"Quiero hacer de mi casa una mesa donde todos tengan voz"

Carlos Osoro (Castañeda, Cantabria, 1945) ha traído nuevos aires al palacio arzobispal. En los tres meses que lleva al frente de la Iglesia valenciana dice sentirse "muy acogido" y ha demostrado que se puede mantener un discurso de firme ortodoxia con un talante amable y próximo. Ayer, mantuvo una conversación con este diario.

P. ¿Cómo ha encontrado el arzobispado?

R. Encuentro una Iglesia muy viva que muestra la realidad actual de una Iglesia en marcha.

P. En su toma de posesión fue muy comentado su uso del valenciano y el abrazo que dio al obispo Rafael Sanus [enfrentado al anterior arzobispo, Agustín García-Gasco]. ¿Son simples gestos o los primeros pasos de una línea de actuación?

"Sería absurdo que no abrazara a quien admiro y quiero, como Rafael Sanus"

P. Todo ello responde a mi manera de ser y de vivir. Me encuentro en una archidiócesis en la que muchos hablan una lengua y tenía obligación de decir algunas palabras en ella por respeto y consideración. Y porque era una forma de transmitir que quería aprenderla. El gesto de dar un abrazo a un hermano es normal. Sería absurdo que no abrazara a quien admiro y quiero de verdad como Rafael Sanus, que ha hecho mucho por esta archidiócesis.

P. ¿No son sólo guiños?

R. Es mi manera de ser, que quiero vivirla así siempre.

P. ¿También responde a su manera de ser la rápida resolución del conflicto con el CEU-San Pablo [enquistada con García-Gasco, quien amenazó con desahuciar al colegio y la universidad de las naves que ocupan en el seminario de Montcada]?

R. En una familia puede haber roces , pero hay que superarlos en el momento que te das cuenta de que existen. He intentado dar una solución rápida para que la familia de la Iglesia viva como tenga que vivir.

P. ¿Cómo será su convivencia con su predecesor, el cardenal Agustín García-Gasco?

R. Debe ser normal y tener los mismos signos de fraternidad que debe vivir la Iglesia. Así lo viviré siempre y lo promoveremos entre los dos.

P. Usted se ha reunido con sacerdotes, como el Grup dels Rectors del Dissabte, que está en las antípodas de su antecesor.

R. En mi ministerio y en mi casa, si algo tiene que hacer un obispo es tener una mesa donde se puedan sentar todos. Yo quiero hacer eso de mi ministerio y mi casa. Y que todos puedan tener voz para decirme lo que crean conveniente, así como tener yo la libertad de decir lo que debo en cada momento.

P. ¿Se considera un obispo del ala conservadora de la Conferencia Episcopal Española?

R. Si ser fiel a la sucesión apostólica; al papa Benedicto XVI y antes a Juan Pablo II; ser un hombre de comunión con todos los demás obispos; avalar la doctrina de la Iglesia y el catecismo... si a todo eso se considera ser avanzado, yo soy avanzado. Y si es ser conservador, soy conservador. Fundamentalmente quiero ser y me considero hombre de Iglesia. Radicalmente, con todas las consecuencias. Si me encasillan en un lugar, depende de donde se sitúe uno u otro.

P. ¿Cuáles son sus principales objetivos?

R. Hemos marcado unos acentos que me parecían prioritarios. Por ejemplo, hablar de las vocaciones sacerdotales; acercarme a la juventud; destacar la labor de Cáritas Diocesana en un momento de crisis económica o defender la cultura de la vida. Jesucristo fue el creador de la cultura de la vida, y yo asumo con todas las consecuencias esa forma de entender la vida.