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'Burlesque' con tatuajes

El reinventado cabaré con 'strip-tease' y contorsionismo se asienta en Madrid

Patricia Gosálvez

El trasero carmesí de Cherry Lovett se contonea entre las mesas. Enfundada en un ajustado dos piezas de satén, con un perfecto peinado platino, la rubia guía a los invitados a su asiento. La escena perece sacada de un antro de película en blanco y negro, pero transcurre una noche de junio en el club Charada (Bola, 13). A la acomodadora de The Genuine Burlesque Show (así se llama el sarao, de función única) le delatan sus tatuajes y el piercing que le atraviesa la nariz. De día Cherry es estilista; de noche, forma parte de la escena burlesque: "Siempre me ha gustado la estética de los treinta, cuarenta y cincuenta, y ahora que hay más fiestas de este rollo por fin puedo salir así sin ser la rara".

"Es el poderío de la carne; huele a látex, a fetichismo", dice el presentador

En esta sala, esta noche, no es la rara. Entre el variopinto público "hay mucho fifties y gente más glam, luego están modernos fashion que la cagan interpretándose y la gente normal". Palabra de Cherry. No es necesario ser estilista para distinguir los fenotipos. Tamara, ilustradora de 23 años, es un clon de Betty Page, la reina del burlesque y diosa de las pin-ups: perfecto flequillo negro (se lo recorta cada día) a juego con rabillos simétricos, vestido de cerezas y tacones altísimos. "Me hubiera gustado nacer en los cincuenta, pero las modas vuelven... aunque esto no es sólo una estética, es una cultura". El atuendo de Marisa Falcón, coolhunter (cazadora de tendencias) de 32, es más de quita y pon. "Me he interpretado como Rizzo, la mala de Grease", dice con onda en el pelo, pantalones pirata y los hombros al descubierto. Fuera de lugar (el pelo suelto con mechas rubias y camisetas vaporosas en tonos claros) Cristina y Ana, abogada e historiadora del arte, admiten que vienen "de panolis". "¿Betty quién?", dicen, entretenidas con la fauna del local.

En el escenario el matrimonio Charriot, ella en lencería y él en traje, hacen magia. El burlesque, con raíces en la comedia del arte, fue cambiando de forma desde la época victoriana, donde era una parodia musical. Ya en el siglo XX, en los music halls de Estados Unidos, se conformó el género que ha llegado a nuestros días: una mezcla de cabaré y vodevil, con música, magia, contorsionismo y un strip-tease final. Todo con una pátina de humor picante. En los noventa surgió el neo burlesque, pero hasta que Dita von Teese se paseó del brazo de Marilyn Manson por el mundo, el género no saltó del underground al gran público.

La Dita española se llama Vinila von Bismark y es la estrella de la noche. "En Madrid hay garitos que incluyen actuaciones con inspiración burlesque, pero nadie hace estas galas tan completas, con un concepto detrás, maestro de ceremonias y todo", dice la lideresa de Krakovia. Antes de salir a escena, Mambo Tabú, en quimono y con labios de purpurina roja, la presenta con un monólogo grandilocuente: "Esta es la fiesta del poderío de la carne, aquí huele a látex, a fetichismo, a humo... Os vamos a hacer viajar en el tiempo". Vinila aparece enfundada en un vestido de unos 1.000 euros, que le han diseñado en el atelier madrileño de Maya Hansen y canta Fever acompañada de dos coristas masculinos que le llegan por la cintura. El público se entusiasma. Acodado en la barra, el fotógrafo Alberto García Alix pone el punto crítico: "Ella es estupenda, pero a mí esto del enano por el enano...", suspira aburrido, "no huele a nada".

En el Yas'ta transcurre otro tipo de espectáculo burlesque: Viva Las Vegas Club (todos los jueves). Aquí no hay invitaciones VIP, cócteles ni mesitas y huele a garito rockero. En la sala, público malasañero, es decir, lo que va cayendo. "Los enanos salen carísimos", dice el maestro de ceremonias, Rafa Pascual, 30 años, con un disfraz de Elvis. Presenta a su chica, Lady Dramakuin (Susana Guerrero, 33), que hace un tierno strip-tease en el escenario vacío. Tierno significa que priman los guiños picantes, el postureo retro y que no hay partes íntimas a la vista. Las bailarinas burlesque no enseñan el pubis y suelen llevar pezoneras que hacen girar con más o menos éxito. Pruébenlo, no es fácil. "Una starlette de burlesque se desviste, no se desnuda", dice Guerrero, "la provocación tiene más importancia y las bailarinas suelen tener cuerpos más reales".

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Para el lego, parece un strip-tease pensado para las mujeres tanto como para los hombres. De hecho, la pareja Elvis-Dramakuin organiza hoy la primera fiesta Lady Billies, en el Soul Station, "donde las mujeres serán las protagonistas". El burlesque lo pondrá Miss Blancanieves, alter ego de Alessia Bertocci, 24 años, agente de viajes. "En el último año ha habido un boom", dice, "tengo un dúo de baile, The Imperialettes, y ahora nos llaman más". Su objetivo no es conquistar a los hombres: "Eso es muy fácil; lo que me emociona es llegar a las chicas".

En Charada, Vinila está lista para su desnudo final. Los "pequeños", como ella los llama, la persiguen tropezando por el escenario y le quitan el corsé. "Lo importante es la picardía y la interpretación, no el cuerpo", dirá Vinila luego. De vuelta en el escenario, su coreografía es perfecta y su estética, espectacular: una mezcla posmoderna de atuendo de entreguerras y físico del siglo XXI. Acaba de puntillas tapándose con un abanico de plumas. Al fondo, hasta García Alix sonríe.

Lady Billies. Hoy, en Soul Station. Cuesta de Santo Domingo, 22.

Viva Las Vegas Club. Sala Yas'ta, calle de Valverde, 10. Todos los jueves.

El espectáculo de la reina madrileña del <i>burlesque,</i> Vinila von Bismark, en la sala Charada.
El espectáculo de la reina madrileña del burlesque, Vinila von Bismark, en la sala Charada.CLAUDIO ÁLVAREZ

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Sobre la firma

Patricia Gosálvez
Escribe en EL PAÍS desde 2003, donde también ha ejercido como subjefa del Lab de nuevas narrativas y la sección de Sociedad. Actualmente forma parte del equipo de Fin de semana. Es máster de EL PAÍS, estudió Periodismo en la Complutense y cine en la universidad de Glasgow. Ha pasado por medios como Efe o la Cadena Ser.

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