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Reportaje:Las vacaciones de la recesión

El turismo rural esquiva la crisis

Las casas llenan los fines de semana a costa de rebajar precios

El turismo tampoco se quedará al margen de la recesión. Tanto los viajes urbanos a Barcelona como el sol y playa se resentirán por la recesión que sufren varios de los principales países emisores de turistas, como el Reino Unido y Alemania. Pero muchos turistas catalanes dejarán de pasearse este verano por Hyde Park, en Londres, y de retratarse junto al Coliseo, en Roma. Las casas rurales se están beneficiando de las escapadas cortas que realizan los locales. Estos establecimientos esperan salvar los muebles, pero a costa de rebajar precios y llenar sólo los fines de semana.

TARRAGONA

Ofertas para llenar

Las cerca de 250 casas rurales de la provincia aguantan el tipo, puesto que la ocupación sólo caerá el 5%. "Habrá menos clientes que otros años, pero siguen moviéndose en cifras elevadas", apunta Octavi Bono, responsable del Patronato de Turismo de Tarragona. El milagro viene de casa: el 95% de los clientes del turismo rural en Tarragona serán catalanes que veranearán en Cataluña, cuando en 2008 la cifra se movió alrededor del 80%.

La mayor afluencia de catalanes salvará la temporada, pero no evitará que la crisis haga tambalear el sector. Los clientes, conscientes de la alta competencia y con un bolsillo apurado, han desempolvado viejas tácticas de ahorro: vuelven los regateos en recepción y reclaman ofertas.

Ángeles Boronat, tarraconense de 38 años con el marido en paro, ilustra la tendencia. En enero planeó un verano que incluía un viaje a Rusia y una ruta por el Volga; en marzo lo rebajó a una visita a la región de la Toscana, pero al final está pasando los días en una casa rural de L'Espluga del Francolí. "Hemos ido recortando el presupuesto hasta quedarnos aquí, tan cerca de casa. Pero es precioso, seguro que volvemos. Aunque mi marido encuentre trabajo", dice.

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Ángeles jamás habría llegado aquí de no ser por la crisis. La Tarragona interior sigue eclipsada por Salou o Miami Playa. Las cifras evidencian el desequilibrio: las 2.300 plazas de turismo rural palidecen ante las 160.000 camas apostadas en primera línea de mar. "Las casas rurales pueden ser el producto refugio del sector, pero apenas tienen peso en Tarragona", afirman en el patronato. Y ello pese a que el modelo turístico emite señales de agotamiento.

GIRONA

Estancias más cortas

Para Pilar es casi ya una liturgia. Cada verano reserva una semana en julio y otra en agosto para irse al Mas Ametller, una casa rural en Fontcoberta, un pequeño municipio que depende de Palau-Sator (289 habitantes). Ella, junto a su marido Gayetà, su hija Ana y su cuñada, también Pilar, se instalan en este rincón, en el interior del Baix Empordà, y se olvidan del mundo.

Es su lugar de vacaciones desde hace ya cinco años y no lo cambian, ni siquiera por la crisis. "Estamos como en casa", cuenta Pilar desde la masía típica catalana de piedra, construida en 1764. Girona es una de las provincias con más oferta de turismo rural junto con Lleida y, a pesar de los malos tiempos, las cifras de ocupación se mantienen. "El principal motivo es que no es demasiado caro. La gente puede comer en la casa y comparte gastos", explica la presidenta de Turismo Rural de Girona, Isabel Miquel. La previsión de ocupación del organismo para julio y agosto está en torno al 75% y el 85% en las zonas de costa, sobre todo en el Alt y el Baix Empordà, y el 70% y 60% en el interior. "Es una ocupación igual o muy poco por debajo de la de los últimos años", indica Miquel.

Sin embargo, Celi Rodríguez, propietaria del Mas Ametller, nota cambios en las rutinas de los turistas. "Antes la gente reservaba semanas, ahora piden menos días", explica. A pesar de todo, tiene lleno julio y agosto. Sus clientes son principalmente catalanes, de Barcelona y de la zona metropolitana.

