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Reportaje:Primer plano

La nueva élite de los emergentes

Empresas chinas, indias, rusas y latinoamericanas se abren paso entre las grandes multinacionales

Gastón Acurio no se ve a sí mismo como el presidente de una multinacional, aunque dirige todo un imperio de fogones, especias y cocineros a lo largo de más de una decena de países y dos continentes. Todo empezó en 1994 en Lima, Perú, donde fundó junto a su mujer el restaurante que lleva sus nombres (Astrid & Gastón) y a través de cuyos platos han cambiado el concepto que el mundo tenía de la cocina peruana.

Hoy la gastronomía se ha convertido en uno de los principales activos de la economía de Perú, y Astrid & Gastón está a punto de abrir un restaurante en Hong Kong. Este año el grupo espera facturar más de 120 millones de dólares, el doble que en 2007. Ese año el Foro Económico Mundial de Davos ya designó al grupo peruano como una de las 200 compañías globales más dinámicas, con mayor potencial de crecimiento y dirigidas por uno de los posibles líderes del futuro económico.

Petrochina se ha instalado como líder mundial por valor en Bolsa
Tienen mercados que crecen, superávit de ahorro e invierten sin dependencia exterior
Muchos de los nuevos gigantes acumulan deuda por su rápida expansión
Deben refinanciar 200.000 millones de dólares en deuda externa este año
China desplazó en abril a EE UU como primer socio comercial de Brasil
Europa y Japón ya no alumbran grupos globales nuevos y se pueden quedar atrás
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La empresa no cotiza en Bolsa. No está, por tanto, en la lista de las más capitalizadas del mundo, pero la compañía, a través de sus distintas marcas comerciales -cinco en total-, ha seguido una estrategia de expansión, primero, en el año 2000, hacia los países de su entorno, y más tarde, en 2007, da el salto global hacia Europa con la apertura de su restaurante en Madrid. En 2008 arranca su aventura estadounidense con la inauguración de una cevichería en San Francisco, a la que han seguido más sucursales en otras ciudades del país.

La gran aportación de Astrid & Gastón al panorama empresarial latinoamericano es su capacidad para exportar las tradiciones culinarias más exquisitas de la región a nivel global. "Junto a la experiencia de la guatemalteca Pollo Campero es un caso único, más si tenemos en cuenta que los negocios latinoamericanos estaban tradicionalmente vinculados a las materias primas", explica Lourdes Casanova, profesora de la escuela francesa de negocios Insead, en su libro Global Latinas: las multinacionales emergentes latinoamericanas.

Esos vínculos forman ya parte del pasado. O al menos no son el único presente ni el único futuro de la región. Empresas como América Móvil, Petrobras, Embraer, Vale do Rio Doce o el grupo Luksic representan toda una nueva generación de compañías y líderes empresariales dispuestos no sólo a dar el salto internacional, sino a que sus empresas tengan dimensión global. "Según se desplaza el poder político y económico mundialmente, surgen nuevos campeones empresariales a nivel regional que nos obligan a redefinir las soluciones y los retos del mundo empresarial a nivel global", asegura Casanova.

No le falta razón. Uno de los cambios más evidentes de la actual crisis financiera ha sido la sustitución de la habitual reunión del grupo de las siete economías más ricas del mundo por otra (el G-20) que incluye las principales economías emergentes, un cambio que parece sin posibilidad de marcha atrás. Y ese liderazgo diversificado, compartido y multilateral tiene su traslación al mundo de las empresas.

Si tomamos como referencia la lista de las 500 mayores empresas del mundo por capitalización bursátil, a la cabeza del ranking se encuentra una compañía china, Petrochina, que en las últimas semanas ha dejado atrás a la estadounidense Exxon. Las multinacionales procedentes de economías emergentes ocupan ya la mitad de los primeros 10 puestos de la clasificación [ver gráfico de la página 6]. Es china la primera empresa energética, la primera de telecomunicaciones (China Mobile) y el primer banco del mundo (ICBC) por valor en Bolsa.

