. Desde ese momento, todos los jueves, viernes y sábados de julio y agosto, este club de la calle de San Dimas se convierte en el antro del rodriguismo, la cultura yeyé, el gin-tonic y la colonia Varón Dandy.
Ya en la barra, Paco Clavel, que esta noche ha seleccionado de su amplio armario su indumentaria más hippy (aunque una megachapa de David Bowie pinchada en la solapa le confiere un toque moderno), cuenta la historia de estas fiestas, que este año cumplen su décima temporada: "Se me ocurrió para animar un Madrid que se queda despoblado en verano. Todo el mundo se va a Benidorm, así que pensé en hacer algo que me divirtiese y que divierta a la gente".
Las sesiones constan de dos fases: un concierto de bandas siempre fiesteras y, tras finalizar éste, una sesión de pinchadiscos de música que congrega los géneros más veraniegos: pop yeyé, reggae, música disco, twist, soul, surf, el rollo es bailarrrrr...
El asunto es tan descacharrante que una escena de las cuatro de la mañana puede ser un grupo de veinteañeros ejercitando el cuerpo al ritmo de Un rayo de sol, de Los Diablos, o de Drácula ye-yé, de Andrés Pajares, que también cultivó una faceta pop.
Uno de los dj fijos es Juan de Pablos, el responsable de Flor de pasión, de Radio 3. "Hemos venido para ver pinchar a Juan de Pablos", decían dos gallegas que trabajan en Madrid, durante esta jornada inaugural de Operación Bikini 2009. Ojo: el concepto rodríguez no es exclusivo del género masculino. "Claro que existen las rodríguez chicas", apunta Clavel. "Vienen sobre todo pandillas de tíos y tías a pasárselo bien. El petardeo y el despelote están asegurados", asegura Laura, una de las camareras más veteranas de estos guateques.
Y si tenemos que concretar la imagen de la pareja perfecta de Operación Bikini, hay que recurrir a los dibujos animados de Scooby Doo: ellos irían como Shaggy y ellas como Velma, su compañera de gafas de pasta y corte de pelo a tazón. La bebida más demandada es el Beefeater con limón y el gin-tonic (el resto del año triunfa la cerveza). "Aunque hay algún valiente celtíbero que pide Soberano con coca-cola", comentan desde la barra.
¿Qué cómo suelen acabar estos tinglados? Responde López Vázquez en Objetivo Bi-ki-ni: "El español medio es canijo, pero nunca se duerme estando de guardia".
Operación Bikini. Jueves, viernes y sábados, a partir de las 22.30 h., en Siroco (San Dimas, 3). Entrada libre.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.