En Girona, el 88% de los turistas que van a casas rurales son de Barcelona y del área metropolitana, según los datos de Turismo Rural. De éstos, la mitad son grupos de amigos; el 34%, parejas con niños, y el 16% restante, familias. "Con la crisis han aumentado los grupos de amigos porque comparten gastos y han disminuido las familias porque todo sale del mismo bolsillo", explica Miquel. Ocho de cada diez usuarios, además, prefieren alquilar una casa entera, en lugar de habitaciones sueltas, porque les sale más barato.Ahora el turismo rural supone el 36,6% de la oferta de Girona, frente al 54,4% de los hoteles y el 9% de los cámpings, según datos del Observatorio de Turismo de la Generalitat. "Irá a más", asegura la presidenta del Patronato de Turismo de Girona, Dolors Batallé. Tanto ella como el delegado de la Generalitat en la provincia, Jordi Martinoy, esperan que con la implantación del sistema de categorías (equivalente a las estrellas de los hoteles) el sector crezca.

BARCELONA

Temporada discreta

Las comarcas de Barcelona son las que contemplan con menos optimismo la temporada de verano. "Algunas casas rurales están teniendo graves dificultades para llenarse. Quien diga que no hay disponibilidad, ¡que venga aquí!", exclama Josep Maria Tàpies, responsable de La Miranda, en Vic, y presidente de la Asociación de Casas Rurales de Osona. La ocupación en el turismo rural de la comarca superaba de largo el 90% y alcanzaba incluso el 100% en los últimos veranos. Hasta 2008. El 10 de julio pasado, no alcanzaba el 70% en muchas de ellas.

La demanda existe, y mucha, para el fin de semana. Pero peticiones para dos días no son lo mismo que las que abundaban hasta ahora, de siete días como mínimo, con el agravante de que, si otros visitantes deciden apuntarse a última hora al agroturismo para un periodo largo, pueden hallarse sin casa porque el fin de semana sí hay muchas completas.

La reacción del sector es apostar por los precios atractivos. "Sobre todo, vemos contención de precios y ofertas de paquetes atractivos", explica Albert Salvany, dueño de Mas Aixola, en Torrelles de Foix, y presidente de la Asociación de Casas de Payés del Alt Penedès. No pueden ir muy allá en el recorte.

"En el turismo rural ofrecemos precios muy ajustados. Por persona y noche te puede salir a 25 euros. Y si te quedas toda la semana, incluso a 19 euros", se justifica. Pero otros años, en temporada alta, el precio era de 30 euros por persona y noche. "Durante la semana está más flojo.

"No sabemos qué harán los extranjeros, que en nuestro caso representan sólo el 15% del total de clientes y que sobre todo suelen venir de Francia y del Reino Unido. Pero en todo caso, la temporada ha arrancado más floja que la anterior y que la de 2007, aunque mi establecimiento va bien", señala Carles Barclons, gerente de La Polvoreria, en Bigas i Riells, y presidente de la Asociación de Turismo Rural del Vallès. Todos coinciden: la gente cada vez reserva más tarde y eso descuadra las previsiones del negocio.

LLEIDA Optimismo moderado

Entre el Pirineo y las comarcas del llano hay 3.929 plazas repartidas en 560 casas, un tercio de la oferta catalana. El presidente de la Federación de Casas de Turismo Rural, Josep Lluís Farrero, es optimista, pero con moderación, sobre la ocupación que registrarán este verano los establecimientos. En los últimos días, asegura, han aumentado las contrataciones, y la ocupación será del 45% en julio, del 75% en agosto y del 40% en setiembre, similar a la de 2008.

Todas las comarcas de Lleida, excepto el Segrià, ya cuentan con una asociación de turismo rural, y la Diputación ha editado una guía sobre estos alojamientos. El presidente de esta institución, Jaume Gilabert, asegura que el turismo rural ha sabido poner en valor la actividad agraria. "El éxito", añade, "es el trato humano que reciben los clientes que practican esta manera de hacer turismo".

Información elaborada por Ferran Balsells, Rebeca Carranco, Ariadna Trillas y Lluís Visa.

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