Como recuerda The Boston Consulting Group (BCG) en su informe de 2009 sobre los nuevos contendientes globales, en apenas dos años, el número de empresas de Brasil, Rusia, India y China (los famosos BRIC) presentes en esta lista se ha multiplicado por cuatro. Su participación ha resultado, además, decisiva para el auge de la inversión extranjera directa de los últimos años y la oleada de fusiones y adquisiciones transfronterizas previa a la crisis.

El fenómeno de las multinacionales procedentes de países emergentes no es nuevo. El ejemplo más evidente es el de empresas coreanas, como Samsung o LG, que dieron el salto a la esfera internacional en los años ochenta, y en los años noventa ya habían logrado colarse entre las multinacionales más capitalizadas del mundo. No sólo eso. La mencionada Samsung por sí sola cuenta hoy con más patentes que toda la Unión Europea junta, recuerda el profesor Mauro Guillén, profesor del Instituto Joseph H. Lauder de Gestión y Estudios Internacionales de la escuela de negocios Wharton. Así que es lógico que el despegue de las nuevas potencias económicas esté acompañado de una presencia creciente de sus empresas en el exterior.

Pero si bien a nadie le ha sorprendido la nueva oleada de multinacionales procedentes de los países emergentes, sí es admirable -y un shock para sus competidores- la rapidez con la que muchas de estas empresas se han alzado con el liderazgo de sus sectores en tantos ámbitos al mismo tiempo.

El entorno macroeconómico de estos países ha jugado, sin duda, un papel decisivo. Son países que cuentan con un fuerte superávit de ahorro, que se pueden dedicar a invertir sin depender del exterior, y con mercados que tienen aún mucho margen de desarrollo y crecimiento en los que estas empresas pueden ganar tamaño.

"Una característica fundamental de estas corporaciones es que primero deben adquirir tamaño en sus mercados de origen, deben hacerse fuertes dentro antes de plantearse salir fuera de sus fronteras", asegura Guillén. Para ganar tamaño, en ocasiones deben desarrollar lo que el profesor Guillén llama destrezas políticas, "saber moverse entre las administraciones y entornos de crisis", una característica que luego les ayuda a lidiar con la burocracia exterior y a adaptarse con rapidez a las condiciones menos favorables. El escaso desarrollo de esas economías también facilita los costes reducidos tanto de mano de obra como, en muchos casos, de materias primas con los que estas empresas desarrollan su actividad interior, y eso incluye "la ausencia de cargas relacionadas con el envejecimiento y los costes sociales típicos de empresas en economías desarrolladas y de bajo crecimiento", recalca BCG en su informe.

Digamos que éstas son algunas de sus ventajas de partida, pero esta nueva generación de multinacionales emergentes tiene otras características añadidas. Cuando se deciden a dar el salto al exterior cuentan ya con una marca propia, un conocimiento que se ha producido gracias al desarrollo de una tecnología propia o bien por el uso de una tecnología ya conocida que utilizan mejor que otros. Embraer supera a Boeing y Airbus como líder en jets para trayectos regionales, por ejemplo.

No faltan tampoco algunas críticas a estos nuevos modelos empresariales. En muchas ocasiones, estas empresas han podido ganar tamaño gracias a sus inicios como empresas públicas o a desarrollar su actividad en entornos protegidos de la competencia. "Lula recalca constantemente que Petrobras es Brasil y que Brasil es Petrobras, lo que demuestra la simbiosis entre el Estado y la compañía. Pero a veces ese entorno político también les ahoga, como es el caso de la petrolera mexicana Pemex o la venezolana PDVSA, que son la principal fuente de ingresos de sus respectivos países y eso condiciona toda su estrategia empresarial", admite Casanova.

