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Primer plano
Columna
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Las nuevas multinacionales

La crisis global está provocando un gran rebalanceo de los poderes económicos. Mientras los países de la OCDE se contraen con fuerza, algunos emergentes capean el temporal mostrando tasas de crecimiento elevadas como en los casos de China e India. En el ámbito empresarial puede que la crisis también acelere un fenómeno que cobró fuerza en la última década: la irrupción a escala global de las multinacionales emergentes.

De hecho, en 2009, muchas de estas multinacionales emergentes siguieron muy activas en términos de expansión internacional. Las petroleras chinas siguen con liquidez importante.

CNPC está interesada en hacerse con el 85% que Repsol tiene en YPF, según fuentes periodísticas. El monto de esta operación podría rondar nada menos que los 17.000 millones de dólares. Por su parte, Petrochina compró en mayo Singapore Petroleum por 2.200 millones, mientras Sinopec lanzaba unos días después una oferta por la canadiense Addax Petroleum por un monto récord de 7.200 millones de dólares. En el sector automotriz, Beijing Automotive Industry Corporation lanzó en julio una oferta para entrar en Opel por unos 660 millones de euros. Por su parte, Minmetals, a mediados de 2009, se hizo con la australiana Oz Minerals por 1.400 millones de dólares.

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A finales de 2008, China tenía un stock de inversiones directas en el extranjero superior a 170.000 millones de dólares (seguido por Brasil, con 120.000 millones, pero por detrás de Rusia, con más de 370.000 millones de dólares de stock). En 2008, las inversiones chinas en el extranjero se dispararon, superando los 52.000 millones de dólares. Estos montos rebasaron así las inversiones directas extranjeras de las empresas indias (17.500 millones de dólares) y brasileñas (13.500 millones), aunque el récord para los países emergentes sigue en manos de Rusia (casi 115.000 millones de dólares invertidos en el exterior por sus empresas).

Cierto, estas operaciones no siempre resultan. En 2009, Chinalco lanzó, sin éxito, una operación por 20.000 millones de dólares para entrar en el capital del gigante anglo-australiano Rio Tinto. Tampoco todas estas operaciones son iniciadas sólo por grupos chinos. Así, la multinacional india Bharti Airtel reiteró, también en 2009, su ofensiva sobre la surafricana MTN, cuya unión crearía otro gigante más en el sector de las telecomunicaciones procedente de los países emergentes (donde también operan empresas como China Mobile, Orascom de Egipto o Zain de los países árabes, y también América Móvil de México).

Las multilatinas tampoco quedaron inactivas. Así, la argentina Tenaris se hizo con una planta en Indonesia. En mayo 2009, en plena crisis global, la petrolera brasileña Petrobras cerró un acuerdo con la china Sinopec, en una operación que le facilitará acceso a más de 10.000 millones de dólares. El grupo petroquímico brasileño Braskem anunció planes de expansión por cerca de 4.000 millones de dólares en Perú y Venezuela. La crisis provocó también algunas consolidaciones, siendo la más espectacular, en mayo 2009, la fusión de las multilatinas brasileñas Perdigao y Sadia, que dio lugar a Brasil Foods. Y Grupo México puede hacerse en breve por unos 1.500 millones de dólares con la minera estadounidense Asarco.

Más allá de la coyuntura, las multinacionales emergentes siguen subiendo escalafones en las clasificaciones empresariales. En el último FT Global 500, publicado en mayo por Financial Times, aparecen varias procedentes de China, África del Sur, India, Rusia, México o Brasil. Petrochina coqueteaba con el primer puesto mundial, justo por detrás de la petrolera estadounidense Exxon Mobil, a la que ya ha superado por valor en Bolsa. China Mobile desbanca de nuevo a

Microsoft, mientras Petrobras supera a Total. Dentro del Top 25 hay siete multinacionales de países emergentes.

Si bien las empresas chinas dominan este auge, un análisis detallado muestra que otros países emergentes logran colocar varios de sus campeones. Además de las de los países ya citados, aparecen también empresas de Arabia Saudí, Corea del Sur, Chile o Singapur entre las 500 primeras del mundo. Kuwait (Zain) y Turquía (Turkcell) también logran colocar algunas de sus empresas en tan selecto club global.

Las multinacionales latinas también asoman la cabeza en esas clasificaciones. La minera brasileña Vale es una de las primeras en aparecer (puesto 50). Itaú Unibanco, tras su megafusión en 2009, se propulsa del puesto 142 al 88, colocándose por delante de BNP Paribas o BBVA. Otro banco brasileño, Bradesco, logra el puesto 141, por delante del suizo UBS o el francés Société Générale. La cervecera belgo-brasileña InBev (dirigida por capital brasileño desde Bélgica) se alza del puesto 187 al 154 y se convierte en la empresa más global de su sector. El conglomerado chileno Copec aparece en el puesto 431, por delante de la sueca Volvo.

La internacionalización de estos grupos representa potencialmente una oportunidad para España. Muchas de estas empresas están operando con cada vez más fuerza en Europa. España podría posicionarse así como un hub empresarial para estas multinacionales. Como la mexicana Cemex, que tiene gran parte de sus servicios financieros o estratégicos globales basados en Madrid, desde donde opera también su servicio de estudios liderado por Manuel Balmaseda. Otras podrían dar el paso. ¿Por qué no imaginar que la minera chilena Antofagasta trasladase su sede corporativa mundial de Londres a Madrid? ¿Por qué no imaginar que la india Vedanta, que también tiene su sede global en Londres, lo haga desde Madrid o Barcelona? ¿O que la brasileña Embraer, en vez de tener su sede europea en Francia, la tenga en España? ¿O que la China Huawei, cuyo mayor cliente global está en España, opere desde Madrid para todos los mercados europeos?

España podría ser un trampolín europeo para muchos de estos grupos. El mundo que nos tocará vivir en la próxima década, el mundo después de la crisis, será todavía más plural, con los mercados emergentes y sus empresas haciéndose un hueco bajo el sol cada vez mayor. Uno sólo puede desear que ese sol sea también el que Miró o Sorolla pintaban, el sol de España.

Javier Santiso es director del Centro de Desarrollo de la OCDE y presidente del OECD Emerging Markets Network (EmNet).

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