La crisis también ha hecho aflorar algunas debilidades de estas multinacionales. "Muchas de estas compañías soportan un fuerte nivel de endeudamiento después de años de expansión. En algunos casos, la deuda se ha contraído en una moneda fuerte como el euro y el dólar, porque eso les permitía pagar tipos de interés mucho más bajos, mientras que los ingresos se producían mayoritariamente en moneda considerada débil. Así que cuando las economías de estos países se han visto afectadas por la crisis, sus monedas han reflejado esa pérdida de valor, y la capacidad para hacer frente a sus pagos se ha visto seriamente cuestionada, como es el caso de la cementera mexicana Cemex", explica Guillén.

Sin duda, la refinanciación de la deuda es una de las grandes losas de las empresas en todo el mundo en este momento. Las multinacionales emergentes tienen que refinanciar este año unos 200.000 millones de dólares sólo en deuda externa. Una necesidad de financiación que encabezan Rusia, Turquía, México, Corea del Sur y Emiratos Árabes Unidos, según datos de JPMorgan, recogidos por The Wall Street Journal. A mayor dependencia del capital exterior, más dificultades tendrán para financiarse, y éste es el caso de Rusia y la Federación de Estados Independientes, Oriente Próximo y Corea del Sur, según precisa el equipo del gurú de la crisis Nouriel Roubini.

Lourdes Casanova pone el acento también en otra cuestión muy ligada a la actual crisis financiera. "Los mejores de la clase, por así decirlo, son los que están sufriendo más. No sólo por la diversificación geográfica, es decir, la desaceleración se produce a la vez en varios frentes de negocio, sino porque, precisamente, sus buenas bases empresariales les han permitido acceder a productos financieros muy sofisticados, como los derivados, que ahora les están pasando factura".

La crisis también ha puesto en evidencia la dificultad de estas empresas para atraer recursos humanos en lo que se refiere a directivos "porque muchas veces los más preparados prefieren trabajar fuera del país o, si se quedan, prefieren hacerlo en multinacionales ya consolidadas", aclara el profesor Guillén.

Pese a las dificultades del momento, no cabe duda -como dice el jefe del Gabinete de Barack Obama, Rahm Emanuel- de que "nunca se debe desaprovechar una crisis". Y eso es lo que están haciendo algunas multinacionales. Sus planes de crecimiento vuelven a tener un carácter más regional para aprovechar las oportunidades que se presentan. Es el caso de Luksic, que vendió su participación en el Banco de Chile a Citigroup por una generosa suma y que acaba de recomprarlo al actual valor de mercado, obteniendo una sustancial plusvalía en la operación. Otras empresas han optado por las fusiones también regionales, como la del brasileño Unibanco -eterno candidato a ser comprado por una entidad española-, que finalmente se ha fusionado con el también brasileño Banco Itaú.

Pero habrá que esperar un nuevo salto. Dado el superávit de ahorro de sus países de origen, sobre todo en Asia, y que estas economías están capeando mejor la crisis que sus homólogos occidentales [ver la información de la página 7], es previsible que se produzca una nueva ola de fusiones y adquisiciones por parte de multinacionales emergentes hacia las empresas de los países más desarrollados que más seriamente se han visto afectadas por la recesión, como ya sucedió con la compra de Arcelor por el gigante indio Mittal o la que el grupo Tata hizo de Jaguar y Land Rover. Aunque son operaciones que no se han llegado a concretar, en España hemos visto de cerca cómo la petrolera rusa Lukoil se interesaba por tomar una participación significativa en Repsol y también cómo algunas petroleras chinas mostraban interés por tomar una participación o incluso el control de su filial argentina YPF.

"Hay muchas multinacionales emergentes que invierten en otros países similares o, incluso, menos desarrollados. De hecho, muchas de ellas comienzan su expansión internacional de esa manera. Pero también hemos presenciado inversiones y adquisiciones importantes en países desarrollados", explica Mauro Guillén. "He aquí una característica importante [de las multinacionales emergentes]. Se trata de empresas que saben invertir tanto en países más desarrollados que el suyo como en otros que lo están menos".

Ésa parece ser la nueva etapa en la que nos encontramos y la que puede cambiar el escenario económico internacional. Lo que Lourdes Casanova llama globalización 3.0. "No se trata sólo de que estas empresas hayan tenido éxito en el entorno creado, es decir, en la relación Sur-Norte, por decirlo de manera metafórica. Sino que estas empresas están desarrollando de forma creciente una relación Sur-Sur que puede condicionar el entorno global", asevera.

Sin duda, es ahí donde China gana aún más protagonismo, al menos inicialmente. Sus fuertes inversiones en África para garantizarse el abastecimiento de materias primas en el futuro han llenado titulares en el último año. Desde abril pasado, China se ha convertido en el primer socio comercial de Brasil, sustituyendo a Estados Unidos, y ha sido China la que ha financiado en parte la exploración que ha llevado a cabo Petrobras en el campo de Tupí y que ha situado a Brasil entre los países con mayores reservas probadas de petróleo del mundo. Los intereses del gigante asiático en la región son tales, que China se ha incorporado como donante al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) desde el pasado mes de enero.

Pero las relaciones Sur-Sur tienen muchos más protagonistas. Un claro ejemplo es la empresa de telecomunicaciones egipcia Orascom, que, partiendo de un monopolio de facto en su mercado, ha aprovechado su escala y su experiencia para adentrarse en mercados donde las multinacionales de los países desarrollados han descartado ir por su escasa rentabilidad, como en el caso de Irak.

El profesor Guillén sostiene que más que por su condición de emergentes hay sectores donde estas multinacionales cuentan con claras ventajas (automóviles, electrónica de consumo, maquinaria industrial y metalúrgica) y sectores donde tienen mucho más difícil desarrollarse y hacerse con el liderazgo (aparatos de medición, servicios financieros, infraestructuras, alimentos procesados y artículos de cuidado personal).

En todo caso, la economía global puede estar en puertas de un cambio fundamental de lo que han sido sus bases hasta el momento. Un mundo donde la presencia incuestionable de las multinacionales occidentales se vea amenazada por multinacionales emergentes, o donde los nuevos hábitos de consumo de unas economías en fuerte crecimiento sean satisfechos por productores locales o regionales. Las principales empresas españolas han cimentado su éxito como multinacionales en la apuesta por Latinoamérica y algunas de ellas, como el BBVA o Telefónica, han puesto un pie en China conscientes del inmenso potencial del país.

Todos esos cambios no deben pasarse por alto, dadas sus consecuencias económicas y políticas. Nicholas Véron, experto en mercados de capitales del think tank europeo Bruegel, advierte de las importantes consecuencias que tiene el rápido crecimiento de las multinacionales emergentes. Sobre todo porque desde la segunda mitad del siglo XX, los nuevos campeones globales corporativos han surgido principalmente en Estados Unidos y, de forma creciente, en los países emergentes. La práctica ausencia de nuevas corporaciones globales de Europa y Japón -explica Véron- frena el desarrollo económico de estas últimas regiones y, con ello, el desarrollo económico de sus ciudadanos y el bienestar del que gozan sus sociedades.

Tampoco es algo que vaya a suceder de la noche a la mañana, porque no hay que olvidar que los niveles de los que se parte para comparar el crecimiento son muy bajos y que sus sociedades de origen presentan, pese a ello, niveles de pobreza muy elevados. "Los emergentes aún están lejos de ganar el liderato; hay sectores donde lo veo muy complicado, como los productos de gran consumo diferenciado, pero sin duda van a sentar nuevas bases económicas y empresariales a nivel global", sentencia el profesor Guillén.

Miles de coches listos para su venta en la planta de Tata de Pune, al sur de Bombay (India).
Miles de coches listos para su venta en la planta de Tata de Pune, al sur de Bombay (India).REUTERS

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